El ejército cipayo de un país satélite | Pío Moa

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He denunciado a menudo que, por obra de los políticos, España tiene hoy un ejército cipayo, embarcado como auxiliar en operaciones de interés ajeno, bajo mando ajeno y en lengua ajena. Lo del mando y la lengua son obviedades bien demostrativas de la realidad,  pero alguno podría objetar  que su participación en operaciones de la OTAN son en interés también de España como país europeo y occidental. Ante este argumento, y para evitar enredos de argucias,  es preciso remitirse a los hechos.

a) La OTAN es en realidad una organización militar dirigida por Usa, con Inglaterra en segundo puesto, más una serie de estados europeos militar y políticamente satelizados. Esta satelización es históricamente justificable, ya que ha sido el ejército useño el que liberó a esos países de la opresión nazi, les trajo o renovó la democracia y los defendió de la amenaza soviética. Nada de esto, sin embargo, atañe a nuestro país, que  derrotó en su tierra al comunismo, no se alineó con los nazis, se reconstruyó con sus propias fuerzas y llegó a la democracia por su propia evolución interna.  Insisto, por tanto en este dato históricamente crucial: España no tiene la enorme deuda histórica, moral y política de casi todo el resto de Europa, y su satelización en la OTAN solo obedece al designio de unas oligarquías sin conciencia nacional ni histórica, enfeudadas a Usa e Inglaterra.

b) España solo tiene un enemigo peligroso, que es Marruecos, aspirante como objetivo mínimo a ocupar Ceuta y Melilla después de haberlo hecho con el antiguo Sahara español. Los países de la OTAN, Usa en primer lugar, apoyaron la ocupación de Marruecos y consideran marroquíes a Ceuta y Melilla, a las que no “protegen”. Es obvio que los intereses useño-ingleses no son precisamente los de España.

c) Inglaterra, con el firme respaldo de Usa y el apoyo de la UE, invade territorio español en el punto estratégico de Gibraltar, y lo hace con el apoyo de la oligarquía  española, que convirtió  la colonia en un emporio económico para Inglaterra, empobrecedor del entorno y corruptor políticamente del país. Tanto en relación con Ceuta y Melilla como con Gibraltar, los intereses anglosajones son, más que ajenos,  contrarios a los de España.

d)  Usa dispone de ejércitos gigantescos con capacidad destructiva nunca vista. Dirigiendo a la OTAN ha protagonizado una serie de agresiones en Serbia, Irak, Afganistán, Siria y Libia, so pretexto de liberarlas de tales o cuales tiranías (aunque por lo que respecta a España, son amigos y aliados de la “democracia” marroquí). Estas operaciones han concluido en costosos fracasos, a un precio terrorífico de cientos de miles de muertos, millones de desplazados y una corriente de emigrantes que  han creado en Europa serios problemas sociales y políticos. España ha sido arrastrada a varias de estas aventuras, haciéndose su casta u oligarquía cómplice de tales  efectos.

e)   Las citadas operaciones de la OTAN han respondido claramente a intereses anglosajones, aun si los cálculos les han salido fallidos; pero ninguna de ellas ha respondido en lo más mínimo a intereses españoles. Por el contrario, la intervención en Irak, especialmente,  ha procurado a España una desastrosa involución política, por la victoria de Zapatero tras los atentados del 11-m de 2004,  atribuidos –no importa si con o sin falsedad– a venganza por dicha intervención. Esta es una lección del peligro que entraña la satelización  política y militar del país.

f) Parecía que, con todo, las guerras se habían alejado definitivamente de Europa, pero ahora la tenemos en Ucrania, el mismo corazón del continente. Y nuevamente ha sido la OTAN la inductora y alimentadora de dicha guerra, siempre con el pretexto, una y otra vez falso, de luchar contra una dictadura.  También en alimentar una guerra que está destrozando a Ucrania  participa con entusiasmo la casta política española, haciéndose cómplice moral  y obligando a España a compartir serias complicaciones económicas y a la larga políticas derivadas.

f) Es evidente que España se ve maldecida por unas castas políticas sin conciencia histórica ni democrática, contrarias o indiferentes a los intereses de España.  Hay también muchos mandos militares educados en  las doctrinas useñas que asumen con fervor su condición de ejército cipayo. Al respecto debemos recordar cómo pasó lo mismo en la invasión napoleónica, o cómo una gran parte de los altos mandos militares optó en 1936  por el Frente Popular, esto es, por el programa de sovietización y disgregación de España.

Y esta es la situación real de un país en la crisis política, interior y exterior,  más grave desde la guerra civil. Y ante la que casi todo el mundo quiere cerrar los ojos, guiado por ilusionismos pueriles. Mi conclusión es que España no puede rehacerse sin volver a la tradición de neutralidad, única exterior que ha proporcionado al país los mayores beneficios morales, políticos y también económicos.

Pío Moa | Escritor

(Artículo publicado originalmente en piomoa.es)

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