Avanza la cultura de la muerte en España: 426 eutanasiados en 2024

cultura de la muerte en España

La cultura de la muerte en España sigue avanzando con cifras cada vez más alarmantes. En 2024, 426 personas murieron por eutanasia mientras el Estado continúa sin garantizar cuidados paliativos dignos.

Las cifras oficiales confirman el avance macabro de la eutanasia

El Ministerio de Sanidad ha publicado los datos definitivos de 2024. Durante ese año, se registraron 929 solicitudes de eutanasia. De ellas, 426 terminaron con la muerte provocada del paciente. El porcentaje alcanza el 45,86%. El resto no es que se hayan rechazado. Es que la mayoría no se ha dictaminado o han dado marcha atrás.

La cifra supone un aumento del 27,5% respecto al año anterior. La cultura de la muerte en España ya no avanza de forma silenciosa. Lo hace con respaldo institucional y propaganda política.

Desde la entrada en vigor de la ley en junio de 2021, España acumula 2.432 solicitudes. En 2021 se contabilizaron 173. 576 en 2022. En 2023, 766. En 2024, la cifra alcanzó las 929. El crecimiento resulta constante y sostenido.

Estos datos no reflejan casos excepcionales. Describen una tendencia estructural. El Estado ofrece la muerte como solución mientras abandona al enfermo vulnerable.

Un mapa autonómico que retrata una política de muerte

La cultura de la muerte en España también se refleja en el reparto territorial. Cataluña lidera las eutanasias con 142 eutanasiados. Madrid ocupa el segundo lugar con 62.

Estos datos revelan una política homogénea. Las comunidades aplican la ley sin cuestionamientos éticos. Ninguna prioriza una red sólida de cuidados paliativos.

Mayores abandonados y enfermos empujados a morir

El perfil del solicitante confirma el drama moral. El 75,89% de quienes pidieron la eutanasia superaban los 60 años. El Estado empuja a morir a quienes más necesitan protección y acompañamiento.

131 solicitudes procedieron de personas entre 50 y 59 años. Otras 56 correspondieron a pacientes de entre 40 y 49 años. También aparecen 27 casos entre 30 y 39 años. Incluso diez solicitantes tenían menos de 30 años.

La cultura de la muerte en España no protege al débil. Lo considera una carga. Cuando el sufrimiento aumenta, el sistema no ofrece alivio, ni cercanía, ni esperanza. Ofrece una inyección letal. Ofrece muerte.

El Gobierno presume de derechos mientras niega cuidados paliativos a miles de enfermos. Otras mantienen listas de espera inaceptables. Esta hipocresía resulta moralmente insoportable.

Eutanasia frente a cuidados paliativos: una elección ideológica

La promoción de la eutanasia responde a una agenda ideológica. El Gobierno invierte recursos en normalizar la muerte provocada mientras descuida el acompañamiento al final de la vida.

Los cuidados paliativos alivian el dolor físico y emocional. Acompañan al enfermo y a su familia. Respetan la dignidad humana hasta el último instante. La eutanasia elimina al paciente para eliminar el problema.

La cultura de la muerte en España sustituye el deber de cuidar por la de eliminar. Este modelo degrada a la sociedad entera. Cuando el Estado decide quién merece vivir, todos quedamos amenazados.

Defender la vida no representa una exigencia ética básica. Una sociedad justa cuida, no mata. Acompaña, no abandona.

La cultura de la muerte en España avanza con cifras oficiales y silencio político. El Gobierno celebra la eutanasia mientras ignora a los enfermos que solo piden alivio y compañía.

Callar ante esta deriva equivale a colaborar. Defender la vida hoy exige denunciar la hipocresía de un Estado que ofrece la muerte y niega el cuidado. Esa defensa resulta urgente y moralmente ineludible.

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