¿Cisma y purga en Podemos por su batacazo electoral?

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La marca Podemos está en declive y es ya más un lastre que un beneficio.

La ruptura entre el sector de Yolanda Díaz y el fiel a la dirección se hace más palpable, mientras que la secretaria general prepara purgas.

Si hay una cosa que alegra de especial manera de los resultados de las elecciones en Castilla y León es el fracaso de los comunistas de Podemos. Un fracaso que no es puntual sino que se ha convertido en una tendencia y que de seguir así llevará a los comunistas de Podemos a la extinción y marginalidad. Los que venían a adelantar al PSOE por la izquierda están camino de la desaparición. Y eso es buena noticia

Dos sectores enfrentados

Los dos sectores que en este momento conforman el universo de Unidas Podemos, es decir, el que mira a la vicepresidente Yolanda Díaz para un giro de 180 grados y huir de esta marca ya amortizada y el que sigue a Ione Belarra e Irene Montero, que quieren mantener Podemos a todo trance, están cada vez más cerca de romperse de manera definitiva.

El batacazo electoral en Castilla y León, con Podemos que alcanza tan solo un escaño después de que internamente se hiciera circular que el partido podía alcanzar hasta cinco procuradores – recuérdese que Pablo Iglesias adelantó los datos del CIS, se está volviendo sobre la organización como un bumerán.

Purgas

La dirección planea cambios internos que pueden derivar en otra purga de los sectores considerados pocos fieles a la línea de la cúpula.

Desde el sector de Yolanda Díaz temen que la cúpula morada acabe señalando a la gallega como la responsable del batacazo. Es una lectura que Díaz ha intentado sortear durante toda la campaña, sabiendo que eso ocurrió en Galicia en las últimas autonómicas, cuando Podemos se quedó fuera del parlamento regional. Su estrategia fue limitar su exposición. Pactó un solo encuentro «simbólico» con Enrique Santiago. Y durante todo el día de ayer y la noche electoral del domingo evitó comentar los malos resultados.

Los fieles a Yolanda Díaz

El problema es que, por debajo de los grandes dirigentes, en el complicado equilibrio del grupo parlamentario de Unidas Podemos, llegan cada vez más mensajes que revelan la profunda división interna de los representantes morados. Existe ya algo parecido a dos bloques: uno que responde a Díaz y otro que sigue las consignas de Pablo Echenique. Hay diputados como Txema Guijarro, Antón Gómez-Reino o Aina Vidal, que se conocen por su cercanía a la gallega. Otros se mueven de forma más sutil, pero todos miran a su alrededor.

Purga interna

Fuentes de Podemos, además, apuntan a que también a nivel de dirección del partido morado se estarían planteando cambios de calado. Algunos dirigentes hasta ahora siempre presentes en la ejecutiva podrían salir de ella, como consecuencia de su cercanía a Díaz. El batacazo electoral de Castilla y León, en definitiva, amenaza con acabar en otra, enésima, purga interna al partido, y en la antesala definitiva a algo parecido a una escisión por la vía de los hechos de la corriente de Díaz.

Además de la gallega, las fuentes consultadas aseguran que el líder de IU, Alberto Garzón, sigue alejado de la dirección morada. Garzón protagonizó una polémica sobre la carne que condicionó gran parte de la campaña electoral de Castilla y León. Iglesias y Montero, sin embargo, dieron la orden de defender al dirigente. Las fuentes consultadas hablan de maniobra para atraer a Garzón y romper su pacto con Yolanda Díaz. Pero no parece que esté cuajando.

40.000 votos menos en CyL. Tendencia a la baja

Máxime porque incluso a niveles de militancia de Podemos, la campaña de Castilla y León ha despertado más de una duda.  Y los resultados han sido peor de lo esperado. Los morados se quedaron con un escaño (uno menos que en 2019, y nueve menos que en 2015), y la suma con IU defraudó: se perdieron 40.000 papeletas en comparación con las últimas autonómicas.

En los últimos comicios de Galicia se quedó fuera del parlamento, y en el País Vasco en 2020 también bajó con fuerza (de 11 a 6 escaños). En Madrid, la formación entró en la Asamblea regional por los pelos y solo en Cataluña revalidó sus representantes, aunque perdió más de 200.000 votos. La tendencia es, por lo menos, claramente a la baja. Y muchos sectores del partido y de los que orbitan alrededor de Podemos exigen un proceso de «reflexión» y una sustancial refundación.

¿Condenados a la desaparición?

En definitiva, Podemos navega en el medio de una tormenta que de aquí a las próximas elecciones de Andalucía  y las municipales de 2023 amenaza seriamente con condenar al partido a la desaparición. El llamado círculo de Galapagar, que es donde se toman todas las decisiones de calado de la formación, es consciente de ello. Así que no se excluyen golpes de escena en el corto plazo. Mientras, Díaz sigue esperando, posiblemente hasta las elecciones andaluzas, para lanzar su verdadera ofensiva.

(Con información de The Objective| Lucca Constantini)

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