Ahora sí que hay que preocuparse: Sánchez dice que no habrá cortes de gas

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España, la gran perdedora de la crisis del gas de Argelia: hay reservas para sólo 20 días

Pedro Sánchez acaba de asegurar a toda la población española que no habrá problemas de suministro de gas natural en plena etapa de frío y calefacciones. Pero a pesar de estas afirmaciones, los datos lo desmienten:  la previsión de entrada de gas por los gasoductos es nada menos que un 34,56% inferior a la del último invierno, esto es, casi un 35% menos para atender a una demanda prevista superior a la de la última etapa de frío.

Los datos figuran en el último reporte de situación de cara al invierno elaborado por Enagás. Es un informe del que dispone ya el Gobierno. Son datos que no encajan con el tranquilizador mensaje presidencial.

La cuenta atrás sigue el ritmo establecido. Este sábado, 30 de octubre, habrá sido el último día que esté en vigor el contrato firmado por Argelia Marruecos hace una década y que establece los términos del uso del gaseoducto Magreb-Europa (GME), que todavía es la principal fuente de abastecimiento de gas para España. El domingo ya se habrá girado la llave y solo será un conjunto de grandes tuberías sin nada en su interior.

El golpe para España es importante sobre todo porque se produce en un momento en el que el precio del gas se ha disparado y las previsiones de aumento del consumo para este invierno están cifradas por Enagás en el 8% sobre el invierno pasado. En 2019, el Medgaz bombeó gas a España por el 56% de su capacidad y el del Magreb, por el 36%. Trasladar todo el suministro a Medgaz podría no ser suficiente.

Además, España está negociando con Marruecos traspasar parte del gas que llegue al país a través del Medgaz al país alauí por el gasoducto que se va a cerrar el domingo.

Los dos países norteafricanos mantienen malas relaciones desde su independencia y se encuentran inmersos desde hace años en una auténtica carrera armamentística. El pasado 24 de agosto el Gobierno de Argel anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Rabat. Lo justificó en «los repetidos actos hostiles de Marruecos contra Argelia«. Poco después de este anuncio se dio a conocer que el acuerdo del gasoducto no se iba a renovar.

Argelia acusa a Marruecos de dar apoyo al MAK, el partido independentista que promueve la secesión de la región bereber de Cabilia –en el norte del país–, y al Rachad, un partido que aboga por instaurar un régimen islámico en el país. Dos formaciones que son consideradas como terroristas por Argel. Y, por si fuera poco, a ello se une la constante crisis abierta entre ambos países por el Sáhara Occidental.

El gaseoducto Magreb-Europa es un conducto de 1.400 kilómetros de longitud que parte del campo gasístico argelino de Hassi R´mel, se introduce en territorio marroquí durante unos 540 kilómetros, cruza el Estrecho de Gibraltar en un tramo submarino de 45 kilómetros, y florece en la provincia de Cádiz por Zahara de los Atunes. En ese punto distribuye el gas por los gaseoductos españoles y también hacia Portugal.

Vulnerabilidad energética española

La vulnerabilidad energética que está poniendo de manifiesto la crisis del gas argelino es algo que estaba anunciado. Los expertos geoestratégicos españoles llevan anunciándolo desde hace años. De hecho, cuando España decidió modernizarse en el aspecto geoestratégico y, al igual que los principales países del mundo, empezó a analizar sus vulnerabilidades presentes y futuras, el tema energético siempre ha tenido un apartado propio y  que depende en exceso de Argelia, principal proveedor de gas desde hace casi quince años. Según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en el periodo entre enero y junio de este 2021 el país norteafricano ha suministrado a España el 47,7 por ciento del gas utilizado en nuestro país.

Si a esto se une la falta de petróleo y las posiciones contrarios a cualquier tipo de prospección —como pasó en Canarias hace unos años—, la demonización de la energía atómica, la inconsistencia todavía de las energías renovables, y los altos costos que suponen los impuestos ecológicos, el acceso a la energía en España empieza a ser bastante complicado.

La Estrategia Nacional de 2013, la primera elaborada en España, recogía la importancia de la seguridad energética e, incluso, en su punto número 3, titulado «Riesgos y amenazas para la Seguridad Nacional», hacía alusión a la vulnerabilidad energética. Decía textualmente que «la actividad terrorista que se desarrolla en algunas zonas productoras de gas y petróleo naturales supone un factor de riesgo adicional para la seguridad energética«.

Este aviso fue recogido también cuatro años más tarde en la Estrategia de Seguridad Nacional 2017, que ya hablaba de la importancia de la «seguridad energética» en su introducción. El apartado propio de la «vulnerabilidad energética» recordaba específicamente, aludiendo al gas y al petróleo, que «el suministro energético es clave para un país como España, que depende para su abastecimiento en gran medida de zonas como África del Norte o el Golfo de Guinea», que tienen una «importante inestabilidad geopolítica».

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