El cambio radical que sufre Occidente, heredero de los griegos, romanos, judíos y cristianos, se inició en la época de la Enciclopedia, donde los más destacados fueron Voltaire y Juan Jacobo Rousseau. Se pensó que la Revolución Francesa sería el inicio de un nuevo orden. Por la historia, y las ambiciones personales y de los estados, no lo fue. El germen siguió latente, aunque no tomó forma hasta después de la II Guerra Mundial. Lo tenemos en los dos bloques, lo que no satisfacía a los que querían y quieren, sin ser votados y actuando como poderes fácticos, destruir todo lo que permitió avanzar, especialmente a Occidente.
En el Club de Roma, principios de los 70 de siglo pasado, Kissinger y Rockefeller presentaron un documento, aprobado por las cámaras de EEUU. Paso a paso se inició la apropiación de la libertad individual y colectiva. Ahora ya sin máscaras, obedeciendo al 1 % de la población. No han sido elegidos y dominan los puntos claves del poder en el Foro de Davos, Puebla o Río de Janeiro. Declarando la nueva religión el NOM (nuevo orden mundial) y el cambio climático que obedecen muchos, plasmado en la reiterada cantinela de la Agenda 2040-50 que estamos sufriendo en la energía, alimentos, transporte, empleo precario, combustibles, agua, personas (reducir la población mundial), utilizando todos los medios, la mayoría no éticos, que convierten en leyes.
España ha sido de las más castigadas. Para entrar en la UE, exigieron el desmantelamiento industrial, reducción drástica de la flota pesquera, eliminar campos agrícolas, permitir que productos como las naranjas marroquíes entren en la UE a un precio más bajo que las nuestras y sin los controles estrictos que nos exigen, también en otros productos de huertas y campos, ovejas, vacas… La OTAN no ha sido menos exigente: participamos en Iraq (con un buque hospital), Balcanes, Afganistán y ahora defendemos con Ejército, Marina y Aire la frontera con Rusia en Estonia, Lituania, Bulgaria. También estamos en el Líbano y en varios puntos de África. Mientras, nuestro flanco sur está desprotegido y no amparado por la Alianza, aunque EEUU vende a Marruecos el material de guerra más avanzado.
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