Unidas Podemos reforzará su perfil de izquierdas tras el fiasco el 12-J

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“Hay dos formas de morir: huyendo o al ataque. Y a nosotros nos va mejor la segunda, pensar lo contrario es conocernos poco”. Así explica un alto dirigente de Unidas Podemos cuál va a ser su reacción estratégica tras el desastre del 12-J en Galicia y en el País Vasco.

Con ese lenguaje, reconocible por ser propio de serie de batallas y peleas de tronos, explica que su posición en el Gobierno de coalición para reaccionar a los resultados no será la de rendirse y aceptar diluirse en la estrategia del PSOE, sino justo lo contrario, intentar buscar un perfil propio de izquierdas, exigente y movilizador. Que en Unidas Podemos los duelos duran poco.

Y eso, por supuesto, preocupa a los socialistas en la medida en que puede radicalizar la imagen del Gobierno, justo en este momento, cuando se está a la espera de Europa y se viven diferentes crisis cruzadas.Podemos pierde casi la mitad de sus escaños en Euskadi

Se puede encajar en esa imprevisibilidad el recuerdo de su portazo a Pedro Sánchez en 2016 tras su pacto con Albert Rivera y la repetición en 2019 por no obtener un ministerio de políticas activas de empleo. En ambos casos, el análisis común era el de creer que no tendría más remedio que “entregarse”, que estaba debilitado y que si forzaba otras elecciones perdería escaños, pero Pablo Iglesias hizo lo contrario.

La dirección de Unidas Podemos esperaba una fuerte caída en el País Vasco, pero asegura que les ha sorprendido el batacazo de Galicia. Ya hace días, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lamentaba la resignación que había detectado entre los suyos en Galicia, aunque en ningún caso esperaban ese resultado.

Estas fuentes admiten que su asignatura pendiente de estos años es la de crear una estructura territorial de partido y aseguran que se han enredado en estos años en debates como el de la plurinacionalidad que, finalmente, no les han aportado nada y solo han terminado favoreciendo a BNG, Bildu y ERC en Galicia, País Vasco y Cataluña, respectivamente

También el exceso de batallas internas les ha debilitado. Y estaban avisados porque, por ejemplo, en Castilla-La Mancha formaron Gobierno de coalición y ahora son extraparlamentarios, porque de una legislatura a otra también pasaron del cielo al infierno. Se acostaron con un vicepresidente en Toledo y escaños para condicionar el Gobierno de Emiliano García-Page y se levantaron fuera del Parlamento autonómico.

Por eso, ahora, explican que lo que intentarán es reforzar el perfil de izquierdas, “hacerse necesarios” en el Gobierno de coalición y que se identifiquen sus medidas. La reacción inmediata no será la de dar muestra de debilidad, sino lo contrario. Siguen teniendo los mismos ministerios y los mismos escaños y son tan imprescindibles como antes para sacar adelante iniciativas.

Explican que pretenden reforzar el relato de su presencia en el Gobierno, aunque con la dificultad de no tener dónde hacerlo, en parte por sus propias decisiones. Y por el hecho de que en su mensaje de gestión y medidas aprobadas gracias a Unidas Podemos interfieren sus polémicas como la del caso de la tarjeta de teléfono y la posterior polémica con los periodistas. En esto coinciden también ministros del PSOE que ven demasiado «ruido» en torno al partido de Iglesias .

Incluyen en ese listado de medidas que pueden integrar en su relato la subida del salario mínimo, el impulso del ingreso mínimo vital, los Ertes, el llamado escudo social, el proyecto de ley de libertad sexual y el de protección a los menores. Fuentes de Unidas Podemos admiten que, por ejemplo, Irene Montero no ha encontrado un perfil como ministra de Igualdad, probablemente, por todo lo que ha supuesto la pandemia. El candidato de Galicia en Común asume el «fracaso» de su partido en las elecciones

Su voluntad, obviamente, sigue siendo prolongar la legislatura y, por tanto, mantener el Gobierno, porque prefieren evitar un final precipitado, pero como es práctica habitual en este tipo de coaliciones que el ‘pequeño’ quede engullido por el grande, su voluntad es hacerse ver lo más posible. Se supone que para dolor de cabeza de Sánchez, aunque el resultado sea mantener el acuerdo hasta lo más cerca posible del fin natural de la legislatura.

