Aunque en febrero de 2022 se han hecho casi un 10% menos de contratos totales (indefinidos y temporales) que en el mismo mes de 2020 justo antes de comenzar la pandemia, la contratación indefinida ha dado un salto como consecuencia sobre todo de la desaparición del contrato temporal por obra y servicio (generalizado en algunos sectores como la construcción) y de la limitación del relativo a circunstancias de la producción. Este incremento tiene muchos matices.
En todo caso, febrero es un mes propicio para el empleo y se han realizado 316.841 contratos indefinidos. Pero, se debe al traspaso de la precariedad del empleo temporal al indefinido ya de lo que de verdad ha aumentado son los contratos fijos a tiempo parcial (muchos trabajadores aceptan un puesto por horas porque no encuentran otra cosa) mientras que desciende el empleo con jornadas de ocho horas diaria en términos relativos. De esta forma, los contratos fijos parciales, de los que se olvidaron los agentes sociales y el Gobierno en la nueva reforma, se están convirtiendo en la contratación más extendida y en la estrella del ‘nuevo empleo’.
Traslado de la precariedad
Por tanto, la precariedad de los empleos temporales se está trasladando ahora a los trabajos fijos ya que, además, muchos de estos contratos proceden de conversiones de temporales en indefinidos al concluir los límites de acumulación en su duración. Es decir, si muchos trabajadores tenían antes una jornada completa eventual, ahora la tienen indefinida pero sólo es por unas horas, lo que redundará en las cotizaciones y en el sueldo. En diciembre, un mes antes de la reforma, el 64% de los contratos fijos tenían jornada completa y el 36% parcial. En sólo dos meses el porcentaje de empleo fijo parcial ha subido en casi diez puntos, los mismos que ha descendido la contratación con jornada completa.
Esos 316.841 contratos indefinidos totales realizados en febrero (la mayoría son baratos porque más de un tercio se ha hecho a menores de 30 años) representan el 21,9% del total de la contratación frente al 15% del mes anterior y el 11%, por ejemplo, de diciembre antes de la reforma. Pero, sólo 214.447 son iniciales. Por tanto, sólo el 14,8% del conjunto de los contratos es realmente empleo inicial que se ha contratado directamente y que no procede de conversiones de temporales. De estas conversiones precisamente proceden otros 102.394 contratos, que representan siete puntos del total de la contratación hasta alcanzar ese 21,9% global.
(Con información de Voz Populi)