El proyecto de la izquierda globalista está en marcha, y ya ni siquiera intentan ocultarlo. Durante años, han negado la existencia del Gran Reemplazo, desestimándolo como una teoría conspirativa. Sin embargo, ahora lo promueven abiertamente, como lo demuestra el reciente discurso del líder de extrema izquierda francés, Jean-Luc Mélenchon recogido porRemix News. En un acto sin precedentes, el político francés ha llamado explícitamente a la «criollización» de Francia, una sustitución de la población original por una nueva generación de razas y culturas mixtas.
Un plan premeditado: de la inmigración masiva al reemplazo cultural
La estrategia ha sido clara: primero, han promovido una inmigración masiva, tanto legal como ilegal, desmantelando las fronteras y destruyendo la soberanía de las naciones europeas. Ahora, dan un paso más y hablan sin ambigüedades de la necesidad de un cambio poblacional estructural.
En dos discursos pronunciados en Toulouse, Mélenchon declaró sin tapujos:
“En nuestro país, una de cada cuatro personas tiene un abuelo extranjero. El 40% de la población habla al menos dos idiomas. Estamos destinados a ser una nación criolla, ¡y tanto mejor! Que la generación joven sea el gran sustituto de la generación anterior”.
La palabra criollo, según el diccionario, se refiere a una persona de ascendencia mixta europea y negra, especialmente en el Caribe. Con esto, Mélenchon admite abiertamente lo que la izquierda ha tratado de encubrir durante décadas: la sustitución de la población autóctona francesa no solo es real, sino que es deseada y promovida.
El rechazo a la identidad nacional y cultural
Mélenchon no se detiene ahí. En su discurso, recalca que los nuevos inmigrantes tienen la misión de “curar a Francia de las heridas del racismo”. Esta declaración ignora por completo los estudios internacionales que ubican a Francia entre los países europeos con menor discriminación. No se trata de integración ni convivencia: se trata de imponer un modelo de sustitución poblacional en el que la historia, la cultura y la identidad de Francia desaparecen.
El columnista Arnaud Benedetti, en Le Journal du Dimanche, denuncia que Mélenchon «probablemente nunca haya sido tan explícito en sus palabras y su visión«. Según él, el líder izquierdista ya no intenta ocultar su objetivo: la criollización.
“Señala su horizonte y apunta a su enemigo. ¿Su horizonte? La criollización, un eufemismo en lugar del ‘Gran Reemplazo’. ¿Su enemigo? La tradición, el pasado, la Francia de ayer y de hoy, que denuncia como un trapo viejo que hay que tirar porque ya no existe”, señala Benedetti.
En otro discurso reciente, Mélenchon reiteró esta idea:
“Sí, señor Zemmour, hay un gran relevo”.
Este «gran relevo» es, según él, una generación que “nunca se parecerá a la anterior”. En otras palabras, la desaparición de la población tradicional francesa.
¿Por qué la izquierda promueve el reemplazo?
El trasfondo político de esta estrategia es evidente. Mélenchon apoya el asentamiento masivo de extranjeros en el campo francés con el objetivo de consolidar su base electoral. El voto inmigrante es clave para la extrema izquierda, y su estrategia es simple: mientras más inmigrantes entren, más votos aseguran. No importa si con ello destruyen la esencia de la nación.
“Sin embargo, incluso aislado, Jean-Luc Mélenchon continúa su estrategia de radicalización, en particular yendo aún más lejos en materia de inmigración”, denuncia Benedetti.
Mélenchon no solo respalda la teoría del Gran Reemplazo, sino que quiere realizarlo.
Un peligro real para la soberanía
Europa, y en especial Francia, se enfrenta a un dilema existencial. La izquierda ya no oculta su agenda: destruir las bases nacionales y sustituir a los ciudadanos originales por una nueva población más dócil y alineada con su proyecto globalista.
España no está exenta de esta amenaza. El modelo de Mélenchon es el modelo que la izquierda quiere para toda Europa. Los españoles deben estar alerta. Sánchez está siguiendo la misma hoja de ruta: la inmigración masiva no es una casualidad ni una cuestión humanitaria, sino un mecanismo de transformación demográfica y política.
El Gran Reemplazo no es una conspiración. Es una realidad que está sucediendo ante nuestros ojos.
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