El régimen chino optó por políticas inflexibles y desplazó el tradicional pragmatismo que que hizo crecer al país en las últimas dos décadas. Ahora, por primera vez desde 1990, podría tener dificultades para crecer más rápido que los Estados Unidos
Las consecuencias del cierre de Shanghái son inocultables. “Más de 200 millones de personas viven bajo restricciones y la economía se tambalea. Las ventas al por menor en abril fueron un 11% inferiores a las del año anterior”, revela el medio. Además, aunque algunos trabajadores viven en las fábricas, la producción industrial y los volúmenes de exportación han disminuido. Por las decisiones de Xi, por primera vez desde 1990, China podría tener dificultades para crecer más rápido que Estados Unidos.
Xi pretende que en el 20º congreso del Partido Comunista que se desarrollará a finales de este año lo confirmen para un tercer mandato como presidente, rompiendo la reciente norma de que los líderes se retiren después de dos.
Errores de Xi, según The Economist
The Economist, de hecho, enumera los errores: el primero y más grave es su política de “Covid cero”, aplicada desde hace 28 meses. Imprudente e ineficaz, pero como la política de “Covid Cero” se identifica con Xi, cualquier crítica a la misma se considera un sabotaje.
Ese mismo celo ideológico, advierte el medio en sus sección “Líderes”, está detrás de la segunda sacudida, una serie de iniciativas económicas que conforman lo que Xi llama su “nuevo concepto de desarrollo”, con el que pretende abordar “grandes cambios no vistos en un siglo”, como la ruptura chino-estadounidense. Además, advierte el artículo, en todos los casos Xi cree que el partido debe tomar la iniciativa.
El régimen espera que el programa de estímulo que está en marcha le ayude a cumplir el objetivo oficial de crecimiento del 5,5% para 2022 de cara al Congreso del Partido Comunista. El 19 de mayo, Li Keqiang, el primer ministro, instó a los funcionarios a “actuar con decisión” para restablecer el crecimiento, y el banco central recortó los tipos hipotecarios. Es probable que el siguiente paso sea un gran programa de infraestructuras gubernamentales financiado con bonos, cuenta The Economist.
Mientras tanto, enumera, los incentivos de la parte más productiva de la economía, el sector privado, se han visto perjudicados: el costo del capital ha aumentado y las acciones chinas cotizan con un descuento del 45% respecto a las estadounidenses, una diferencia casi récord.
Los cálculos de los inversores y empresarios están cambiando. Algunos temen que las ventajas financieras de cualquier empresa se vean limitadas por un partido que desconfía de la riqueza y el poder privados. Los inversores de capital riesgo dicen que han pasado a apostar por las mayores subvenciones, no por las mejores ideas. Por primera vez en 40 años, ningún sector importante de la economía está siendo objeto de reformas liberalizadoras. Sin ellas, el crecimiento se resentirá, sentencia el artículo.
Implicaciones para el mundo
La economía ideológica de Xi tiene grandes implicaciones para el mundo. Aunque los estímulos podrían impulsar la demanda, es probable que se produzcan más bloqueos, lo que pondría en peligro una economía mundial que coquetea con la recesión. En el ámbito empresarial, el tamaño y la sofisticación de China hacen imposible que las multinacionales la ignoren. Pero muchas de ellas reequilibrarán sus cadenas de suministro fuera de China, como parece que está haciendo Apple, advierte The Economist.
Y vaticina que es probable que Occidente se convierta en un importador más cauteloso de productos chinos.
(Con información de Infobae)