Ya son 16 los países que han decidido interrumpir cautelarmente la vacunación de sus nacionales con el medicamento de AstraZeneca, uno de los últimos Portugal, que se han unido a España, que desde este lunes ya no administra la fórmula del laboratorio de Oxford hasta que la Agencia Europea del Medicamento diga lo contrario. En este asunto el debate está entre la frialdad de las cifras y la sensación de temor entre la población, y hay argumentos válidos en ambos extremos.
La estadística dice que ahora mismo hay 37 personas en todo el mundo que han desarrollado trombosis después de ser inoculados con AstraZeneca. Los expertos aseguran que el porcentaje de esta afectación entre los vacunados es menor incluso que la afectación en la población general que oscila entre 70 y 130 casos por cada 100.000 habitantes. De hecho, en lo que se fijan los científicos es en una trombosis muy concreta, la cerebral, pero incluso sin entrar en ese detalle los casos de trombos entre los vacunados con AstraZeneca supone un porcentaje tan ínfimo que casi se acerca a cero. Los expertos aseguran que ni siquiera la veintena de muertos registrados entre estas personas con efectos secundarios supone un porcentaje relevante como para relacionar causa efecto entre vacuna y los trombos. Todo lo anterior es objetivo. Vamos con lo subjetivo.
Todas las policías españolas estaban siendo vacunadas con AstraZeneca y muchos de ellos con el lote retirado en Europa, el ABV5300. Algunas de las muertes registradas en países que ya han detenido la vacunación con AstraZeneca fueron de policías o militares, lo que convirtió las reservas iniciales de los agentes de la Ley españoles en auténtico temor. En los últimos días OKDIARIO ha sabido que ha habido efectos secundarios más que serios entre agentes de diferentes cuerpos policiales que han acabado incluso en hospitalizaciones. En el cuerpo Nacional de Policía este diario ha podido constatar la existencia de al menos tres casos graves, uno de ellos en Madrid y dos en Valencia.
Un lote distinto
Uno de los agentes vacunados en Valencia acudió al hospital aquejado de un dolor en una pierna tras recibir la primera dosis de la vacuna. Al parecer fue tratado en el hospital. Regresó a su casa, pero tras un empeoramiento en su estado tuvo que regresar al hospital donde le acabaron diagnosticando un tromboembolismo pulmonar. El otro policía que trabaja en Valencia, un agente de 45 años fue encontrado en su domicilio inconsciente y trasladado inmediatamente al hospital donde se encuentra en estos momentos. Lo más preocupante de estos dos casos es que ambos agentes fueron vacunados con un lote que nada tenía que ver con el retirado en Europa, el ABV5045. De ahí que sea tan importante para la Agencia Europea del Medicamento descartar la relación de los trombos con la vacuna en general y no con uno sólo de sus lotes.
OKDIARIO ha podido saber que también se han registrado casos de semejante gravedad en la Guardia Civil, al menos un agente de la Comunidad Valenciana, y también en un Ertzaintza, cuerpo que arrancó su programa de vacunación hace semanas. En el caso del policía vasco se trata de determinar el origen del trombo ocular que padece desde justo después de vacunarse, sin que se pueda establecer una relación científica.
Al temor de los cuerpos policiales, militares y de emergencias desarrollado por los efectos de la vacuna hay que sumar también las dudas y la incertidumbre. La suspensión de la inoculación del medicamento de AstraZeneca deja en el aire a las casi 940.000 personas que ya habían recibido la primera dosis en nuestro país. Por eso, las asociaciones policiales le han pedido al Ministerio de Sanidad respuestas a dudas tan concretas como inquietantes: ¿Qué va a suceder con los agentes que han recibido la primera dosis? ¿Habrá seguimiento de los vacunados para rastrear posibles efectos secundarios? ¿Qué capacidad de protección ante el Covid tiene una sola dosis de AstraZeneca? Estas mismas asociaciones que representan a las Fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado llevan pidiendo desde el mes pasado que Sanidad se reúna con ellos para despejar dudas. Esa reunión, que se queda obsoleta porque trataba de la efectividad del medicamento y el límite de edad para administrarlo, todavía no se ha producido.
Todas estas preguntas se suman al temor de los agentes a cuyas asociaciones profesionales ninguno de sus cuerpos ni departamentos de Interior ha comunicado todavía la cifra exacta de afectados por reacciones graves a la vacunación con AstraZeneca. Por eso, a falta de datos ciertos, cunde el terror frente a la frialdad de las cifras.
(Alfonso Egea. OK Diario)