Tienen debates sobre los que tomar posición activa, como el de la monarquía o los impuestos a los ricos, en los que el PSOE no puede entrar, pero que satisfacen a la base electoral de Unidas Podemos y también del PSOE. Y, por supuesto, a los socialistas les preocupa que eso pueda ocurrir.

Al menos, el 12-J el PSOE no se ha comido los votos que fueron antes de Unidas Podemos y eso no desestabiliza un Gobierno formado por dos partidos que, en teoría, pueden competir en las urnas.

La batalla (por seguir con el lenguaje de serie bélica) será la de los Presupuestos, para la que auguran una negociación muy difícil. Si parten de la cesión (o la huida), consideran que caminan hacia la desaparición final porque, al no tener una base territorial sólida, lo único que les queda es su presencia en el Gobierno y deben hacerla valer, presentar resultados. Es decir, que su derrota en Galicia y País Vasco no «rebaja el precio» de su posición ante los Presupuestos.

Y por eso reiteran que será difícil aceptar las exigencias del PNV y, mucho menos, las de Ciudadanos. Queda dicho que en 2016 ya dejaron plantado a Sánchez con su acuerdo con Ciudadanos a la misma puerta del matrimonio (político).

Pero antes de eso, coinciden con el sector del PSOE del Gobierno en que hay que ver qué ocurre con la pandemia y sus posibles rebrotes y en qué se concreta la ayuda europea que determinará el sentido de los Presupuestos para 2021 y de la legislatura.

Queda también por saber si las elecciones catalanas se celebran en septiembre u octubre, con tiempo suficiente para la carambola con ERC en la Generalitat y en los Presupuestos. Aunque haya que retrasarlos un mes, según admiten otras fuentes de la Moncloa.Ábalos cree que el PSOE «ha aguantado» la «ofensiva de derribo» del PP

De hecho, el análisis de Unidas Podemos coincide en algo con el del PSOE y con el del PP: ahora se abre un periodo largo sin convocatorias electorales (salvo las catalanas) que les permitirá redirigir sus estrategias. Todo con la enorme salvedad de lo que ocurra con la pandemia y sus terribles efectos económicos y sociales. El PSOE considera muy difícil haber recuperado voto en Galicia y País Vasco del que fue antes a Unidas Podemos, porque son electores ajenos al espectro socialista.

Y se dan por satisfechos de no haber perdido apoyos pese a la pandemia, con el gran inconveniente de haber sido superados por el BNG. Incluso, algunas fuentes aseguran que deben respirar aliviados con la mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo, porque en caso contrario hubieran tenido que apoyar un Gobierno del BNG, abriendo otro frente político no conveniente en este momento.

No ven más débil al Gobierno porque, además, el PNV ha comprobado una vez más que pactar en el Congreso le renta en Euskadi y se mantiene la relación de conveniencia entre los nacionalistas vascos y los socialistas en Ajuria Enea. Ahora, explican desde el Gobierno, se abre ese periodo de tiempo, con la idea del medio y largo plazo. Llegan a verano con casi todas las opciones de pacto abiertas y el juicio de la legislatura llegará al final, según el mantra de los asesores de Sánchez. Para eso, reforzarán también medidas de izquierdas, como la memoria histórica, que puedan compensar pactos con Ciudadanos, pero entienden que, pese a que lo que ha ocurrido estos meses ha sido de una magnitud inimaginable, el Gobierno ha resistido, a falta de la explosión económica y social de otoño.Feijóo revalida su mayoría absoluta por cuarta vez

No ven tampoco al PP de Pablo Casado fortalecido, pese al éxito de Feijóo. O, precisamente, por eso. Y el PP de Casado coincide en la satisfacción de lograr tiempo de recomponer estrategias sin apremios electorales. Su teórico camino a la moderación que representa Feijóo.

En su caso, además, el tiempo es aliado especial de Casado porque, aunque en el imaginario se ha situado ya la llegada de un Feijóo triunfal a la sede de Génova a lomos de su cuarta mayoría electoral, no es imaginable que pueda abandonar su despacho en la Xunta como mínimo antes de un año. Es oxígeno para Casado, porque su rival quedará durante un tiempo atado a su propio éxito.

(El Confidencial)

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