Sánchez quiere zanjar el asunto en breve.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere acelerar los tiempos para aprobar la «ley para la igualdad de las personas trans y la garantía de los derechos LGTBI«, también conocida como Ley Trans.
De hecho, fuentes conocedoras del desarrollo de dicha ley explican que Sánchez planea llevar el asunto al Congreso para zanjarlo definitivamente poco después del verano, incluso en septiembre.
A finales de junio, el Consejo de Ministros aprobó remitir a las Cortes dicha ley para su votación definitiva.
Rechazo de los colectivos feministas
Borrado de las mujeres
Las feministas sostienen, además, que detrás de esa ley existe lo que algunas califican de «borrado de la mujer», ya que la autodeterminación del género evita diferenciar el sexo del género y, por ende, permitir que hombres se hagan pasar por mujeres, ocupando incluso el lugar de éstas.
Irene Montero, que desde su toma de posesión como ministra de Igualdad ha tenido que afrontar duras críticas de colectivos feministas, piensa todo lo contrario. Según ella, la norma establece el derecho a la libre determinación de la identidad de género y su despatologización.
La actitud de Sánchez
Sánchez, que según varias fuentes gubernamentales «entiende poco del asunto», actúa a lo Poncio Pilato. Así, en los casi dos horas de intervención congresual del pasado martes, el presidente socialista evitó mencionar el término «Ley Trans», y prefirió hablar de los derechos de las personas LGTBI -las feministas críticas con la Ley Trans diferencian las dos cuestiones-. Y desde el pacto de coalición con Podemos ha dejado en manos de Montero, y antes de Carmen Calvo, resolver el embrollo.
Montero y Podemos llevan años centrados en lanzar una ofensiva contra el PSOE por el control de los colectivos vinculados tanto al mundo LGTBI como al feminista. Y han encontrado un hueco a través de la cuestión de los trans, según explican fuentes de los propios colectivos.
Esa lucha por el poder de los movimientos ha empujado a Montero a erigirse en máxima defensora de una ley, la Ley Trans, que según algunos miembros de su entorno «se cree solo en parte». Todo ello mientras Yolanda Díaz, lideresa in pectore de Sumar, guarda silencio. Aunque también desde su entorno sostienen que tampoco respalda la Ley Trans en muchos de sus puntos (Díaz no la mencionó en su estreno de Sumar en Madrid el pasado 8 de julio).
En esta delicada situación que mezcla lucha de poder y conflicto ideológico, Sánchez ha decidido que lo mejor es zanjar el asunto cuanto antes. Quiere llevar el texto normativo al Congreso en septiembre para que su pueda aprobar antes de que estalle por dentro del grupo parlamentario socialista. Más que un guiño a la ministra de Podemos, Sánchez quiere evitar el fuego amigo de sus diputadas que, según algunas fuentes, se estarían planteando incluso preparar «enmiendas» contra le Ley Montero.
Cabe señalar que el documento es el segundo borrador de una ley muy conflictiva que no convence siquiera a muchos altos cargos que trabajan en el ministerio de Igualdad.
Ahora, Sánchez quiere zanjar el asunto cuanto antes para evitar que, una vez más, las polémicas generadas por el ministerio de Montero alimenten la llama de la desafección a su Ejecutivo. Quedará por ver si los colectivos feministas contrarias a la Ley Trans intensificarán su lucha o lo dejarán todo en manos de una enmienda presentada por el propio PSOE, con el peligro de que la Moncloa o Ferraz boicotee por dentro esa iniciativa.
(Con información de The Objective)