Los Gay Games en Valencia y la sumisión del PP y Vox a la ideología LGTBI

El Ayuntamiento de Valencia, gobernado por el Partido Popular (PP) con el apoyo de Vox, ha impulsado una campaña contra la supuesta LGTBIfobia en el deporte. Utilizando el «Día Internacional contra la LGTBIfobia» como pretexto y los Gay Games 2026 como bandera, esta iniciativa financiada con dinero público no solo carece de sentido deportivo, sino que se erige en un escaparate de la ideología woke más sectaria.

Los Gay Games se presentan como un emblema de «inclusión», pero la realidad que subyace es bien distinta. A lo largo de sus ediciones anteriores, ha quedado patente que este torneo se aleja de los valores deportivos tradicionales, convirtiéndose en una celebración que prioriza la propaganda ideológica sobre la competición sana y el esfuerzo. Que el Ayuntamiento de Valencia destine recursos públicos para financiar este espectáculo es un insulto a los ciudadanos que confían en una gestión responsable.

El deporte debería ser un espacio de disciplina, mérito y esfuerzo, no un altavoz de agendas sectarias que, bajo la excusa de la diversidad, promueven la ideología de género y la cultura woke. Este evento no solo desvía fondos de necesidades reales de la ciudad – y más cuando acaba de sufrir una DANA devastadora, sino que subordina la práctica deportiva a la promoción e imposición de una ideología sectaria.

La postura de Vox en este asunto agrava aún más la situación. Juanma Badenas, su representante en el consistorio, ha respondido con declaraciones insuficientes como: «no hacen falta etiquetas» y «ya hay competiciones para todos». Esta actitud tibia y complaciente demuestra una falta de compromiso con los principios que supuestamente defiende el partido. No basta con desmarcarse verbalmente de la iniciativa; Vox debería liderar una oposición firme contra este despropósito y denunciar el despilfarro de recursos públicos en eventos que contradicen la esencia misma del deporte.

Los votantes de Vox esperan algo más que simples palabras huecas. Eso sería lo mismo que vienen haciendo los partidos tradicionales como el PP. Se requiere una acción contundente. Si Vox no es capaz de enfrentar estos ataques a los valores que dice defender, entonces la coalición con el PP no tiene razón de ser. Se trata de un evento que, por su carga ideológica y su despilfarro económico, debería llevar a la ruptura del gobierno municipal.

El patrocinio municipal de los Gay Games no es solo una pérdida de dinero, sino una afrenta directa a la dignidad de Valencia. Convertir el deporte en un circo ideológico sectario y comprometer recursos públicos en una celebración ajena a cualquier principio de esfuerzo y superación es inaceptable.

Los Gay Games deben ser la línea roja que obligue a Vox a romper la coalición con el PP. Solo así podrá recuperar la confianza de sus votantes y devolver la dignidad a la ciudad.

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