Expertos instan al Gobierno de EEUU a prohibir la geoingeniería solar

Más de 500 científicos y académicos de todo el mundo apoyan un acuerdo internacional para prohibir la geoingeniería solar.

Los científicos exigen prohibir la geoingeniería solar en Estados Unidos. Advierten de sus riesgos para el medio ambiente y la vida humana.

La geoingeniería solar, una amenaza para el equilibrio natural

La geoingeniería solar es un conjunto de técnicas destinadas a enfriar artificialmente la Tierra. Según explicó Roger Pielke Jr., del American Enterprise Institute, estas prácticas consisten en liberar sustancias como dióxido de azufre en la atmósfera para reflejar la radiación solar.

El científico testificó ante el Subcomité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes:

“Tenemos una sola Tierra, y experimentar en ella conlleva riesgos considerables”.

Los riesgos van desde el debilitamiento de la capa de ozono hasta daños en los cultivos y la salud respiratoria. La propia Agencia de Protección Ambiental (EPA) admite que existe poca comprensión sobre los efectos reales de estas técnicas.

Llamadas internacionales para prohibir la geoingeniería solar

Más de 500 científicos y académicos de todo el mundo apoyan un acuerdo internacional para prohibir la geoingeniería solar. La petición busca impedir cualquier experimento al aire libre y fortalecer la vigilancia atmosférica para evitar estas prácticas.

Christopher Martz, meteorólogo del Comité para un Mañana Constructivo, respaldó esta postura:

“La geoingeniería solar debería prohibirse, dadas las incertidumbres sobre el cambio climático en sí, así como las incertidumbres que la geoingeniería podría tener tanto sobre el medio ambiente como sobre la vida en la Tierra”.

Martz señaló que fenómenos naturales como erupciones volcánicas también alteran el clima, lo que demuestra que el cambio climático no puede atribuirse únicamente a la acción humana. De hecho, es lo que menos influye.

Empresas privadas y el riesgo de un clima manipulado

El debate se intensificó cuando la congresista Marjorie Taylor Greene denunció a la compañía californiana Make Sunsets, que ya ha lanzado globos con partículas reflectantes a la atmósfera. La empresa asegura que actúa dentro de la ley y que sus partículas podrían permanecer entre seis meses y tres años.

Esta posición desafiante evidencia cómo el negocio climático puede imponerse sobre la seguridad global. Expertos como Martz y Pielke denunciaron la irresponsabilidad de tales iniciativas privadas, que actúan sin control internacional.

La geoingeniería y la Agenda 2030

Detrás del debate, subyace un aspecto ideológico. Los defensores de la Agenda 2030 ven en la geoingeniería solar una herramienta para, según ellos, “salvar el planeta”. Sin embargo, lo que proponen es jugar a ser dioses, modificando procesos naturales con consecuencias imprevisibles.

El control climático se convierte así en un arma política y económica que amenaza la soberanía de las naciones y la seguridad de las familias. Como ya ocurre con la ideología de género o las restricciones energéticas, la geoingeniería podría ser otro instrumento para imponer un modelo globalista.

Un futuro en riesgo si no se actúa

El debate sobre si prohibir la geoingeniería solar no es solo científico, es moral y político. La comunidad internacional debe decidir si permitirá que empresas y gobiernos manipulen el clima de forma unilateral, poniendo en riesgo a millones de personas.

Hoy la ciencia reconoce muchísimos riesgos y dudas. Ante esta incertidumbre, la única decisión responsable es detener cualquier experimento hasta que exista evidencia clara de sus consecuencias.