Aumento peligroso de suicidios en adolescentes: «Los padres deben de evitar el silencio»

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
El suicidio es la principal causa de muerte en España entre los 15 y los 29 años, y lo más grave es que no para de aumentar. Solo en 2022 4.097 personas se quitaron la vida, la cifra más alta desde que se tienen registros. Y si se compara con 2021, los números suponen un incremento del 2,3 por ciento.

Ha dejado de ser un tema tabú

Como tema positivo, y como primer paso para intentar solucionar este drama creciente, es que está dejando de ser un tema tabú.  Y cada vez son más los expertos que advierten de la importancia de hablar con los más jóvenes sobre salud mental, así como enseñarles a prevenir el suicidio y pedir ayuda. Cierto es que se han puesto más medios, pero las estadísticas muestran que queda mucho camino por recorrer.
Muestra de esta necesidad son los datos de 2022, que recogen que se suicidaron 19 adolescentes más que en 2021. Según un estudio de la Fundación Anar, entre 2020 y 2022 se registraron un total de 1.949 intentos de suicidio de niños y adolescentes. En 2022 se suicidaron 12 niños de 10 a 14 años, casi la mitad de los 22 que lo hicieron en 2021. Sin embargo, se suicidaron 72 adolescentes de 15 a 19 años, frente a los 53 que lo hicieron un año atrás. A día de hoy las conductas suicidas se duplican en adolescentes de 11 a 15 años.

Pese a que este tema se encuentra dentro de la agenda nacional es una problemática muy difícil de atajar que requiere una remodelación de la manera en la que se afronta la salud mental a nivel nacional.  Una de las principales necesidades es la disposición de psiquiatras y psicólogos, ya que su papel resulta fundamental para poder prevenir el suicidio. Y es que muchas veces no se va al origen del problema de fondo de los jóvenes. Hay miedos o respetos humanos en abordar las causas profundas y se queda en parches que no arreglan el problema de fondo.

Prevenir el suicidio

Son cada vez más los expertos que insisten en la importancia de hablar con los más jóvenes sobre la salud mental, de enseñarles a prevenir el suicidio y a pedir ayuda. Y para ello es fundamental que el suicidio deje de ser un tema tabú. Hay que hacerlo visible con el único objetivo de poder prevenirlo.

Se debe abandonar la opción del silencio y se tiene que optar por la transparencia y los programas de psicoeducación, sobre todo para padres.

Respecto a los niños y adolescentes es importante detectar y frenar casos de acoso y violencia escolar, informando al centro escolar si sospechamos que alguien lo está sufriendo y proporcionando tratamiento psicológico para recuperar la valía personal dañada.

A más redes sociales, más depresiones y más riesgos de suicidio

También es necesario conocer el uso que hacen los niños y adolescentes de internet, las redes sociales y los videojuegos, ya que en espacios tan amplios tienen la posibilidad de mal influenciarse y de ser víctimas de los prejuicios sociales. Las redes sociales suponen un mundo virtual donde las relaciones interpersonales son más complicadas. Los adultos jóvenes que utilizan las redes sociales tienen tres veces más probabilidades de sufrir depresión, lo que pone a una gran parte de la población en riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas.

Casi todos los adolescentes tienen una cuenta en al menos una red social. Utilizan las redes sociales para comunicarse con sus amigos, compartir experiencias y hablar al mundo de sí mismos. Sin embargo, sin darse cuenta, están gestionando una adicción.

Las redes sociales pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud mental. La generación más joven ha crecido con las redes sociales y la posibilidad de ver cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar. Nuestra capacidad para tolerar la angustia de la espera se ha erosionado porque podemos buscar en Google la respuesta a casi cualquier pregunta.

También sabemos que los contenidos pueden ser filtrados, editados y manipulados antes de ser publicados, lo que puede llevar a que estándares inalcanzables sean difundidos a todo el mundo para que cualquiera pueda verlos. Los usuarios están obsesionados con la gratificación instantánea y, en algunos casos, basan su valía o su imagen en las imágenes que ven y en la cantidad de «me gusta» que reciben en su publicación.

Señales de advertencia de que un hijo tiene problemas 

Esto no quiere decir que mantener a los adolescentes alejados de las redes sociales evitará que tengan pensamientos suicidas. Se trata más bien de un llamado a los padres para que estén atentos a lo que hacen sus hijos en Internet y a cualquier cambio en su comportamiento.

«Si su hijo está empezando a centrar demasiada atención en las redes sociales a expensas de las interacciones de la vida real, los padres deben preocuparse», dice Holzbauer. «Como mínimo, esto debería desencadenar una conversación sobre los comportamientos para asegurarse de que no hay problemas más serios en marcha como acoso escolar, ansiedad u otros problemas».

Los padres también deben buscar comportamientos no necesariamente relacionados con las redes sociales que puedan indicar un problema. Si un adolescente actúa de forma diferente, parece desinteresado por la vida o dice que no quiere vivir, hay que tomar medidas. Puede ser una conversación difícil, pero podría salvarles la vida.

Los padres no son los únicos que deben estar alertos. Los amigos también deben estar atentos cuando parece que alguien tiene problemas. Incluso pueden tener más información sobre la situación porque comparten experiencias en las redes sociales y ven contenidos similares. Una cosa que todos los adolescentes deben saber es que si un amigo parece estar considerando el suicidio, no deben considerarlo como algo «dramático» o que busca atención. Asegúrese de contárselo a alguien si observa un comportamiento preocupante en Internet y conoce los recursos disponibles.

Las claves para solventar esta problemática

Los centros educativos tienen una importante responsabilidad en la prevención. Es imprescindible que en ellos se hable de depresión, autoestima, ansiedad o soledad. Y para eso debe haber un cambio en la educación para atender a los menores más allá de lo académico, enseñando también a gestionar sus emociones, a aceptarse, a respetarse y a quererse. “Los colegios deberían de ser el lugar para detectar estos problemas de muchos niños”, declaraba el psicólogo forense Javier Urra.

“Tenemos que  llegar a soluciones, estudiar lo que está pasando en los últimos años, porque esto es un síntoma de que algo falla en la sociedad. Es muy importante trasladar a los niños que les queremos, que van a ser muy importantes para otros, que pueden estar pasándolo mal, pero que mañana serán grandes profesionales. Es importante que ellos sepan que son importantes para los demás, trasladar a los niños que van a ser importantes para otros y no solo para ellos mismos”, concluía Javier Urra.

Deja un comentario