Los compradores tienden a ser sensibles al precio, pero pueden no notar cambios sutiles en el envase.
Pero, no solo para ellos es un problema, para las empresas también lo es. No solamente les sube el coste de las materias primas que necesitan para elaborar sus productos, sino que se arriesgan a perder cuota de mercado si suben demasiado los precios y la competencia no lo hace.
Reducir el tamaño para no subir el precio
Para tratar de combatir esto y no subir de manera exagerada los precios, las compañías han comenzado a reducir el tamaño de los productos en los Estados Unidos, y podría expandirse por el resto del mundo. Los compradores tienden a ser sensibles al precio, pero pueden no notar cambios sutiles en el envase, o leer la letra pequeña del tamaño o el peso de un producto. El resultado es que los consumidores son menos propensos a notar que reciben menos si el precio es el mismo.
Y es que las compañías están viéndose afectadas y les quedan solamente tres opciones: subir el precio directamente, quitar un poco del producto, o reformular el producto con ingredientes más baratos.