El adoctrinamiento y manipulación de los escolares por el Gobierno

Además, el ministerio ha lanzado un concurso nacional para estudiantes de secundaria y bachillerato, donde se les invita a «contrastar las condiciones de represión en la dictadura frente a los derechos y libertades de la democracia» a través de diferentes modalidades creativas. Este concurso es otro intento de inculcar una narrativa unidimensional, subrayando «la importancia de hacer pedagogía sobre el significado real de la dictadura» según los intereses del Gobierno. Todo ello con el fin de imponer una visión parcial y adoctrinadora a través del sistema educativo.

Un gobierno que utiliza la historia sin rigor ni objetividad, con el único fin de adoctrinar a los escolares, es un gobierno sectario. La manipulación del pasado con fines ideológicos muestra una falta de compromiso con la verdad histórica y un desprecio por la educación objetiva y libre de sesgos.

La historia es la que es, pero para este gobierno «quien controla el presente, controla el pasado». Esta máxima orwelliana refleja perfectamente la intención de reescribir la historia a conveniencia, distorsionando los hechos para que encajen en su narrativa política actual. La manipulación de los hechos y la imposición de una única visión de la historia constituyen un grave peligro para la educación y la formación crítica de las nuevas generaciones.

El gobierno frente populista actual quiere reinventar el pasado, utilizando el sistema educativo como una herramienta de propaganda. Su objetivo es consolidar su visión ideológica marxista en las nuevas generaciones, eliminando cualquier perspectiva que desafíe su versión oficial de la historia.

Este plan educativo revela un Gobierno decidido a utilizar la educación como herramienta de adoctrinamiento y manipulación. Al invitar a los profesores a seguir estas directrices, Pilar Alegría y su ministerio están dejando claro que la educación objetiva y con rigor no es su prioridad, sino moldear las mentes jóvenes según su agenda ideológica.