Es experto en moverse entre despachos oficiales y tiene poca experiencia en la labor de campo
El golpe de Sánchez a la UCO se consuma con el nombramiento de un nuevo jefe próximo a Marlaska en pleno auge de investigaciones que afectan al PSOE.
Un relevo sensible en plena tormenta judicial
El golpe de Sánchez a la UCO llega en un momento crítico. El Ministerio del Interior ha designado al coronel Pedro Merino Castro como nuevo jefe de la Unidad Central Operativa.
Merino sustituye a Rafael Yuste, ascendido recientemente a general. El relevo sigue el cauce reglamentario, pero el contexto despierta sospechas fundadas.
La UCO investiga causas de enorme impacto político. Varias afectan al PSOE y al entorno personal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El nuevo jefe de la UCO mantiene una relación de proximidad con el Director Adjunto Operativo, el teniente general Manuel Llamas Fernández, hombre de máxima confianza del ministro Fernando Grande-Marlaska.
Este nombramiento refuerza la percepción de control político sobre una unidad clave en la lucha contra la corrupción.
La UCO, en el punto de mira del poder
El golpe de Sánchez a la UCO no surge de la nada. El PSOE mantiene una tensión abierta con esta unidad desde que inició investigaciones incómodas.
La UCO trabaja en diligencias sobre la mujer y el hermano del presidente Sánchez, ambos inmersos en procedimientos judiciales distintos. También colabora en una investigación de la Audiencia Nacional sobre la financiación del PSOE. Estos hechos explican la presión política existente.
En los últimos meses, la UCO ha participado en la detención de la exmilitante socialista Leire Díez, acusada de presuntos amaños en contratos públicos. La unidad también instruye causas como los casos Koldo y Ábalos, que erosionan al núcleo del poder socialista.
Este escenario convierte el relevo en una decisión política con consecuencias profundas para la independencia judicial.
Un perfil de despacho, no de investigación operativa
El golpe de Sánchez a la UCO se refuerza con el perfil del nuevo jefe. Pedro Merino Castro no procede del trabajo de campo reciente.
Aunque pasó por la UCO hace dos décadas, su conocimiento actual del funcionamiento interno resulta limitado y obsoleto. Su carrera se ha desarrollado principalmente en despachos oficiales y estructuras de poder.
Merino fue vocal asesor en el Departamento de Seguridad Nacional, dependiente directamente de la Presidencia del Gobierno. También ejerció como ayudante de campo de Felipe VI entre 2013 y 2017, primero con el entonces Príncipe de Asturias y después con el Rey.
Entre 2022 y 2025 dirigió la Comandancia de Salamanca. Antes ocupó puestos en el Estado Mayor, como jefe de la Sección de Planes y Estudios.
Este recorrido dibuja a un oficial experto en moverse cerca del poder político haciendo labor de despacho, no en dirigir investigaciones sensibles contra él.
Temor a cambios en las prioridades de la UCO
El golpe de Sánchez a la UCO genera inquietud entre analistas y sectores de la Guardia Civil. Aunque Interior no ha anunciado cambios estructurales, el simple relevo abre la puerta a modificaciones en prioridades y ritmos de investigación.
La UCO ha demostrado independencia en casos que afectan tanto al PSOE como al PP, como Púnica, Lezo, Taula o el caso Ángel María Villar. Esa trayectoria explica el interés del poder por vigilar de cerca su dirección.
El relevo coloca bajo observación cada decisión futura del coronel Merino al frente de una pieza esencial del sistema judicial español.
El golpe de Sánchez a la UCO plantea una cuestión de fondo: la separación real entre poder político e investigación criminal.
La sociedad no sobrevive sin instituciones fuertes, independientes y al servicio de la ley, no del poder.




