Entender el multipolarismo de Trump

multipolarismo de Trump

El multipolarismo de Trump marca una transformación estratégica que impulsa a Estados Unidos a recuperar el control hemisférico y frenar el avance de China, Rusia e Irán en Iberoamérica.

En materia de política exterior, Trump puede parecer caótico, errático e incoherente y difícil de comprender, pero tiene una hoja de ruta muy clara y definida. Puede gustar o no, pero la está siguiendo a rajatabla.

La recuperación de la Doctrina Monroe

El multipolarismo de Trump explica la nueva visión geopolítica del presidente estadounidense. Donald Trump define su estrategia como una adaptación directa de la Doctrina Monroe al siglo XXI. La denomina el “Corolario Trump”. Su objetivo consiste en impedir que potencias extranjeras penetren en el hemisferio occidental y cuestionen el dominio estadounidense.

Trump afirma que la “América para los americanos” de Monroe mantiene plena vigencia. Su equipo describe una estrategia de soberanía hemisférica que refuerza el liderazgo de Estados Unidos en un mundo multipolar. Esta visión conecta con la tradición republicana, la seguridad del territorio y la defensa de los intereses nacionales.

La Doctrina Monroe, proclamada en 1823 por James Monroe -fue el quinto presidente de los Estados Unidos-, nació para impedir que Europa reconquistara América tras las distintas independencias nacionales. Su esencia afirmaba que cualquier intromisión europea supondría una amenaza directa contra Estados Unidos. Con el tiempo, los gobiernos norteamericanos usaron esa doctrina para justificar todo tipo de intervenciones.

Trump no oculta esa inspiración. La refuerza en Iberoamérica. Y la actualiza para competir con China, Rusia e Irán, que buscan posicionarse en infraestructuras estratégicas, energía, minería y telecomunicaciones en países hispanoamericanos. El multipolarismo de Trump se presenta como una respuesta directa a ese avance.

El Corolario Trump: hegemonía hemisférica sin concesiones

El multipolarismo de Trump impulsa una visión clara: Estados Unidos ya no será el gendarme mundial en un mundo unipolar pero en el orden multipolar emergente debe convertirse en el poder dominante indiscutible del hemisferio occidental. Su Estrategia de Seguridad Nacional de 2025 lo declara sin ambigüedades.

El gran objetivo estratégico es restaurar el papel central de Estados Unidos en el sistema global, pero si eso no es posible y pierde el control del hemisferio oriental ante China, entonces el plan B es retirarse al hemisferio occidental, que será autárquico bajo la hegemonía estadounidense.

Trump plantea cuatros pilares sobre lo que se asienta su Corolario:

1. Hegemonía regional reforzada

La administración Trump busca consolidar a Estados Unidos como el poder principal indiscutible en América del Norte y del Sur, restringiendo la influencia de potencias extrarregionales. Estados Unidos controla su entorno estratégico. Ninguna potencia externa puede operar militarmente en la región sin enfrentarse a Washington.

2. Rechazo total a la presencia extranjera

Similar a la doctrina original de 1823, la versión de Trump se opone firmemente a que naciones como China, Rusia e Irán establezcan fuerzas o controlen activos estratégicamente vitales en el hemisferio occidental. El documento oficial afirma que Estados Unidos negará a actores no hemisféricos cualquier capacidad que ponga en riesgo su seguridad. Esto incluye el Canal de Panamá (donde China tiene una creciente influencia económica y de inversión), puertos estratégicos, bases tecnológicas y cables submarinos.

3. Control fronterizo y lucha contra cárteles

El “Corolario Trump” vincula la seguridad nacional con la inmigración ilegal, la violencia del narcotráfico y la pérdida de control en la frontera sur. Por ello, justifica acciones para asegurar las fronteras, combatir los cárteles de drogas (Venezuela, como caso paradigmático, o la guerra del fentanilo) y la migración ilegal, y controlar las rutas marítimas clave, incluso mediante el uso de fuerza letal si es necesario, o con operaciones militares preventivas.

4. Documento Oficial

La nueva Estrategia Nacional de Seguridad (NSS) de 2025 reconceptualiza, delimita y reordena los intereses de Estados Unidos. Se centra en la primacía de las naciones sobre las organizaciones transnacionales, la preservación del equilibrio de poder mediante una distribución optimizada de la carga y la reindustrialización de Estados Unidos, que se verá facilitada por la seguridad de las cadenas de suministro críticas. El hemisferio occidental es la máxima prioridad.

El multipolarismo de Trump se convierte así en un marco doctrinal que reactiva la Doctrina Monroe para tiempos de competencia global intensa.

En este planteamiento, China aparece como el principal rival. La expansión comercial, tecnológica y financiera del gigante asiático en México, Perú, Argentina o Brasil preocupa a Washington.

Rusia también ocupa un lugar clave en este tablero. Su acercamiento a Venezuela, Cuba y Nicaragua alimenta tensiones históricas que Trump pretende bloquear.

Zonas de influencia de Estados Unidos, Rusia y China

En el emergente orden mundial multipolar, las zonas de influencia de Estados Unidos, China y Rusia no son territorios fijos y exclusivos, sino áreas de competencia geopolítica y geoeconómica superpuestas. Estas esferas de influencia se caracterizan por la interdependencia económica, la seguridad y la alineación ideológica. 

