Sánchez anuncia que organizará un foro «contra el extremismo» en Madrid, esto es, de represión de la libertad de expresión
Pedro Sánchez ha participado en un foro en Nueva York, donde se reunió con líderes de extrema izquierda como Lula da Silva, Gabriel Boric, Gustavo Petro y Yamandú Orsi. Durante la clausura, el presidente del Gobierno anunció que la próxima edición se celebrará en Madrid en 2026.
Este encuentro, aprovechando la Asamblea General de la ONU, refleja el intento de Sánchez de consolidarse en la órbita iberoamericana de extrema izquierdas, alineándose con los líderes que promueven la llamada “agenda progresista” que no es otra cosa que una agenda contra la libertad de expresión, la soberanía de las naciones y los valores tradicionales.
La red de pensamiento izquierdista y su amenaza a la libertad
El foro no es una iniciativa neutral. Detrás de los discursos de Sánchez y de sus socios comunistas y de extrema izquierda se esconde la intención de crear una red de centros de pensamiento. Un «foro para la represión». Lo que en realidad persiguen es uniformar el discurso, silenciar a la oposición disidente y tachar de “extremismo” cualquier voz crítica con el globalismo o la ideología de género.
El presidente anunció también que este foro servirá para “colaborar en la gobernanza de la tecnología” y para “luchar contra la desinformación climática”. En otras palabras: control de internet, censura informativa y persecución de quienes cuestionen el dogma climático de la Agenda 2030.
Para el globalismo, toda discrepancia y pensamiento crítico es desinformación. Y para Sánchez y sus socios, la libertad de expresión solo es válida si se pliega a sus dogmas.
Los aliados de Sánchez en el foro de la represión
Los participantes del evento reflejan con claridad la deriva ideológica de Sánchez. A su lado estuvieron:
- Lula da Silva, presidente de Brasil, conocido por sus vínculos con la corrupción en el caso Lava Jato.
- Gustavo Petro, presidente de Colombia, exguerrillero y defensor del modelo bolivariano.
- Gabriel Boric, presidente de Chile, comunista, promotor de la ideología de género y del feminismo radical.
- Yamandú Orsi, presidente de Uruguay, que mantiene la línea de la extrema izquierda regional.
- Michelle Bachelet, expresidenta de Chile y aspirante a secretaria general de la ONU, siempre fiel a los dogmas izquierdistas.
- Bassirou Diomaye Faye, presidente de Senegal, cuya presencia refuerza la idea de expandir esta alianza izquierdista hacia África.
Sánchez no buscó la compañía de líderes moderados ni de gobiernos comprometidos con la libertad. Eligió, una vez más, a los representantes de la extrema izquierda iberoamericana, un bloque que lleva décadas hundiendo a sus países en la miseria y la división.
Madrid, sede del foro para la represión en 2026
Que Madrid se convierta en la sede del próximo foro para la represión supone una humillación para España. El Gobierno quiere traer a nuestra capital a todos los líderes de la extrema izquierda internacional para exhibir un proyecto común contra la libertad de los pueblos.
Con esta decisión, Sánchez no solo busca consolidar su figura como líder populista-comunista, sino que también pretende utilizar España como plataforma propagandística de una agenda globalista que poco tiene que ver con los intereses de los ciudadanos españoles.
El hecho de que la cita tenga lugar en 2026 demuestra que Sánchez trabaja a largo plazo para colocar a España en el epicentro de una red de gobiernos y organizaciones izquierdistas. Se trata de un plan que amenaza directamente la libertad de expresión, la soberanía nacional y los valores tradicionales que sustentan nuestra sociedad.
Foro contra la libertad
La denominación de foro contra el extremismo es profundamente engañosa. En realidad, este foro se convierte en una plataforma de represión ideológica. Bajo el pretexto de combatir el extremismo, se criminaliza a todo aquel que defienda la vida, la familia, la fe cristiana o la unidad nacional, en definitiva, la libertad.
Los acuerdos alcanzados en Nueva York apuntan hacia un control creciente de la información y hacia la creación de una estructura internacional que defina qué discursos son aceptables y cuáles deben censurarse. Lo que antes era un derecho básico —la libertad de expresión— se transforma en un privilegio otorgado solo a quienes piensan como Sánchez y sus aliados. No se trata de un foro por la democracia, sino de una maquinaria para limitar libertades, imponer la censura y consolidar la Agenda 2030.