El Gobierno y la Junta de Andalucía arrasan el campo andaluz: 100.000 olivos talados para servir a la agenda globalista

Expropiación a más de 1.000 agricultores: el campo sacrificado en nombre del ecologismo ideológico

El Gobierno de Pedro Sánchez, en complicidad con la Junta de Andalucía gobernada por el PP, ha dado un paso más en su cruzada contra el campo andaluz. La noticia es tan clara como escandalosa: más de 1.000 agricultores serán expropiados, y cerca de 100.000 olivos serán talados para instalar placas solares en municipios de alto valor cultural y paisajístico como Lopera, Arjona y Marmolejo. Esta decisión no solo representa una agresión contra la propiedad privada y la cultura agrícola de generaciones, sino que confirma el sometimiento a una agenda ideológica globalista que desprecia las raíces y destruye el equilibrio energético nacional.

La Junta de Andalucía: colaboracionismo y silencio cómplice

Quien esperaba que el PP andaluz hiciera frente a los delirios energéticos de la izquierda, se ha encontrado con una realidad muy distinta. La Junta de Andalucía, lejos de proteger al agricultor y al patrimonio histórico de la región, ha dado su respaldo a Greenalia Solar, la empresa encargada del proyecto. En lugar de escuchar a los vecinos o considerar el valor cultural y ecológico del olivar jiennense, la Junta ha preferido postrarse ante los intereses empresariales impulsados por los dogmas del ecologismo radical.

Una agresión a la identidad cultural y al patrimonio natural

Estas tierras, cultivadas con esfuerzo por generaciones, estaban en proceso de ser reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO debido a su singular riqueza olivarera y paisajística. Ni siquiera este argumento de peso ha servido para frenar los planes destructivos de una política ciega al arraigo, sorda al clamor popular y servil ante las imposiciones de Bruselas. La historia, la identidad y el paisaje de Andalucía están siendo arrasados por placas solares que, además, han demostrado su ineficiencia en momentos críticos.

El apagón eléctrico: la advertencia ignorada

Hace apenas unos días, un apagón masivo dejó sin suministro eléctrico a toda España, parte del sur de Francia y zonas de Portugal. Fue una advertencia evidente del fracaso del actual modelo energético. La dependencia casi total de fuentes renovables intermitentes, como la solar o la eólica, desestabiliza el sistema eléctrico. Estas tecnologías no síncronas no aportan inercia al sistema, dificultando la compensación cuando se producen caídas abruptas de potencia. Y sin embargo, Pedro Sánchez, con el beneplácito de la Junta de Andalucía, redobla la apuesta.

Una política suicida dictada por intereses globalistas

No se trata de una estrategia racional al servicio del bien común. Estamos ante una política suicida, impulsada por un sectarismo ideológico que desprecia la realidad. El objetivo no es el bienestar de los ciudadanos, ni la seguridad energética, ni el respeto por el medio rural: es el cumplimiento servil de los dictados de la Agenda 2030, incluso cuando se ha demostrado su fracaso. La ideología se impone sobre la evidencia. El globalismo sobre la soberanía nacional.

Las consecuencias humanas: desesperación, desarraigo y ruina

Las víctimas de esta ofensiva no son cifras: son familias, agricultores, trabajadores del campo andaluz. Personas que verán desaparecer sus medios de vida, sus raíces, sus tierras. Todo en nombre de una transición energética que no funciona y que solo sirve a los intereses de las grandes corporaciones, que ven en la tierra española un solar a conquistar, y en los políticos locales, meros ejecutores dóciles.

No se puede seguir callando ante esta injusticia. No es solo un ataque al campo andaluz, es un atentado contra la propiedad privada, contra la identidad cultural, contra el sentido común. Es necesario exigir responsabilidad al Gobierno y desenmascarar al PP andaluz, cuya supuesta oposición a Sánchez queda en evidencia cada vez que se pliega a estos planes ruinosos.

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