Antifa y BLM incrementan la violencia en EEUU y atacan a ancianos, familias y niños

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Antifa y Black Lives Matter han aumentado la violencia estos días en Estados Unidos. Los votantes republicanos están viviendo una ola de represión en las calles por parte de la izquierda radical, que señala y ataca a todo aquel que lleve un distintivo, camiseta o gorra donde se lea MAGA (Make America Great Again), Trump, o simplemente, ondee una bandera estadounidense. Recaerá en ellos todo el odio de la turba, cada vez más furiosa.

La violencia que aplican estas organizaciones marxistas se recrudeció este pasado fin de semana. Miles de manifestantes salieron a protestar contra lo que consideran ya un flagrante caso de fraude electoral. En Washington DC la protesta transcurría pacífica y el ambiente era festivo, tal y como se pudo ver en la retransmisión en directo que hicieron algunos canales y usuarios en Internet. Sin embargo, al atardecer, los seguidores de Trump vivieron brutales agresiones e incluso palizas en las calles.

La extrema izquierda andaba desatada. Pero ninguna de estas duras imágenes que aquí se muestran han sido vistas en el mainstream mediático. Los medios generalistas pro-Biden han cortado secuencias y han pasado por alto el asalto acometido por los grupos de Antifa BLM. Descripciones como «polarización de la sociedad» son las más acuñadas para ocultar la barbarie y el vandalismo de estas milicias organizadas, las cuales perpetran ataques continuados a los ciudadanos que no comulgan con su ideario.

Y hay que decir que, en la cacería de partidarios de Trump, los radicales ya ni distinguen. Familias, niños y adolescentes se han visto acorralados y han sido agredidos. Patadas, insultos, escupitajos, coros alrededor de las víctimas, empujones y lanzamiento de cristales dejaron a cientos de heridos por el camino. El calvario de las víctimas rodeadas era grabado en vídeo con orgullo por los que se definen como antifascistas y seguidores de Biden. Las escenas ponen los pelos de punta.

En una de las grabaciones se puede ver a una mujer negra, seguidora de Trump, con sus hijas y un bebé en el carrito. A su lado la acompaña un hombre blanco con la bandera de Gadsden, ligada al libertarismo americano. Caminan rápido. Los persiguen varios izquierdistas llenos de rabia. La niña termina en el suelo debajo del hombre que recibe un empujón y tiene que defenderse como puede de las bandas que van detrás de ellos, dispuestas a arrebatarles las banderas y distintivos.

Finalmente la policía tiene que proteger a las menores detrás de una valla. Las pequeñas lloran y los extremistas con camisetas de BLM graban y siguen impasibles insultando.

En varios puntos del país, otras familias huyen despavoridas de los numerosos anti-Trump, que se distinguen por ir siempre tapados con capuchas y pañuelos para no ser identificados. Les tiran objetos y les gritan. A muchos les queman la bandera. Un hombre con su bicicleta es tirado al suelo por una enorme masa de gente que le deja sin escapatoria. Ni los ancianos se salvan del odio de los izquierdistas.

Un joven seguidor del Partido Republicano yace ensangrentado. Es atendido por la policía, después de que le pegaran los Antifa fuertemente. Igualmente, a otro hombre, que ha caído inconsciente en mitad de la carretera, le propinan patadas en la espalda hasta que lo rescatan y se ven las profundas heridas. La víctima no puede ni sostenerse en pie.

Como bien recoge la periodista Vanessa Vallejo, en su crónica del diario El American, la pesadilla fue mayor al caer la noche. Una testigo explicó que «le recordaba a Venezuela y a los colectivos chavistas«. Y es que los votantes republicanos corrían peligro hasta cuando estaban sentados comiendo una hamburguesa. A una pareja le lanzaron objetos y un hotel tuvo que cerrar inmediatamente por los destrozos y las agresiones a sus clientes.

Cabe reseñar que los demócratas forman parte de la financiación económica de Black Lives Matter mediante su Fundación Act Blu. Joe Biden no ha condenado nunca con claridad estas revueltas del odio.

Lo que es evidente es que el terror y la ley del silencio que está imponiendo el movimiento izquierdista americano va a más. Buena prueba de ello fue el cierre nacional de los negocios. Sus propietarios blindaron con empalizadas de madera los escaparates el día de las elecciones americanas. Echaron la persiana para protegerse de los destrozos y robos de Antifa y BLM. Por si acaso ganaba Trump.

Recordemos lo que ya expresó Hawk Newsome, uno de los portavoces de Black Lives Matter en Nueva York: «Quemaremos este sistema si no se nos da lo que queremos«. Y por lo que se observa, lo están llevando a cabo. No contaban con que los republicanos iban a denunciar fraude electoral y esto ha elevado la histeria contra los disidentes pro-Trump. Pocos ya pueden salir a denunciar lo que creen que es una injusticia. Esas libertades parecen ser cosa del pasado. Al menos en Estados Unidos, y no olvidemos que el país es la avanzadilla de lo que acontece después en el resto del mundo.

(Elena Berberana. OK Diario)

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