Estados Unidos

Trump considera el hemisferio occidental –América del Norte y del Sur– como su esfera de influencia primaria, reafirmando periódicamente la Doctrina Monroe, aunque la influencia de China ha crecido significativamente en la región a través del comercio y la inversión.

A esta prioridad básica se suma:

  • Asia-Pacífico: Asia ocupa el siguiente lugar en la jerarquía de prioridades de la Estrategia Nacional de Seguridad (NSS). Busca reforzar alianzas con países como Japón, Corea del Sur y Australia (AUKUS, Quad) para contrarrestar la creciente influencia de China en la región. Junto con sus socios incentivados, Estados Unidos reequilibrará sus relaciones comerciales con China, competirá con mayor vigor con ella en el Sur Global (en alusión a desafiar la BRI) y disuadirá a China en relación con Taiwán y el Mar de China Meridional.
  • Europa: En cuanto a Europa, Estados Unidos quiere que “siga siendo europea, que recupere su confianza civilizacional y que abandone su fallido enfoque en la asfixia regulatoria” para evitar “el borrado de la civilización”. Estados Unidos “gestionará las relaciones europeas con Rusia”, “fortalecerá las naciones saludables de Europa central, oriental y meridional” en alusión a la “ Iniciativa de los Tres Mares ” liderada por Polonia , y en última instancia “ayudará a Europa a corregir su trayectoria actual”.

EEUU mantendrá una presencia militar y política – pero decreciente- a través de la OTAN, con la mayoría de los países europeos alineados con sus políticas de seguridad y defensa. Trump insiste en reforzar la subordinación estratégica europea frente a Moscú y Pekín.

  • Asia Occidental y África ocupan los últimos lugares entre las prioridades del NSS. Estados Unidos prevé que la primera se convierta en una mayor fuente y destino de inversión, mientras que los vínculos de la segunda con Estados Unidos pasarán de un paradigma de ayuda exterior a uno de inversión y crecimiento centrado en socios selectos. Al igual que el resto del mundo, Estados Unidos desea mantener la paz mediante un reparto optimizado de las cargas y sin excederse, pero también seguirá vigilando la actividad terrorista islamista en ambas regiones.
China como superpotencia ascendente

La estrategia de China se centra en la expansión económica global a través de la inversión y el comercio, utilizando la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) como herramienta central de su política exterior y poder blando. Financia carreteras, ferrocarriles, puertos y telecomunicaciones en Asia, África e Iberoamérica.

La Iniciativa Franja y Ruta propuesta con China en rojo, los miembros del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura en naranja, y los corredores propuestos en negro (Franja) y azul (Ruta).

Su estrategia no se basa en la guerra, sino en el endeudamiento, la dependencia comercial y el control tecnológico.

China domina energía, litio, minerales estratégicos y 5G. Esto inquieta a Washington. Por eso el multipolarismo de Trump busca cortar ese avance en el hemisferio occidental.

Sus áreas de influencia son:

  • Asia Central y Sudeste Asiático: Ejerce una influencia dominante mediante proyectos de infraestructura y vínculos económicos, reconfigurando la dinámica de poder en Eurasia.
  • África: Ha establecido una presencia significativa a través de inversiones masivas en infraestructura y recursos naturales, posicionándose como un socio clave para muchos países en desarrollo.
Rusia y su retorno geopolítico

Rusia busca restaurar su influencia en su «extranjero cercano» y proyectar poder como un actor global, a menudo en cooperación estratégica con China para desafiar la hegemonía estadounidense. Intenta, así mismo, recuperar influencia en sus exrepúblicas y en regiones como Oriente Medio y África.

Su presencia militar en Siria, sus acuerdos con Argelia o Níger y su cooperación con Irán consolidan un bloque antioccidental. El resultado de la guerra con Ucrania es fundamental.

Sus áreas de influencia:

  • Eurasia y antiguas repúblicas soviéticas: Considera esta región como su esfera de influencia histórica y actual, buscando mantener lazos políticos y de seguridad con países como Bielorrusia y Kazajistán, a menudo a través de organizaciones como la OTSC o la UEE.
  • Partes de África: Busca ampliar su presencia en algunas naciones africanas mediante acuerdos militares y de seguridad, así como influencia política. 

Trump mantiene una visión pragmática. No quiere guerra con Rusia. Prefiere contenerla en Europa y limitar su avance en Iberomérica.

Los “estados péndulo”

El multipolarismo de Trump advierte sobre la aparición de los estados péndulo, países que oscilan entre potencias para obtener ventajas: Turquía; Brasil; India; Sudáfrica; Arabia Saudí; México

Estos estados no se alinean plenamente con ningún bloque. Cambian de posición según sus intereses. Este fenómeno vuelve más compleja la competencia global.

Trump propone acuerdos bilaterales estrictos. Premia al aliado que cumple. Castiga al que juega con dos bandos. Su enfoque directo busca reducir la volatilidad del tablero geopolítico.

El multipolarismo de Trump define el siglo XXI

El multipolarismo de Trump vuelve a situar el poder, la soberanía y la defensa nacional en el centro del debate geopolítico. Su actualización de la Doctrina Monroe redefine las reglas del hemisferio occidental: Estados Unidos controla su hemisferio americano sin interferencias externas. Trump entiende que el mundo avanza hacia un choque de imperios económicos, tecnológicos y militares.

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