Humor amarillo | Luis de Miguel Ortega

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No es la primera vez que unos humoristas consiguen mediante engaño, hablar con un personaje público para hacer sátira y mostrarnos cuán imbéciles son los gobernantes. Del «mariconsón» que espetó Fidel Castro ante un periodista fraudulento en 2003 hasta hoy mismo, han pasado muchos años y también muchas secuelas. Una de las más notables es la actual broma que unos humoristas rusos -ya conocidos- le hicieron al alcalde de Madrid.

En la llamada Almeida cumple con muy buena nota casi todos los pecados capitales y algunos otros veniales.

La arrogancia le impide ver el engaño y cae en la trampa de los humoristas que abusando de la pobreza de espíritu de Almeida y su justísimo nivel de inglés consiguen un video tan espeluznante como clarificador. En plena época en la que el PP de Ayuso se empeña en teatralizar diferencias con Sánchez respecto de los confinamientos, las mascarillas, los contratos públicos y ahora el ahorro energético -sin lograrlo-, el PP de Feijó se esfuerza por parecer lo mismo y el PP de Almeida en demostrar que pueden ser aun peores.

Le preguntaron sobre:

1) ¿Pueden las autoridades de Madrid incautar inmuebles a los rusos para dárselos gratis a los ucranianos para que puedan vivir allí?

2) ¿Puede Madrid ayudarnos a deportar a Ucrania a los hombres con ciudadanía Ucraniana (para que en vez de disfrutar de las playas mueran o ganen en el campo de batalla)?

El resto de la entrevista es tan chistosa que no se comprende que el Alcalde no se estuviese dando cuenta de que se estaban riendo de él.

El Alcalde llama a los rusos «bastardos» en una primera respuesta y habla de «castigar». Apoya la deportación de ucranianos para que vayan a la guerra para luchar contra Rusia.

Las dos preguntas son tan jurídicamente inadecuadas que ninguna persona con conocimientos jurídicos básicos se habría atrevido a contestar. Solo una bestia política o un demente habría entrado a contestar en el sentido en que Almeida lo hizo.

No. Las autoridades de un estado de Derecho, no pueden incautar bienes de ciudadanos nacionales o extranjeros para regalárselos a otros. Eso solo ocurre en las dictaduras. En las democracias debe existir una causa justa y concreta para incautar o expropiar bienes y con las garantías de un proceso administrativo. Una vez incautados unos bienes, se pueden entregar para aprovechamiento de otras personas, pero siguiendo los principios de transparencia y no discriminación.

No. Las autoridades de un estado de derecho no pueden hacer deportaciones masivas sin garantías judiciales y sin obedecer el derecho de asilo que universalmente protege a las personas que no quieren participar en una guerra.

No. Los rusos no son «bastardos» a los que hay que «castigar». Tampoco los votantes de Almeida son «bastardos» a los que hay que «castigar». Solo vivir en un país corrupto con una justicia corrupta puede hacer que esas afirmaciones queden impunes y formen parte de la normalidad. Los rusos y los votantes de Almeida son seres humanos que merecen gobernantes que estén a la altura.

Solo de pensar en las preguntas y en la natural respuesta de Almeida brotan sentimientos de horror porque se normaliza el pensamiento totalitario en el que las peores ideas se pueden poner en marcha por el mero voluntarismo político -los jueces de España lo llaman «oportunidad política»- y que permitirían con toda naturalidad «Almeidiense» embargar bienes para regalarlos a otros o enviar a ciudadanos involuntariamente a la guerra.

Hablamos de un político que presume de liberal y de conservador tanto o más que otros políticos liberales y conservadores que dicen que Putin es comunista o que debe haber vacunación obligatoria. Hablamos de una calaña de todos los colores que ha perdido la vergüenza y se reconocen cómodos en esta postdemocracia pandémica donde la separación de poderes y el estado de derecho han desaparecido sin oposición. Hablamos de un político que se suma a la agenda globalista 2030 sin vergüenza, mientras el país se hunde en una deuda impagable que compromete el futuro de nuestros nietos y mientras se exterminan a decenas de miles de seres humanos cada año con dinero y servicio público.

Todo lo anterior sería moderadamente gracioso si no fuese porque para colmo de nuestros males, la oposición no existe y la sociedad civil está noqueada. Frente a Almeida y peores, la sociedad como si estuviésemos en un chiste de tontos, ha perdido toda coordenada de realidad y quien es conservador sigue apoyando a los partidos que cree conservadores y quien es progre sigue apoyando a los partidos que cree progresistas y quien no es ni lo uno ni lo otro vive dentro del cuento del domscrooling -adicción a la información basura-, el telegram y las noticias «bomba» del BOE.

Mientras tanto, mientras la población está entretenida, este planeta se juega su futuro moral y espiritual. «política», «liderazgo», «moral», «dinero», «propiedad privada», «tradiciones», «religión» o «libertad», son palabras casi tabú para la ciudadanía que se opone a este nuevo orden, y que piensan que unos post en telegram, una huelga virtual o una manifestación de miles de personas, puede cambiar el ritmo de nustra historia de una manera mágica.

Almeida es un aviso a navegantes: Quienes gobiernan carecen de la grandeza moral que permite a unos hombres dirigir el destino de otros hombres, y si no se construye una alternativa política que desde la moral reconstruya nuestra sociedad, estamos condenados a la esclavitud en manos de carceleros que se merecen el peor de los motes y la peor de las bromas telefónicas.

PD: «Quienes gobiernan» incluye al partido fasciocomunista en el Gobierno, a la pseudo oposición del PP y a las pseudo alternativas de Podemos y Vox, al igual que a los partidos minoritarios y nacionalistas que no están haciendo nada en esta guerra mundial que comenzó hace ya muchos años.

 

Luis de Miguel Ortega, es enfermero con toga , -diplomado en enfermería así como licenciado en Derecho- . Máster en Psicoterapia en el Estudio de Bioinformación y titulado en Mediación y Resolución de Conflictos . Perito Judicial . Presidente de ScabeluM

1 comentario en «Humor amarillo | Luis de Miguel Ortega»

  1. Calificar a VOX de «pseudoalternativa» al PPSOE es tanto como decir que en estos momentos no existe opción ninguna al gobierno socialcomunista del PPSOE. O se reconoce a VOX como alternativa o no ésta no existe, lo demás no es sino la alternancia.

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