El tsunami político del 27N: Ábalos y Koldo a prisión

La cárcel de Ábalos y Koldo, la ruptura de Junts y la caída de la senda fiscal dejan a Moncloa tocada y sin control del Parlamento. Y el goteo judicial seguirá

El tsunami político del 27N le ha estallado a Sánchez cuando el Tribunal Supremo ordena la entrada en prisión de José Luis Ábalos y Koldo García. El país presencia un hecho inédito: un exministro clave del sanchismo y su hombre de confianza entran en la cárcel mientras la Cámara rechaza la senda de estabilidad presentada por e gobierno.

La escena define el momento político. Mientras María Jesús Montero pierde la votación de la senda de déficit para 2026, los magistrados envía a la cárcel a quien manejó la maquinaria interna del PSOE, el hombre de confianza de Sánchez. El impacto resulta devastador para un Gobierno que intenta aparentar normalidad.

Sánchez percibe el golpe demoledor y teme el avance de los procedimientos judiciales. El temor crece porque la decisión judicial no contempla libertad bajo fianza. La dirección socialista siente vértigo ante una situación que ya no controla.

Ábalos inquieta al PSOE y Koldo desborda todos los límites

Los socialistas estudian cada movimiento de Ábalos con preocupación. Su trayectoria, su conocimiento de la estructura interna y su influencia durante los años más decisivos de Pedro Sánchez aumentan la tensión. El partido no sabe cómo reaccionará en esta nueva fase, y esa incertidumbre amenaza con abrir grietas profundas.

La inquietud se multiplica con el comportamiento de Koldo García, a quien en la cúpula consideran “fuera de control”. La frase más repetida entre cargos medios resulta reveladora: «La estrategia ya no es de Ábalos; es de Koldo». Y es que ambos no están dispuestos a cargar con el marrón y están dispuestos a «cantar». Unidos a Víctor de Aldama forman un trío muy, muy peligroso.

Esa frase resume el miedo real en Ferraz. Koldo no solo intenta defenderse; también presiona al partido. Afirma disponer de 14 años de grabaciones y amenaza con airear episodios que la dirección daba por enterrados – la filtración del encuentro de Sánchez con el etarra Otegui antes de la moción de censura es una muestra-. La posibilidad de filtraciones masivas aterra a quienes conocen la volatilidad de la situación.

En Moncloa temen que un auto judicial coincida con un golpe mediático inesperado. Esa combinación podría obligar al Ejecutivo a reaccionar a la defensiva, con la agenda marcada desde fuera y sin capacidad de control.

Un goteo judicial que cercará al PSOE en las próximas semanas

El tsunami político del 27N no se limita al caso Ábalos-Koldo. El calendario judicial se convierte en un auténtico campo de minas para el PSOE. La Audiencia Nacional exige al partido aclarar pagos en metálico en un procedimiento de financiación. La orden fija un plazo de diez días y sitúa al partido en una posición comprometida. Los casos del ministro Ángel Víctor Torres y la presidente del Congreso Armengol están al caer.

Además, las citaciones en la causa Fontanera avanzan hacia altos cargos. Uno de los señalados es el secretario de Estado Antonio Hernando, pieza clave en la comunicación política del Gobierno. Cada nueva citación aumenta la presión interna y alimenta la sensación de un ciclo de escrutinio permanente.

Los socialistas reconocen que entran en una etapa marcada por la incertidumbre. La sombra judicial crece, los procedimientos se multiplican y las investigaciones alcanzan niveles que Moncloa jamás imaginó durante la etapa de mayor poder del sanchismo.

Junts derriba la senda fiscal y deja al Ejecutivo sin margen

Al tsunami politico del 27 N le sucede un revolcón parlamentario. Junts remata el día rechazando la senda fiscal. La votación deja al Gobierno sin control del Parlamento. La caída de la senda fiscal confirma que Sánchez no maneja ya la legislatura.

El tsunami político del 27N muestra que el Ejecutivo pierde a la vez tres frentes:

  • pierde el Parlamento,
  • pierde el relato político,
  • y pierde el control del calendario judicial.

El escenario cambia por completo. Los socios que permitieron la investidura ya no garantizan estabilidad. Cada votación se convierte en un pulso. Y cada pulso se cobra un precio más alto.

El mensaje de Junts resulta claro: no apoyará ninguna agenda que no responda a sus exigencias. El Gobierno se encuentra atrapado entre su fragilidad parlamentaria y la tormenta judicial.

Moncloa intenta contener un daño que crece sin freno

El tsunami político del 27N demuestra que el sanchismo ya no controla la legislatura. Moncloa intenta construir un relato de normalidad, pero la realidad se impone con fuerza. Los golpes llegan desde los tribunales, desde el Congreso y desde el mismo interior del PSOE.

La figura de Pedro Sánchez aparece rodeada de frentes abiertos. Su modelo de poder, basado en el dominio absoluto de los tiempos y en la gestión mediática, ya no funciona. El control se evapora. Y cada nuevo avance judicial rompe el guion que la Moncloa intenta imponer.

Los socialistas reconocen en privado que el margen para ordenar la legislatura se estrecha cada día. La fuerza del Ejecutivo se debilita. Y el impacto de la prisión de Ábalos y Koldo marca un antes y un después en la estabilidad política del país. España entra en un ciclo político decisivo. .

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