El conflicto entre España y Argelia estalló en marzo, después de que el Gobierno de Pedro Sánchez cediera a la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, renunciando así a su posición tradicional. Argelia, rival de Marruecos en el Magreb, rechazó el giro de España y no tardó en tomar medidas.
Una de las primeras damnificadas fue la industria cárnica española, que vio rápidamente como Argelia suspendió licencias de importación desde España. Pero el punto álgido de las tensiones diplomáticas llegó a mediados de junio. Por un lado, Argelia suspendió el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España y, por otro, la patronal de la banca argelina, la Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras (ABEF), ordenó congelar las domiciliaciones de las operaciones de comercio exterior con España. Se suspendieron así tanto las exportaciones como las importaciones entre los dos países, a excepción del gas.
Un mes después, la parálisis comercial continúa y los empresarios españoles siguen sin poder realizar envíos al país norteafricano. El propio Albares reconoció el 1 de julio que «a pesar de las declaraciones argelinas» que calificaban el veto de «fantasías malintencionadas por parte de España, efectivamente hay un bloqueo de las operaciones». Por ello, explicó que las protestas de los empresarios que tienen problemas con Argelia se trasladan automáticamente a la Comisión Europea.
Por su parte, Djamal-Eddine Bou Abdallah, presidente de CCIAE, asegura que sí que se están permitiendo los intercambios de mercancías o servicios de «urgencia», es decir, cuando estos productos y servicios son cruciales para el funcionamiento de un determinado sector en Argelia. Bou Abdallah insiste en que esta forma de trabajar nace de forma operativa y no de una instrucción oficial. También se están permitiendo, según este empresario, las transferencias libres, una forma de pago que se basa en el acuerdo entre el cliente y el proveedor y en la «confianza total» del banco, que se compromete a hacer la transferencia.
El presidente del Círculo de Comercio Argelino-Español cree que el conflicto comercial amainará a partir de septiembre, ya que las empresas argelinas que dependen de la industria española sólo tienen stock hasta finales de agosto.
1.068 millones en juego en exportaciones a Argelia
En cualquier caso, si se mantiene el veto hasta finales de año, España podría perder 1.068 millones de euros en exportaciones a Argelia. Los comerciantes españoles venden a los magrebíes productos de alimentación (como aceite de soja o carne), semifacturas (papel cartón o productos químicos) o aparatos mecánicos, entre otros. Aunque el comercio bilateral entre los dos países ha sido deficitario en los últimos años por la compra de hidrocarburos a los argelinos. Las exportaciones al país africano apenas representaron un 0,6% del conjunto de ventas españolas en 2021.
(con información de VozPopuli)