Una aberración ideológica que pone a los animales por encima del ser humano
La aberración ideológica del Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha alcanzado cotas inimaginables. En su afán por imponer los dogmas del animalismo y la eco-naturaleza, pretende que los españoles rindan culto a los animales como si fueran nuevos dioses, relegando al ser humano a un plano secundario. La última muestra de esta locura ha llegado con la imposición de sistemas de calefacción, ventilación o aire acondicionado para los cerdos en las granjas, con el objetivo de «evitar su estrés térmico». Un dislate que confirma que el Gobierno ha decidido someter nuestra soberanía al dictado de las élites globalistas y su Agenda 2030.
Nueva normativa: privilegios animales
El Ejecutivo ha impulsado la modificación del Real Decreto 1135/2002, que regula las normas mínimas para la protección de cerdos. Esta actualización, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), obliga a los ganaderos a instalar sistemas que aseguren el mantenimiento de unos «rangos de temperatura» adecuados en las granjas, independientemente de las condiciones económicas o climáticas.
El propio texto legal recoge sin rubor: «Los recintos de los edificios en los que se alojen los animales deben disponer de los sistemas adecuados como ventiladores, calefacción, aire acondicionado, ventilación natural o forzada u otros que permitan mantener los rangos de temperatura adecuados para prevenir el estrés térmico para los cerdos».
¿Quién asume los costes de estas instalaciones? Los ganaderos, ya asfixiados por las restricciones medioambientales, los bajos precios y la burocracia impuesta desde Bruselas. El Gobierno de Pedro Sánchez vuelve a demostrar que sus prioridades están con los lobbies ideológicos, no con las familias trabajadoras del campo español.
Intervencionismo desbordado y control absoluto
El reglamento impone que cada granja defina un plan de bienestar animal donde se establezcan los parámetros de temperatura exigidos. En caso de superarse esos límites, deberán aplicarse «medidas correctoras» de inmediato. Aunque no se exige un registro continuo, los inspectores valorarán las condiciones térmicas durante las visitas oficiales, abriendo la puerta a nuevas sanciones y multas arbitrarias.
Cada ganadero deberá, bajo su propia responsabilidad, instalar sistemas de climatización, reformar instalaciones y asumir inspecciones, todo ello sin ayudas directas. Mientras tanto, millones de españoles no pueden permitirse encender la calefacción en invierno por la inflación energética provocada por las políticas «verdes» de este mismo Gobierno.
Esta es la realidad: los cerdos tendrán aire acondicionado pagado por los ganaderos mientras los españoles sufren frío y miseria.
Ataques al sector ganadero: prohibiciones e imposiciones
La normativa no se limita a la climatización de las granjas. También endurece las condiciones para la manipulación de los animales:
Se prohíben todos los procedimientos que impliquen lesiones o alteraciones de la estructura corporal de los cerdos, salvo excepciones muy tasadas.
Se permite, únicamente, la reducción de las puntas de los dientes de los lechones antes de los siete días, el raboteo parcial respetando medidas específicas, y la castración de los machos por métodos no lesivos.
La criminalización del trabajo ganadero es ya una constante en las políticas socialistas, siempre impulsadas por una visión radical animalista que desprecia la experiencia acumulada por generaciones de agricultores y ganaderos.
El control veterinario: más vigilancia, menos libertad
A esto se suma la aprobación de nuevos reales decretos de sanidad animal, que refuerzan el control sobre las explotaciones:
Visitas zoosanitarias obligatorias de veterinarios para detectar signos de enfermedad y recomendar cambios en las explotaciones.
Se fomenta indirectamente que las granjas contraten veterinarios permanentes para ser consideradas de «menor riesgo».
El plan sanitario integral deja de ser obligatorio, pero se impone una supervisión permanente bajo criterios ambiguos.
Una maniobra más de presión para empujar a los pequeños productores fuera del mercado, favoreciendo a las grandes corporaciones afines al globalismo.
Animalismo radical: el nuevo ídolo del globalismo
No estamos ante meras decisiones técnicas. Se trata de un proyecto ideológico: el animalismo y la eco-naturaleza son los nuevos dogmas del globalismo. Una falsa religión donde el ser humano debe someterse a la naturaleza, renunciando a su dignidad y su papel como custodio racional de la Creación.
Este ataque sistemático contra el campo, la soberanía alimentaria y el sentido común responde a un plan: destruir nuestras raíces, desarmar nuestras comunidades rurales y someter a la sociedad a los nuevos ídolos de la Agenda 2030. La misma Agenda que niega la nación, disuelve la familia y convierte los derechos humanos en privilegios selectivos para minorías ideologizadas.
Mientras el campo español languidece, mientras nuestros agricultores luchan contra regulaciones asfixiantes, Pedro Sánchez y sus ministros imponen calefacción para los cerdos. Una auténtica aberración que solo puede entenderse desde la profunda corrupción moral que domina al actual Gobierno.
1 comentario en «El Gobierno radicaliza aún más el animalismo: calefacción y aire acondicionado obligatorios para los cerdos»
Inspección en una granja de porcino. ¿Vd. que les da de comer a los cerdos?, el ganadero responde, pues las sobras de comida, cáscaras de fruta, un poco de pienso y demás. Multa, le dice el inspector, por maltrato animal a los cerdos con una dieta inadecuada.
Vuelve al cabo de un tiempo a hacer la revisión. ¿Vd. que les da de comer a los cerdos? pues verá, solomillos de ternera, pan gallego, lechuga rizada y algún pastel. Multa, le dice el inspector, por derroche y falta de sentido social.
Tercera inspección. ¿Qué le da vd. de comer a los cerdos?. Pues verá, Sr. Inspector, yo le doy a cada cerdo 50 euros y se va cada uno a comer lo que quiere.
Los chistes se vuelven realidad. Efectivamente nos quieren meter por un aro lleno de púas y que digamos que nos hacen cosquillas y reir. Y quieren acabar con nuestro trabajo y economía. Y siguen votando marxismo un gran número de nuestros conciudadanos.