Aumenta la violencia ejercida contra la mujer embarazada

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La Fundación Madrina pide protección eficaz para la mujer que sufre violencia, independientemente de su edad y origen de la violencia, especialmente para las mujeres y adolescentes embarazadas. “El mayor acoso y violencia que sufre una mujer es por el hecho de ser madre”.

Solicita que la muerte de un menor en el seno materno, como consecuencia de agresiones, se considere “violencia vicaria o filicidio”.

Muchas mujeres embarazadas sufren “violencia extrema” y acoso psicológico por parte de sus parejas o entorno familiar, como consecuencia del embarazo.

Para Fundación Madrina, “el mayor acoso y violencia que sufre una mujer es por el hecho de ser madre”, cuyo origen puede ser de pareja, parental, laboral, escolar o administrativo.

La Fundación Madrina lamenta el último acto de violencia contra una mujer embarazada en Zaragoza, y constata que este no es un hecho aislado sino recurrente, y es invisible al no denunciarse. Denuncia, además, que estos hechos no se estudian ni se generan estadísticas, ni tampoco se tiene en cuenta el acoso y violencia que sufren las mujeres embarazadas, estando desprotegidas y siendo especialmente vulnerables al acoger un menor.

La Fundación Madrina denuncia que aumentan las agresiones procedentes de la pareja contra mujeres embarazadas, especialmente porque la pareja y la familia “no desea hacerse cargo del menor”, sufriendo la mujer agresiones vejatorias, como “…meterles la mano por el útero en busca del feto para matarlo,  …., pegar puñetazos a la barriga de la madre,…, presionarla a diario psicológicamente, amenazándola con abandonarla,…, humillarla poniéndola desnuda fuera de la casa,…., perseguirla amenazándola con una piedra,…, presionarla para abortar empujándola dentro de las clínicas bajo amenazas,…,” y un largo etcétera de actos violentos infligidos contra mujeres embarazadas, menores embarazadas amenazadas por la pareja o la familia, contra mujeres prostitutas que se quedan embarazadas, o contra mujeres violadas.

Todos estos actos violentos son visibilizados y silentes en el tiempo, y esta violencia es enmascarada y consolidada sin pruebas, después de un aborto.

Asimismo lamenta que tan solo se considere violencia la muerte de la mujer embarazada y no se considere violencia vicaria o “filicidio”, la muerte del menor en el seno materno (nasciturus), como consecuencia de agresiones, el nasciturus encarna un valor fundamental y un bien jurídico reconocido según el artículo 15 de la Constitución Española.

Especialmente dramático son las adolescentes embarazadas víctimas de violencia y acoso, proveniente tanto por parte de la pareja, como de la propia familia, compañeros y profesores de escuela, que les hacen bullying.

Madrina denuncia que muchas adolescentes embarazadas sufren presión y acoso por parte de la pareja o del entorno familiar forzándolas a abortar. Según la Fundación, las menores no denuncian bien porque su testimonio no se valora igualmente, o bien porque el origen de la violencia es intrafamiliar y, por tanto, no goza de los beneficios de una ley excluyente y restrictiva como la de “violencia de género”.

En este sentido, y para que haya justicia real y se elimine y prevenga toda clase de violencia, desde la Fundación Madrina solicita a la Administración central que “se proteja eficazmente a la mujer que sufre violenciaindependientemente de su edad y origen de la misma”, solicitando urgentemente un auxilio especial para las mujeres y adolescentes embarazadas, “mujeres especialmente vulnerables al acoger a un menor en su seno materno” (nasciturus). En este sentido, “pide que la muerte del menor en el seno materno como consecuencia de un acto de violencia se considere “violencia vicaria o filicidio“.

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