Fabero, en El Bierzo, ha aprobado una moción por la autonomía de la Región Leonesa, uniéndose con ello a más de sesenta municipios de León, dos de Zamora y tres de Salamanca
La ruptura de España en León ya está en marcha
Casi 70 municipios ya han aprobado mociones por la autonomía leonesa, lo que representa otro paso firme en la ruptura de España, impulsada desde sectores leonesistas con el respaldo -directo e indirecto- de la izquierda.
Este movimiento separatista ha ganado fuerza en El Bierzo. El último municipio en unirse ha sido Fabero, cuyo Ayuntamiento aprobó la moción por la autonomía de la Región Leonesa, siguiendo el ejemplo de Torre del Bierzo y Toral de los Vados. El número total de ayuntamientos asciende ya a más de 60 en León, 2 en Zamora y 3 en Salamanca.
Fabero: nuevo bastión del separatismo leonés
El Ayuntamiento de Fabero, uno de los más poblados del Bierzo con más de 4.000 habitantes, ha aprobado por mayoría absoluta la moción que impulsa la ruptura de España en León. El respaldo vino de los cinco concejales de Independientes por Fabero (IPF) y de la concejal de Izquierda Unida.
María Paz Martínez Ramón, alcaldesa del municipio, ha liderado esta iniciativa separatista. Desde Unión del Pueblo Leonés (UPL), agradecieron públicamente su implicación. El partido sostiene que “El Bierzo tendría una posición más fuerte en una autonomía leonesa que en la actual comunidad birregional de Castilla y León”.
Este argumento, revestido de una supuesta justificación socioeconómica e histórica, oculta la realidad: se trata de una hoja más del manual separatista. Dividir España por regiones, por identidades inventadas, por intereses políticos oportunistas.
Un modelo calcado al del nacionalismo catalán
Los separatistas leoneses siguen un modelo bien conocido: generar una narrativa victimista, explotar agravios históricos manipulados y promover mociones municipales como estrategia de presión institucional.
El modelo recuerda al que precedió al golpe de estado catalán: pequeños pasos locales, aprobaciones simbólicas en municipios y apelaciones a una supuesta identidad diferenciada. Todo con un único objetivo: avanzar en la ruptura de España sin necesidad de contar con el respaldo mayoritario de los ciudadanos.
Lo grave es que esta estrategia cuenta con el apoyo de los comunistas y la pasividad cómplice del PSOE. En Fabero, los concejales socialistas optaron por la abstención. Una abstención que, en la práctica, equivale a ceder ante los separatistas.
El peligro de las autonomías identitarias
La creación de una hipotética “Región Leonesa” separada de Castilla no solo carece de base jurídica y constitucional. Además, abriría la puerta a una descomposición territorial en cadena. Porque si León puede separarse, ¿por qué no lo haría Álava de Vascongadas, o Tarragona de Cataluña?
La ruptura de España en León no es un fenómeno local, sino una manifestación más del virus separatista que el sanchismo no solo no combate sino que impulsa y alienta con sus pactos con nacionalistas y su dejadez institucional.
Casi 70 municipios impulsan la ruptura territorial
La lista de municipios que han aprobado mociones por la autonomía leonesa es extensa: más de 60 en la provincia de León, 2 en Zamora y 3 en Salamanca. Una red bien organizada por UPL y otros grupos afines que han convertido los ayuntamientos en armas políticas contra la unidad nacional.
Las cifras son claras: la ruptura de España en León ya no es un experimento de laboratorio. Es una realidad política que avanza mientras los grandes partidos miran hacia otro lado.
Y no es casualidad que quienes lideran esta agenda se alineen con los discursos de la izquierda identitaria y antiespañola. UPL, Izquierda Unida, y sectores socialistas convergen en el mismo fin: romper España desde dentro.
Decir autonomía leonesa no es otra cosa que decir ruptura. Decir abstención socialista es decir complicidad. Y, una vez más, decir Sánchez es decir corrupción, descomposición y claudicación ante quienes quieren destruir nuestra patria.
Unidad o fragmentación
La ruptura de España no es un hecho aislado. Es una pieza más de un proyecto mayor que busca desmantelar la soberanía nacional.
Porque cada moción separatista aprobada es un paso más hacia el abismo. Y cada silencio institucional es una traición más a la historia, la identidad y el futuro de España.




