Humillante retirada | Luis Losada

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Los atentados de Afganistán humillan -todavía más- al presidente de los Estados Unidos

Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Y si huyes de la guerra para no sufrir bajas, tendrás bajas, guerra y humillación. Eso es lo que ha pasado con la humillante retirada de Afganistán. Supuestamente se pacta con los talibanes un calendario de retirada pero el Estado Islámico lo frustra y deja 60 muertos -12 de ellos marines americanos- y 150 heridos.

Si la popularidad de Biden estaba en caída libre, los atentados han convertido al zombie en un verdadero cadáver político. Primero, la lentitud de reflejos hace que Trump salga antes que Biden para homenajear a los marines caídos. Después, evidencia en la rueda de prensa que ‘alguien’ le organiza los turnos de preguntas. Y finalmente suelta eso de “ni olvidaremos ni perdonaremos” con la credibilidad de quien tiene que huir por el tejado rescatado por un helicóptero.

Lo pésimo no es que Biden sea un pato cojo, es que Estados Unidos parece empeñarse en perder su hegemonía mundial. ¿Hay voluntad deliberada para dejar el paso a China en el liderato mundial?

Los atentados han acelerado la repatriación y reducido el número de rescatados. Si había dudas sobre si prolongar su estancia más allá del 31 de agosto, las dudas se han disipado. En el caso español, las gestiones para rescatar a la minoría cristiana -impulsadas por Vox- se han quedado estancadas. Mucho me temo que finalmente les abandonemos.

Curiosamente Francia, Alemania y Reino Unido han anunciado que se mantendrán en la zona más allá del 31 de agosto a pesar de los atentados. Enfrentan con coraje la amenaza mientras Estados Unidos opta por la humillación… y la sangre.

Algunos analistas pronostican una guerra civil entre talibanes y Estado Islámico tras la salida occidental de Afganistán. Puede que haya tensión, pero tengo la sospecha de que son los mismos intolerantes jugando al poli bueno y poli malo. De esta manera consiguen que hasta Borrell les respete y quiera dialogar con ellos mientras se permiten masacrarnos a su antojo. La debilidad tiene estos costes…

 

Luis Losada | Periodista

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