Así se fraguó la “operación huida” de Pablo Iglesias

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El ya ex líder de Podemos acelera su salida tras su fracaso personal en Madrid, aunque en los últimos días él mismo y su partido analizaban que su “figura estaba desgastada”.

Era un camino previsto, pero sin fecha definida en el corto plazo. Fue el fracaso de la confianza en el “efecto Iglesias” este 4-M en Madrid la que llevó a apresurar la operación salida. El ex vicepresidente segundo Pablo Iglesias llevaba meses barruntando la necesidad de acometer un cambio de gran calado en la formación tras analizar que su figura al frente de Podemos no sumaba ni contribuía en los últimos tiempos, después de estar encarnada en su persona el liderazgo de un partido que llegó aupado por el 15-M para acabar con el bipartidismo y condicionar los gobiernos de izquierda, tanto a nivel autonómico como estatal.

Iglesias comenzó la operación salida hace casi dos meses. El pasado 15 de marzo abandonó el Gobierno de coalición con dos objetivos; uno evitar la desaparición de su partido en Madrid tras sus malos resultados en 2019 y dos, iniciar el relevo de liderazgo en Podemos, facilitar la transición a la nueva vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, como líder de Unidas Podemos, con el fin de aglutinar bajo su nombre a las fuerzas hermanas del cambio.

El propio Iglesias llevaba desde el verano estudiando su sucesión con su equipo más cercano desde la dirección nacional. Más aún tras el inicio del Gobierno de coalición y después de que fuera la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, la titular de Gobierno dentro de la cuota morada más valorada por su trabajo incansable durante la pandemia y tras liderar el acuerdo de los ERTE con la patronal, o la subida del Salario Mínimo Interprofesional, entre otros.

En los últimos días, el ex vicepresidente ya había analizado este escenario, el de preparación de su salida. En una entrevista la pasada semana en “Corriere della Sera” reconocía que su “figura está desgastada” y en varias ocasiones ha encumbrado a la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo a reemplazarla como líder de Unidas Podemos en el Gobierno y como candidata a las futuras elecciones nacionales. “Aporta más votos” que él, repetía.

No fue hasta la llegada del adelanto electoral en la Comunidad de Madrid cuando se precipitaron los pasos a transitar que hoy culminan con la salida apresurada de Pablo Iglesias. A pesar de mejorar sus resultados en la Comunidad de Madrid -pasó de siete escaños a diez- el efecto deseado, el de la experiencia de un ex vicepresidente como cabeza de lista no convenció a los madrileños anoche. El candidato de Unidas Podemos decidió entonces dimitir de inmediato de todos sus cargos en la política, lo hacía tras reunir a su ejecutiva en la sede de Madrid, desde donde seguían los resultados electorales. Analizó que “Madrid había votado diferente” y que su figura “no contribuía ni sumaba” en la izquierda. Este es su verdadero fracaso, el candidato que se presentó para liderar el cambio autonómico en la Comunidad de Madrid no consiguió su objetivo. A pesar de una campaña dedicada a la hipermovilización del cinturón rojo de Madrid, estos barrios dieron una respuesta incontestable; votaron a Isabel Díaz Ayuso. Los votos que obtuvo el morado no fueron suficientes para apuntalar la suma de izquierdas, sumado al batacazo sufrido por los socialistas en Madrid que pasan a tercera fuerza política. Es Más Madrid quien sorpassa al PSOE, no Unidas Podemos.

(Rocío Esteban. Diario La Razón)

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