Tal y como mandan los globalistas de la agenda 2030: Las granjas de insectos se multiplican en España

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España tiene ya 37 explotaciones de insectos registradas, pero el secreto de este negocio no es precisamente que comamos bichos.

La mayor parte de las explotaciones de insectos de España se dedica a la elaboración de piensos para animales gracias al aporte de proteínas. Sin embargo, esa es solo una parte del negocio, que también incluye la fabricación de cosméticos, el sector textil, los films biodegradables y la producción de frass, un fertilizante de origen natural cada vez más demandado por los agricultores, especialmente teniendo en cuenta que el Pacto Verde de la UE pretende reducir drásticamente el uso de los fertilizantes químicos.

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Insectos para consumo humano

Un informe de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propone reducir el consumo de carne e incorporar una dieta a base de insectos.

Asimismo, y en línea con los postulados de la Agenda 2030, la Unión Europea ha aprobado la venta y el consumo humano de polvo de grillo doméstico parcialmente desgrasado, larvas del gusano de la harina, langosta migratoria y larvas de escarabajo del estiércol.

Estos alimentos se pueden incorporar a pastas, galletas, salsas, sopas, chocolate, indicándolo claramente en el etiquetado.

Consumo humano: la trampa en España

El Gobierno de Pedro Sánchez también ha apoyado esta dieta y ha asegurado que los insectos son un «nuevo» alimento seguro, que no tienen mayor riesgo asociado a la salud que cualquier otro alimento y que permite acometer una «transición alimentaria a una dieta más saludable y sostenible» con el medio ambiente.

Sin embargo, con respecto al consumo humano de grillos o larvas de escarabajo, de momento nuestra legislación no permite a las empresas españolas comercializar estos productos en territorio nacional, pero sí permite importarlos de otros países como Portugal. Y esto aumentará gracias al impulso de la Agenda 2030. Es una cuestión de tiempo que no solo autoricen sino que promociones e impongan los insectos como alternativa obligatoria al ganado.

«Es por eso que aquí en España estamos viendo en los lineales de las distintas cadenas de supermercados insectos en distintos formatos, muchos de ellos procedentes de empresas portuguesas. Es curioso. Las empresas españolas no podemos comercializarlos, pero sí las empresas de la UE cuyas legislaciones nacionales permiten este tipo de actividad», denuncia Recamán.

La granja de insectos más grande del mundo estará en Salamanca

Galinsect – una granja del gusano de la harina, aunque en realidad es un escarabajos- es una de las 37 explotaciones de insectos registradas en España, de las cuales 16 están en Andalucía, tres en Castilla y León, tres en Castilla-La Mancha y el resto en otras comunidades, según los datos del Ministerio de Agricultura. También señalan que este número podría ser superior, «ya que cabe la posibilidad de que alguna comunidad autónoma pueda estar registrando alguna de estas instalaciones, en función de su uso, como núcleos zoológicos».

Y el número de explotaciones seguirá creciendo. De hecho, Salamanca albergará en el año 2025 la mayor granja de insectos del mundo. La biotecnológica Tebrio trabaja para abrir en esta provincia unas instalaciones de 90.000 metros cuadrados que darán empleo a 250 personas y producirán unas 100.000 toneladas anuales de gusano de la harina destinados a la alimentación animal y de mascotas, agricultura y aplicaciones bioindustriales en cosmética o textil.

La empresa abrió en 2015 la primera planta de producción de insectos aprobada en la Unión Europea para alimentación animal, y en 2019 se convirtió en la primera biotecnológica del mundo en obtener la autorización para fabricar fertilizantes orgánicos elaborados a base de insectos. Su objetivo es expandirse en América y Asia.

Fertilizantes: el gran negocio

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Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, los fertilizantes son cada vez más escasos y más caros. Rusia y China, dos de los principales exportadores, han cortado los suministros para desesperación de los agricultores europeos. Por si fuera poco, el Pacto Verde de la Unión Europea pretende obligar al sector a reducir al máximo el uso de fitosanitarios y fertilizantes de origen químico, incluso aunque ellos mismos reconocen que supondrá un descenso de la producción de alimentos. Ante este panorama, los profesionales del campo se están viendo obligados a recurrir a los fertilizantes orgánicos y aquí es donde se abre una vía de negocio sumamente rentable para las granjas de Tenebrio molitor.

(Con información de Libertad Digital)

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