Bruselas admite que no sabe el impacto en las emisiones, el medio ambiente o los precios de la «carne cultivada en laboratorio»

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El sectarismo es tal que aunque desconoce su impacto, aún así, no solo las promociona sino que ataca las carnes naturales de los animales.

La polémica sobre estos falsos alimentos sintéticos va más allá de la seguridad y los Estados miembros han planteado «cuestiones éticas, socioeconómicas y ambientales».

La comisaria de la UE Stella Kyriakides ha abordado recientemente uno de los graves problemas a los que se enfrentan los agricultores: las continuas trabas a su actividad y explotaciones bajo la sombra de un intento evidente de suplantación de los alimentos naturales por, en su caso, la sintética o de laboratorio – no se la puede llamar carne porque no lo es-. Y la responsable del área en Bruselas ha tenido que admitir que «por el momento, los datos sobre la carne cultivada en el laboratorio son escasos y no permiten evaluaciones significativas en áreas clave como las emisiones, el medio ambiente o los precios». Esto es, aunque Bruselas desconoce su impacto y sus consecuencias para la salud, aún así, no solo las promociona sino que ataca las carnes naturales de los animales. Es lo más parecido a

Kyriakides ha discutido este tema a iniciativa de Austria, Francia e Italia. No de España, pese a las demandas de los ganaderos españoles de abordar este asunto por el ataque a las granjas. Es obvio, el gobierno de Sánchez está claramente con la agenda 2030 y en contra del sector primario

Incongruencias sobre la seguridad de estos productos sintéticos

Según Kyriakides, por una parte asegura que «los nuevos alimentos se someten a una exigente evaluación nutricional y de la seguridad previa a la comercialización por parte de científicos independientes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria».

Pero pese a estas grandilocuentes palabras, la comisaria tuvo que admitir que, «por el momento no hemos recibido ninguna solicitud para autorizar la carne cultivada en laboratorio como nuevo alimento«. «A petición de la Comisión, la Autoridad está revisando ahora su orientación sobre nuevos alimentos, introduciendo disposiciones de última generación para la evaluación de la seguridad y la nutrición de los alimentos cultivados en laboratorio y basados en células», explicó la representante de Bruselas.

Cuestiones éticas, socioeconómicas y ambientales

Pero la polémica sobre estos alimentos va más allá de la seguridad. Los Estados miembros han planteado «cuestiones éticas, socioeconómicas y ambientales en su nota y estas son cuestiones legítimas que pueden ser parte del proceso de toma de decisiones para las autorizaciones de nuevos alimentos», señaló la comisaria de la UE.

Y Kyriakides tuvo que admitir que faltan datos para evaluar el impacto de estos productos sintéticos de laboratorio. «Los datos y la evidencia, como siempre, serán la base de nuestro trabajo. Y sabemos que, por el momento, los datos sobre la carne cultivada en el laboratorio son escasos y no permiten evaluaciones significativas en áreas clave como las emisiones, el medio ambiente o los precios».

Pero a pesar de ello, Bruselas, de acuerdo con la agenda 2030, ha apostado por lo sintético y en contra la carne natural. Y es que hay mucho intereses globalistas en juego y los intereses de los europeos no están entre ellos.

(Fuente: Carlos Cuesta/ Libertad Digital)

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