Cuatro señales que indican una próxima crisis económica en España

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España va a crecer este año en torno a un 4% y, por lo tanto, aún estaremos lejos de recuperar los niveles de riqueza previos a la crisis.

Adivinar el futuro está fuera de nuestras posibilidades. Pero si nos basamos en el análisis de datos, se podría decir que hay una alta probabilidad de que en el año 2023 haya una recesión

Y es que a pesar del triunfalismo del Gobierno sobre todo con los «éxitos» de su reforma laboral, no hay ni una semana en la que la economía de España no nos dé malas noticias.  Sin lugar a dudas, lo más relevante de los últimos días ha sido la nueva cascada de revisión a la baja en las estimaciones de crecimiento para el año que viene.

Una baja en las estimaciones que se pueden resumir en 4 puntos:

1- España, el farolillo rojo de 2022

España va a crecer este año en torno, como máximo, al 4% – y algunos expertos estiman que bastante menos-  y, por lo tanto, aún estaremos lejos de recuperar los niveles de riqueza previos a la crisis.

2- Cascada de revisiones a la baja en 2023

España va a crecer en torno al 2% el año que viene, con la Comisión Europea presentando cifras ligeramente más optimistas (2,1%), pero de todos es sabido que los analistas pecan de optimismo, y por eso revisan muchas más veces las perspectivas de crecimiento a la baja que al alza. ¿España va a crecer un 2% al año que viene? No parece que sea real, pero aunque fuera: 

  • Crecimiento insuficiente. En el mejor de los casos, recuperaremos el PIB prepandemia a finales del año que viene o principios de 2023.
  • Además, somos el cuarto país europeo en el que más grande ha sido la brecha entre las perspectivas del primer trimestre y las del segundo. Mientras que el crecimiento de la UE ha caído en 9 décimas para el año que viene, España lo hace en 1,3 puntos porcentuales. Solamente nos superan Chipre y Polonia, los dos países más afectados por la guerra en Ucrania.
  • Las perspectivas de crecimiento trimestral de la Comisión Europea para el año que viene no parece que tengan mucho soporte analítico. Es difícil encontrar un año en el que nuestra economía haya crecido al mismo ritmo en el segundo, tercer y cuarto trimestre.

3- Inflación persistente

La inflación de este año será del 8%, esto es, que lo mejor que podemos esperar para los próximos meses es una estabilización en niveles similares a los actuales.

Por supuesto que la inflación no va a seguir subiendo a este ritmo, pues sería un suicidio colectivo, pero sí que se va a mantener en niveles notablemente más altos de los que se están previendo. Por el momento, no hay ningún motivo para pensar en una reducción importante en el nivel de crecimiento de precios.

4- Riesgo de crisis financiera

Según un informe del BBVA Research: «El riesgo aquí es el de una crisis de liquidez, donde la percepción de una falta de compromiso con estos objetivos lleve a un incremento en el coste de la financiación de la deuda soberana. A su vez, un aumento en la carga financiera de las administraciones públicas puede deteriorar la percepción sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas o sobre el compromiso de los países para cumplir con los ajustes y las reformas necesarias. El círculo vicioso resultante podría causar una nueva crisis en Europa.»

Y es que la crisis de carácter financiera ya forma parte de los escenarios de buena parte de los analistas de Europa. Su actitud ante ella oscila entre la absurdez que supone obviarla y el hundimiento de la confianza que supone hablar de ella abiertamente.

La recesión de 2023 sería la peor en 40 años

En definitiva, lo que es evidente es que las condiciones financieras han empeorado en todo el mundo y van a seguir haciéndolo.

La combinación de recesión y alta subida de precios nos trae un escenario negativo que no se ha visto desde la década de 1980. La inflación que actualmente está atravesando Estados Unidos es la más grande que ha tenido en los últimos 30 años. El alto endeudamiento de los países occidentales, cuyos gobiernos han gastado muy por encima de sus posibilidades en los últimos años, especialmente en 2020 y 2021, nos lleva a una situación que reúne lo peor de la crisis de deuda de 2012 con la crisis inmobiliaria y financiera de 2008.

Es por eso que podría tratarse de la próxima gran crisis económica a nivel global, dado que los problemas financieros de Estados Unidos impactan en el mundo por su alta actividad económica. Una situación que podría incentivarse con la guerra que inició Rusia contra Ucrania, con amenaza de atacar a cualquier otro país que se ponga en su contra.

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