La mujer española nativa puede decirse que es una ‘madre en peligro de extinción’. Puede sonar a broma, pero es un hecho que todo el mundo puede ver en su día a día. No hace falta más que observar la realidad con los ojos abiertos.

Muchas son las causas: Desde la difícil situación económica pero también, sin lugar a dudas, la idea feminista de que tener hijos es violencia contra la mujer, de que es una manera en la que los hombres someten a las mujeres, una esclavización de por vida; Además, el individualismo liberal llevado al extremo también produce esto: falta de compromiso, falta de entrega…

Lo que se puede ver en el gráfico siguiente es la natalidad española contando con la población inmigrante, no olvidemos esto.

Estadística: Número de nacimientos en España de 1975 a 2021 | Statista

1,28 hijos por mujer

Hablar de la natalidad, no en números absolutos, sino en términos de nacimientos por mujer es importante. En la España de hoy (con datos de 2021) la mujer tiene una fertilidad de 1,28 hijos por mujer. Nuevamente, se cuenta la natalidad inmigrante en el cómputo general. Sin la población inmigrante, estaríamos en torno al 0,7. Es un suicidio demográfico sin parangón en la historia. En sociología se considera la natalidad por mujer deseable para renovación general y la supervivencia civilizatoria en 2,1 hijos por mujer.

Comparemos ahora estos datos con un país de África: Nigeria. Según el Banco Mundial, la natalidad en 2001 fue de 5,2 hijos por mujer. Más de cuatro veces la natalidad española. Inapelable. Y eso que hace 40 años la estadística nigeriana era dos puntos superior. Para rizar más el rizo, piensen que el Gobierno quiere importar inmigrantes a razón de 250.000 anuales solo en España –la Unión Europea calcula que para 2100 la mitad de los europeos serán de origen africano-.

Las personas que llegan a España no vienen con el cerebro formateado. Suelen proceder de sociedades tradicionales donde no existe el feminismo occidental, los ‘roles de género’ están claramente definidos y la natalidad –como la mortalidad- son el pan de cada día. Estas ideologías disolventes que sufrimos en nuestras sociedades no se esparcen por África ni gran parte de Asia. Occidente es víctima y criminal a la vez. Lo nunca visto. Samuel Huntington, en su obra ‘El choque de civilizaciones’ lo vio venir pero preferimos tener como referentes a Beauvoir, Kate Millet, Montero y compañía.