Aberchán es el principal sospechoso de la compra del votos por correo (entre 50 y 200 euros). El modus operandi para alterar la voluntad de los melillenses era sencillo: se pagaba a los votantes por depositar su voto en las oficinas de Correos, donde no se pedía el DNI para ejercer el derecho de voto.

Condenado a dos años de cárcel por manipular el voto, ya en 2008, Mustafá es un entusiasta partidario de que Melilla sea musulmana y de que Marruecos -aunque asegura mantener discrepancias con el Régimen de Rabat- se haga cargo de la ciudad autónoma frente a Madrid.

Cabe la pena recordar que las últimas encuestas apuntan una situación muy ajustada entre el bloque de CpM-PSOE y el de PP-VOX, que se disputan el Gobierno de la ciudad española en el norte de África. Un puñado de votos puede decantar la balanza hacia un lado u otro… y eso lo saben muy bien en Marruecos.

Y cuando el ciclo de la traición terminaba, cuando la Coalición por Melilla, es decir, pro-marroquí, de forma directa o indirecta, toca a su fin, resulta que Mustafá Aberchán, el político que ya tiene antecedentes en esto de los pucherazos electorales por compra de votos, vuelve a las andadas, pero esta vez a lo grande.

Así, la delegada del Gobierno sanchista en Melilla, Sabrina Moh dictaminaba que el pucherazo podría haber conseguido un tercio de la Asamblea de Melilla, unos 10.000 sufragios en una población que no alcanza los 80.000 habitantes. Eso basta para inclinar la balanza hacia los musulmanes, encargados de allanarle el camino a Mohamed VI para que Melilla se convierta en una ciudad marroquí.

La supuesta operación de compra de votos por parte de Marruecos tiene aún más sentido si se relaciona con la intervención del presidente del Senado marroquí, que forma parte de un partido aliado del PP, en la que instaba a sus compatriotas a entrar en política española para favorecer a Rabat.

A ver si nos entendemos: con Marruecos no vale la colaboración, que es rendición. Marruecos odia a España y Mohamed VI ha ido obteniendo prerrogativas en su vecino odiado que le llevan a comportarse con una prepotencia, con una arrogancia, impensables hace apenas una década.

(Con información de Hispanidad