Noticia hipotética: Dos excursionistas fueron rescatados en las estribaciones de Peña Carazo, en la montaña palentina. A pesar de la intensa nevada, la ventisca, la lluvia, una tormenta del carajo de la vela, las dificultades del terreno y la conjura hostil de los osos de la comarca, los senderistas desoyeron las recomendaciones de permanecer en el refugio hasta que remitiera el temporal. Gracias a un formidable despliegue de medios, escaladores, helicópteros, máquinas quitanieves, etc, la Guardia Civil dio con ellos cuando estaban a punto de rendir su alma, llenos de traumatismos, magulladuras y zarpazos de feroces alimañas. Un agente de la Benemérita se despeñó por una quebrada y se dio un trompazo de aúpa. Permanece en observación en estado grave, eso sí, con la satisfacción del deber cumplido. La factura del operativo de rescate y de la atención hospitalaria asciende a unos 350.000 euros. Las autoridades sopesan la posibilidad de cobrar el importe a los montañeros por su temeridad e imprudencia.
Y toda esa verbena por su capricho. Por sus pelendengues. Les advirtieron claramente: “No es buen día para coronar la cima. Esperad a mañana”. Ni caso. Y a gastar recursos públicos para devolver a esos marmolillos sanos y salvos a su casita. Parecidamente se podría decir de la autodenominada “Flotilla por la Libertad”. Me tienen hasta el moño. No me ocupa que esa tripulación de pijiprogres liderada por Colau y la Niña Greta naveguen por el Mediterráneo rumbo a Gaza para rendir pleitesía a los matarifes de Hamás montando una party chic en la cubierta de su yate, otrora dedicado al tráfico de estupefacientes. Allá películas. Calderetas de langosta, fiestuqui en Menorca, alguna calada de la risa, mareos en alta mar y pildorillas de colorines que animan a confundir nebulosas y estrellas fugaces con drones israelís. Que se gasten su dinero, el suyo, insisto, como les apetezca.
Pero hete aquí que va el gobierno, siempre pronto a perpetrar por igual fechorías a porrillo que gansadas, y les manda un navío de la Armada a guisa de escolta artillada, casualmente, con cañones de fabricación israelí. Atiza. Días atrás, el Almirante Piñeiro, que en cuanto a ardor guerrero vale lo que un lobanillo en la oreja de Blas de Lezo, se enfrentó a Vox diciendo que la Armada no está para defender nuestras aguas territoriales, pero sí para prestar auxilio a los cayucos de los traficantes de esclavos. De modo que, para que el mentado auxilio sea más eficaz, cualquier día arrumba fragatas y destructores a las costas de Mauritania y Senegal para embarcar allí directamente al pasaje, de tal suerte que nos ahorraríamos naufragios en alta mar, miles de muertes oceánicas, y esos 2.000/ 3.000 euros por cabeza que abona cada ilegal los podría cobrar en mano el Almirante Piñeiro sustituyendo al frente del lucrativo negocio a negreros sin escrúpulos y a los neomercedarios (sic) de Open Arms.
Al poco, el condecorado Piñeiro dio orden de zarpar al patrullero Furor de la base naval de Cartagena en pos de la flotilla Colau. El sentido común, si lo hay, aconseja a la ciudadanía no viajar a zonas de guerra, lo mismo Ucrania que Gaza, por el elevado riesgo de sufrir un percance irreparable. No es el mejor momento para correr allí a hacerse un selfi. Pero eso no vale para los intrépidos argonautas de la flotilla… menguante, por otra parte, pues se cuentan por docenas las embarcaciones de recreo que han abandonado la náutica odisea y al final, si arriban a destino, la desestiba en puerto de la ayuda almacenada en sus bodegas será un pelín magra, reduciéndose a unas cuantas cajas de preservativos, a las gambas que se hayan librado de la depredación de la apetente marinería (viajan a bordo unos cuantos sindicalistas de hábitos pantagruélicos) y unas camisetas de fútbol firmadas por Iñaki Williams y Borja el Panda Iglesias. El reparto de los preservativos compete a Ana Alcalde (Barbie Gaza), la portavoz oficial de la flotilla, quien aseguró en una entrevista televisiva que el feo asunto de las violaciones sistemáticas atribuidas a los terroristas de Hamás durante la masacre de octubre de 2023 es un bulo sin fundamento. En su opinión, las chicas que sobrevivieron al cautiverio atroz fueron tratadas “correctamente” e incluso una de ellas se sintió fea “porque no la tocaron”, insinuando que a otras sí. Diciendo una cosa y la contraria en la misma frase, una prerrogativa consustancial a las personas de izquierdas. Esa es la catadura moral de la interfecta, y no sabe uno si lo de Barbie es por la glamurosa muñeca o por Klaus Barbie, el carnicero de Lyon.
Hay más. La dotación de la patrullera tiene orden estricta de no responder si la flotilla es atacada por fuerzas israelís. Nada se sabe de las instrucciones que custodia su capitán si por un acaso la nave es alcanzada por disparos de la Marina hebrea. En todo caso, no queda claro el desempeño de la patrullera en la misión de escolta, si es que sus armas guardarán silencio en caso de ser ametrallado el convoy al que presta “protección”. A estas horas, última localización de la flotilla Colau, se concentran las itinerantes embarcaciones en las inmediaciones del golfo de Lepanto para afrontar la etapa definitiva. Lepanto, ahí es nada… donde fue herido, por el otomano, Miguel de Cervantes, ahora convertida en plumón su pluma magistral y que rindiera de grado la Sublime Puerta en las prisiones de Orán, según Amenábar… ya saben, Amenábar, Amenábar, moro de la morería…
Javier Toledano | escritor