Cierra al salir | Paco Álvarez

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Pasada la resaca de las elecciones y después de celebrar el triunfo de la libertad y de la democracia, todos nos hemos quedado festejando también el final del tal vez peor político que ha dado nuestro siglo, y eso que ha dado muchos malos.

Su eslogan de campaña decía “que hable la mayoría” y la mayoría habló: El noventa y tres por ciento de los electores no le votaron. El 93%. Nadie se creyó sus mentiras, nadie se tragó la pantomima de la lucha contra el fascismo y de las amenazas de nenazas. Casi resulta llamativo que algunos madrileños le llegaran a votar, dando por buena la subida de impuestos, la inane capacidad de proponer algo bueno para Madrid, el odio que trajo para instalarse… El testamento político de este señor se resume en que Serigne Mbaye Diouf, un mantero que califica a nuestra sociedad como racista, va a sentarse como diputado en la Asamblea de todos los madrileños, negando así su propio argumento principal.

Dicen que “a enemigo que se va, puente de plata”. En este caso, su puente es literalmente de más de cinco mil euros al mes. Y no se va porque tenga algo de dignidad, sino porque parece un crío que si no gana, se lleva el balón. Se cansó de ver series mientras era vice y ahora, como no le hemos elegido, como no nos cae bien, pues no nos ajunta y se larga. Pues adiós. Nos dejas siete años de ascenso del comunismo, del odio, del guerracivilismo, de Franco, de la violencia, tanto la de tus “hombres de paz” como la de tus empleados enviados o no a Vallecas a tirarle piedras a la policía… Vallecas, donde por cierto, en la Villa no le ha votado el 90% del censo y en Puente de Vallecas, tampoco le ha votado el 85% de los electores. Es decir, que ni allí te quieren. Normal que te pires. Adiós.

No sé quién te cogerá la mano Pablo, para que no salgas de este Estudio como saliste del debate torticero de la SER. No sé cómo te creíste tan por encima del bien y del mal como para pensar que bastaba tu sola presencia y el anuncio de tu desembarco, apartando a una mujer de su cargo, para engañar a todos los madrileños que llevamos tiempo viéndote venir. Insultaste a todos y cada uno de nosotros. Insultaste hasta a nuestros exiliados comparándolos con Puigdemont, nos amenazaste con impuestos, con comunismo, (con dos cojones), República, separatismo, violencia, guerra civil y has obtenido la cosecha de lo que sembraste.

Nunca entendiste de qué va Madrid. En Madrid cabemos todos. En nuestra ciudad, todos podemos ser nosotros mismos, ser libres. Cabemos todos, todos menos los violentos. No nos gustan. Incluso hace doscientos años los tuvimos que expulsar a navajazos. Muchas veces Madrid en su historia apostó por los perdedores, o por los equivocados… muchas veces el terrorismo vertió con saña nuestra sangre en las calles, pero nunca nuestra ciudad, nuestra comunidad, aceptó a nadie que quisiera dividirnos, enfrentarnos. Incluso en plena guerra civil se celebraban partidos de futbol entre ambos ejércitos por allí por la Casa de Campo. Se intercambiaban cartas y recados de lado a lado del frente…

No nos gustan las amenazas, ni las que según esto recibiste tú tan oportunamente, ni las que proferiste desde tus vitriólicas tribunas cada vez que abrías la boca. Decías, Pablo, que nuestra democracia era mejorable. Pues yéndote, la has hecho mejor. Gracias por largarte con viento fresco. Habló la mayoría. Y la mayoría, lo siento, no te quiere.

No te ha ido tan mal. De un pisito en Vallecas a un Chaletón. De una coleta a un moño enlacado. De aprovecharte del 15 M a aprovecharte de quienes te votaron pensando que te quedarías a luchar por ellos. Mejor así. Mejor que te hayas ido. Se respira mejor. Cierra por fuera y no vuelvas. Tanta gloria lleves como paz dejas. Cierra al salir.

Paco Álvarez | Escritor

1 comentario en «Cierra al salir | Paco Álvarez»

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