Corrupción en los chiringuitos ecologistas: Bruselas pagó a ONG para impulsar el Pacto Verde

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Bruselas y los chiringuitos ecologistas: una trama financiada con el dinero de todos

Durante años, la Comisión estuvo concediendo subvenciones a diferentes grupos ecologistas, denuncia The Telegraaf.

La reciente revelación del periódico holandés De Telegraaf , sobre el llamado «escándalo del lobby ecologista» ha puesto de manifiesto la corrupción y el entramado entre la Comisión Europea y los grupos ecologistas. Mientras el Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta del globalismo, se promociona como la única vía hacia la neutralidad climática en 2050, las investigaciones han destapado que Bruselas ha financiado con fondos públicos a ONG medioambientales para que hagan el «trabajo sucio» de presionar a los eurodiputados y lograr legislaciones favorables.

Según lo publicado por De Telegraaf, y recogido por Libertad Digital, «durante años», la Comisión Europea otorgó subvenciones a grupos ecologistas con el objetivo claro de influir en las decisiones políticas relacionadas con el medio ambiente. El principal impulsor de esta estrategia fue el excomisario europeo Frans Timmermans, vicepresidente primero de la Comisión Europea entre 2014 y 2023, conocido por ser el artífice del Pacto Verdeen la Comisión Von der Leyen . Estas prácticas, que rozan el escándalo ético, – por no decir corrupción-, evidencian la falta de neutralidad y la manipulación en la gestión de los recursos de los contribuyentes europeos.

Los beneficiados: ONG financiadas con millones

Uno de los casos más significativos es el de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), una ONG que agrupa a más de 180 organizaciones en 41 países, incluyendo españolas como SEO/BirdLife, Ecologistas en Acción y la Fundación Global Nature. Según el informe, la EEB recibió al menos 700.000 euros para presentar ejemplos de cómo su trabajo había influido en el Parlamento Europeo, logrando que la legislación verde fuera «más ambiciosa».

Estos fondos también se destinaron a marcar objetivos específicos, como la elaboración de listas con nombres de políticos a los que presionar para aprobar determinadas leyes. Este nivel de orquestación no es una campaña de difamación, como algunos han sugerido, sino una muestra evidente de la corrupción estructural y de la relación cómplice entre la Comisión Europea y el lobby ecologista.

El eurodiputado del Partido Popular Europeo, Dirk Gotink, que investiga el caso como miembro del Comité de Control Presupuestario, fue contundente: «Esto parece ser una interacción muy orquestada entre una coalición verde liderada por Timmermans y una mayoría de izquierda en el Parlamento Europeo«. Por su parte, el también eurodiputado del VVD, Malik Azmani, declaró: «La Comisión Europea debería actuar de forma neutral y centrarse en elaborar una legislación justa. No debería utilizar el dinero de los contribuyentes para influir por la puerta trasera a los eurodiputados«.

El trasfondo del Pacto Verde Europeo

El Pacto Verde Europeo, presentado como la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050, es la hoja de rutas de la agenda 2030 para destruir el sector primario de la UE, e incluye medidas como la Ley de Restauración de la Naturaleza, la estrategia «De la Granja a la Mesa» y estrictos reglamentos sobre emisiones de carbono. Estas normativas han tenido graves consecuencias para sectores clave como la industria y la agricultura, generando críticas y grandes manifestaciones del sector primario.

El uso del dinero público para financiar campañas que favorezcan estas políticas ha generado una creciente oposición. Mientras Bruselas intenta vender una imagen de sostenibilidad, queda claro que todo es una farsa. Bruselas está financiando chiringuitos ecologistas para que hagan el trabajo sucio de presión, lo que demuestra una corrupción generalizada tanto de los políticos como de los lobbies ecologistas.

El caso español: un ejemplo más

En España, organizaciones como SEO/BirdLife y Ecologistas en Acción han sido beneficiarias también de estos fondos europeos. Estas entidades han jugado un papel activo en la implementación de las directrices marcadas por Bruselas, promoviendo una agenda que va en contra de los intereses de agricultores, ganaderos y empresarios locales. A través de campañas financiadas con dinero público, estas ONG han presionado para endurecer leyes que afectan a los sectores productivos, justificándolo en nombre de la «sostenibilidad».

Hacia un cambio necesario

La connivencia entre Bruselas y los lobbies ecologistas no sólo pone en entredicho la neutralidad de las instituciones europeas, sino también su legitimidad. Es necesario terminar con ambas castas: la política y la ecologista. Los ciudadanos europeos no pueden seguir permitiendo que su dinero se utilice para financiar intereses que van en contra del desarrollo económico y social.

Este escándalo es una prueba más de cómo las instituciones, lejos de defender los intereses de los ciudadanos se han convertido en instrumentos de manipulación y control, donde tanto a los responsables políticos como a las ONG, lejos de ser independientes, actúan como extensiones de una agenda impuesta desde las altas esferas del poder.

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