La dictadura mediática de Sánchez: De RTVE a «TeleSánchez». Así fabrica una televisión pública con una programación a su medida

Durísimo y esclarecedor informe sobre la programación del Instituto Juan de Mariana.

La dictadura mediática de Sánchez convierte RTVE en un instrumento de propaganda que destruye la pluralidad. El Gobierno impone su agenda y controla cada espacio informativo. Es «TeleSánchez»

De RTVE a “TeleSánchez”: el control total se afianza

El control informativo avanza sin límites y refleja la consolidación de una verdadera dictadura mediática de Sánchez. RTVE deja de ser una radiotelevisión pública y se transforma en un órgano al servicio directo de Sánchez. El Gobierno impone su agenda mediante una manipulación constante que elimina la pluralidad, relega voces críticas y reduce la calidad del debate público.

El propio informe del Instituto Juan de Mariana describe con claridad este proceso. El documento subraya que, “Al margen de la manipulación ejercida de forma directa a través de RTVE, es importante tomar en consideración otras válvulas que sirven al Ejecutivo para amortiguar la crítica e imponer su agenda”. Esta afirmación encaja con la realidad que viven los ciudadanos: la televisión pública funciona como un engranaje más de una estructura gubernamental diseñada para blindar a Sánchez y debilitar cualquier oposición.

El informe concluye que RTVE se ha convertido en un “aparato de propaganda política”, expresión que define con precisión la situación actual. La dirección incumple su mandato institucional y degrada la información que recibe el ciudadano. La dictadura mediática de Sánchez transforma a la televisión pública en un altavoz uniforme y dócil. La pluralidad desaparece y el Gobierno domina la narrativa nacional.

La llegada de José Pablo López profundiza esta deriva. Su reestructuración interna impulsa contrataciones ideológicamente alineadas con la izquierda, mientras margina perfiles independientes. El aparato comunicativo crece. La nueva programación se ajusta a los intereses del Ejecutivo y se aleja de la misión de servicio público que debería definir a RTVE.

Una programación diseñada para favorecer al Gobierno

La dictadura mediática de Sánchez se consolida con la incorporación de presentadores afines. Tal y como reveló la prensa, José Pablo López llamó a Jesús Cintora, Javier Ruiz y Marta Flich, después de la cancelación de la plataforma televisiva impulsada por Joseph Oughourlian. La televisión pública se llena de voces que repiten el relato gubernamental y excluyen toda crítica. Cada movimiento confirma un plan que reduce la independencia y amplifica la propaganda.

El informe analiza programas como los informativos, Malas Lenguas, Directo al grano o Mañaneros 360, y detecta “una desviación de la misión institucional del ente, al hilo de la creciente preocupación por el tono progubernamental de las emisiones de la radiotelevisión pública”.

Los datos resultan demoledores. Las menciones negativas hacia la oposición (PP con 41,6 % y Vox con 45,3 %) duplican las dirigidas al Gobierno (23,1 %). La visibilidad también refleja un desequilibrio enorme: los miembros del Ejecutivo ocupan el 61,2 % de las intervenciones. La oposición apenas llega al 20,3 %. La duración media favorece al Gobierno con 12 segundos frente a los 6 segundos que reciben las formaciones de centro-derecha.

Esta estructura informativa confirma que la dictadura mediática de Sánchez manipula la agenda, reduce las voces alternativas y condiciona la opinión pública. No existe equidad, ni proporcionalidad, ni pluralidad. Existe propaganda.

El patrón de atribución causal completa el panorama. Cuando una controversia afecta al Ejecutivo, el 68,9 % de las explicaciones responsabiliza a factores externos. En cambio, cuando afecta al PP o Vox, el 72,3 % atribuye la responsabilidad directamente a estas formaciones. El Telediario 2 muestra una inclinación un 59,2 % mayor hacia el Gobierno respecto al Telediario 1.

Este sesgo demuestra una estrategia coordinada. La televisión pública oculta errores del Gobierno, ataca a la oposición y crea un clima informativo controlado. La dictadura mediática de Sánchez se refuerza con cada programa y se impone en todos los tramos de la programación.

Manipulación interna, censura y una estructura que se financia con dinero público

La crítica no procede solo de expertos y organizaciones independientes. El Consejo de Informativos denunció un boicot en la encuesta sobre el sesgo político de los programas. El órgano interno observa presiones, silencios sospechosos y decisiones que cercenan la independencia profesional. Varios trabajadores advierten del riesgo de volver a los “viernes de negro”, símbolo de protesta ante el control informativo durante gobiernos anteriores.

El informe también destaca que RTVE “erosiona la confianza ciudadana en las instituciones”. Esta erosión forma parte del diseño que sostiene la dictadura mediática de Sánchez. Cuando la televisión pública pierde credibilidad, el Gobierno controla la narrativa porque solo sus mensajes se mantienen en el centro del debate.

El contexto económico muestra un deterioro grave. El gasto anual de RTVE asciende a 1.200 millones de euros, frente a los 950 millones de 2017. La deuda aumenta hasta los 750 millones, cuando antes se situaba en 300 millones. La dictadura mediática de Sánchez exige un coste desproporcionado que pagan todos los españoles, incluso quienes rechazan este modelo propagandístico.

El informe amplía la mirada. Expone el entramado de promoción gubernamental que incluye campañas de publicidad institucional y comercial por valor de 270 millones en 2024. Señala la entrada de la SEPI en el accionariado de Telefónica. Describe la financiación pública destinada a influencers y creadores de contenido que difunden mensajes favorables al Ejecutivo.

La maquinaria no se limita a RTVE. El Gobierno construye un ecosistema mediático a su medida. La dictadura mediática de Sánchez abarca televisión, redes sociales, telefonía, agencias públicas y espacios privados que reciben financiación estatal.

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