8M Manifiesto por una educación a favor de la dignidad femenina libre de ideologías |  Alicia Beatriz Montes Ferrer

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Querido lector, otro año más tenemos que presenciar a un grupito de mujeres gritando por las calles en contra del sistema cis-heteropatriarcal, del capitalismo voraz y de las violencias machistas. La verdad es que se me revuelven un poco las entrañas. Cualquiera que no esté informado diría que a las mujeres se nos trata peor que a ciertos animales.

Exigencias, denuncias, reclamos y amenazas… las calles, los medios de comunicación y los centros educativos se envuelven de morado, un color como bandera que se alza el 8M y que los menores utilizarán en pañuelos, banderitas o dibujos para colorear. Lo preocupante es la intención tan perversa que hay detrás, de lo que muchos padres e incluso docentes, no son conscientes. Poco o nada tiene relación con la real igualdad que, por nuestra dignidad, debemos de tener hombres y mujeres. El empoderamiento que reivindican estas feministas supone atacar al hombre, a la maternidad, favoreciendo el aborto, las relaciones sexuales liberticidas y el fomento del homosexualismo o el cambio de sexo.

Querido lector, ¿Sabías que S. Juan Pablo II era un gran defensor de los derechos de las mujeres? En 1995 se desarrolló la IV Conferencia de la Mujer en Pekín. Ahí el Santo Padre defendió en su intervención el genio de la mujer, denunciando todo aquello que veía se estaba introduciendo atacando a la dignidad femenina, como las injusticias laborales, económicas, la violencia que sufre en algunos lugares, pero, sobre todo, el desprecio a la maternidad.

¿Y si hacemos un manifiesto por una educación en favor de la dignidad femenina libre de ideologías? Puestos a exigir, exijo que se enseñe a los menores…

Que los hombres y las mujeres somos iguales en dignidad y que tenemos el derecho a que se nos trate con respeto. Pero que también se les enseñe el deber de tratar a los demás como quisieran que les tratasen a ellos.

Que la violencia, los malos tratos y los insultos, no es modo alguno de solucionar los problemas o de imponer las propias ideas. Que sólo con amor seremos capaces de hacer un mundo mejor y más justo.

Que el matrimonio es la mejor opción para una pareja, donde el hombre y la mujer comparten obligaciones y derechos, en una unión que puede ser para siempre, pues el amor, bien cuidado, no tiene fin.

Que en todas las relaciones pueden surgir problemas, pero con amor, paciencia e incluso, ayuda de otros, se pueden solucionar para mejorar cada día juntos. Mostrar que hay muchos matrimonios, que han podido amarse, perdonándose, sin llegar a romper esa alianza.

Enseñemos a los menores que en la vida sexual debe haber unas normas, que las relaciones sexuales son un medio para que el hombre y la mujer se amen, dándose el uno al otro, de cuya unión puede surgir una nueva vida, fruto del amor de ambos. Y que las relaciones sexuales no son un juego, sino un acto muy serio e importante en la vida de las personas.

Mostrémosles el valor único que tiene la maternidad, que estar embarazada es una gran alegría, no una carga o una especie de enfermedad. Que ese vientre hinchado es una cuna donde está creciendo una persona, fruto del amor de su padre y su madre, que hay que cuidar para que llegue a buen término con su nacimiento.

Que en el mundo cabemos muchas más personas de las que hay, que tener hijos llena nuestras vidas de felicidad y alegría y que eso es verdadero progreso social.

Hacer visible que hay asociaciones que, de forma altruista, ayudan, cuidan y acompañan a las mujeres que tienen dificultades en llevar adelante su embarazo, no dando como única alternativa el aborto. Mostrando testimonios de muchas madres que, tras ser atendidas, han manifestado su inmensa felicidad al poder tener a su bebé en brazos.

Expliquemos que la mujer puede trabajar igual que el hombre, pero que no por eso ha de despreciar el tener hijos, porque ser madre es el mejor trabajo del mundo y el que da más satisfacción personal.

Y que el empoderamiento femenino no tiene que ser imitar al hombre, intentando difuminar todo aquello que nos hace a las mujeres tener ese genio femenino inigualable e insustituible.

Querido lector, frente a la cultura de la muerte yo opto por la civilización del amor. Enseñemos esto a los niños y entonces, sí que podremos afirmar, que juntos, hombres y mujeres, compartiendo nuestras singularidades, podemos hacer un mundo más justo y digno en el que reine la verdadera igualdad.

Este 8M, yo exijo una educación que enseñe la dignidad femenina libre de ideologías.

Un saludo y hasta la próxima cita.

Alicia Beatriz Montes_ colaboradora AE Alicia Beatriz Montes Ferrer | Casada, madre de 6 hijos, máster en Ciencias de la Familia, maestra de religión católica y socia voluntaria de las asociaciones Libertas y ECA

2 comentarios en «8M Manifiesto por una educación a favor de la dignidad femenina libre de ideologías |  Alicia Beatriz Montes Ferrer»

  1. El problema es el inmenso y perverso negocio que se esconde tras este falso feminismo, cuyos únicos y criminales intereses son los que bien apunta el artículo, y la monstruosa financiación que lo respalda contra la que es imposible luchar en una cierta igualdad de condiciones.

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  2. Magnifica reflexión.
    Ese feminismo que sale a la calle a vociferar es contrario a la verdadera dignidad de la mujer, esta consiguiendo la instrumentalización de la mujer en favor de las perversas políticas del globsalismo

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