El Gobierno del PP en Ceuta ha concedido 350.000 euros para la financiación de mezquitas en Ceuta, pese a que esas mismas mezquitas ya reciben dinero del Gobierno de Marruecos. El convenio, firmado por Pilar Orozco, consejera de Educación, Cultura y Juventud por el PP, se justifica oficialmente como un esfuerzo por “garantizar instalaciones dignas y seguras para el culto y las actividades comunitarias”.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. La medida ha generado un fuerte malestar incluso dentro de la comunidad musulmana. Según Abdelmalik Mohamed, presidente de la Asociación de Consumidores Halal, el mantenimiento de las mezquitas ceutíes corre a cargo de Marruecos, que destina más de un millón de euros al año para este fin.
La financiación de mezquitas en Ceuta por parte del Ejecutivo local, cuando Rabat ya cubre esos gastos, resulta un auténtico escándalo que plantea serias dudas sobre la gestión del dinero público y la soberanía española en la ciudad autónoma.
Marruecos ya paga imanes, electricidad y mantenimiento
Según datos revelados por El Debate, el Ministerio de Asuntos Islámicos de Marruecos financia el funcionamiento de más de un centenar de mezquitas en Ceuta. Esta financiación incluye el salario de más de 100 imanes y muecines, además de 120.000 euros en electricidad y 130.000 en mantenimiento.
Es decir, Marruecos cubre de forma sistemática los gastos estructurales de los templos islámicos en territorio español. Por tanto, la financiación de mezquitas en Ceuta con fondos del Gobierno autonómico implica una duplicidad injustificable y una peligrosa cesión de competencias frente a una potencia extranjera.
Incluso el propio Abdelmalik Mohamed advierte: “El mantenimiento de las mezquitas ya está cubierto por Rabat. No tiene sentido seguir enviando dinero público español sin transparencia ni control”.
Este reconocimiento directo pone en evidencia una situación gravísima: el Estado español financia lugares de culto que, de facto, dependen política y financieramente de Marruecos.
Auditoría y opacidad en el uso de fondos públicos
No se trata del primer desembolso. Hace apenas dos meses, el mismo Ejecutivo otorgó otros 150.000 euros para alfombras en mezquitas locales. Paradójicamente, esas moquetas también fueron financiadas por Marruecos.
El sistema de financiación de mezquitas en Ceuta gobernada por el PP se ha convertido así en un entramado opaco, en el que confluyen intereses religiosos, políticos y económicos. La falta de control y la ausencia de rendición de cuentas despiertan sospechas más que fundadas.
Un agravio comparativo con la Iglesia Católica
La polémica se agrava cuando se compara el trato recibido por la Iglesia Católica. En la misma sesión de la Junta de Gobierno en la que se aprobó la subvención a la Comisión Islámica, se acordó destinar solo 200.000 euros a la rehabilitación de templos católicos.
La diferencia es insultante. Mientras se entregan 350.000 euros a un órgano que ya recibe dinero de un país extranjero, las parroquias ceutíes —auténtico motor espiritual y social de la comunidad— reciben menos fondos y con mayores requisitos de control.
Este desequilibrio refleja una tendencia preocupante: Para el Partido Popular en Ceuta, la financiación de mezquitas en Ceuta goza de privilegios políticos y administrativos que se niegan a la fe mayoritaria en España.
El mensaje que transmite el Gobierno del PP en Ceuta resulta demoledor: se premia la influencia exterior y se penaliza la tradición cristiana que ha sostenido la identidad de la ciudad durante siglos.
Soberanía y sumisión: el trasfondo político
Más allá de la cuestión económica, este caso tiene implicaciones políticas y de soberanía nacional. Marruecos nunca ha ocultado su interés por aumentar su influencia religiosa y social en Ceuta y Melilla.
El apoyo financiero del PP a la financiación de mezquitas en Ceuta supone, en la práctica, una colaboración con esa estrategia. Cada euro entregado a la Comisión Islámica fortalece los lazos de dependencia con Rabat y debilita la autoridad española.
La doble moral del Partido Popular
Lo más sorprendente es que esta cesión proviene de un gobierno del Partido Popular, que se presenta, según ellos, como defensor de la unidad de España y de los valores occidentales. Sin embargo, en Ceuta actúa con una tibieza que raya en la complicidad.
Mientras denuncia la política exterior de Pedro Sánchez, el PP local ejecuta decisiones que favorecen a Marruecos y marginan a la Iglesia Católica. Esta contradicción erosiona la credibilidad del partido y demuestra que, en muchos casos, el consenso político con la izquierda y los intereses globalistas es más profundo de lo que parece.
El uso político de la financiación de mezquitas en Ceuta se convierte así en una herramienta de clientelismo y cálculo electoral. En lugar de defender la soberanía, el PP local busca el voto complaciente, incluso a costa de los principios.
La financiación de mezquitas en Ceuta representa un síntoma del declive moral y político que atraviesa España. Cuando un gobierno autonómico entrega dinero público para sostener instituciones que ya dependen de un país extranjero, se ataca directamente la soberanía nacional.
El PP no puede permitirse esta doble sumisión: ni a la ideología globalista ni a la influencia marroquí. Los fondos públicos deben destinarse a fortalecer la identidad española, a proteger la libertad religiosa verdadera y a garantizar el respeto a nuestras raíces cristianas.




