Los roles… ¡de edad! | Alejandra Soto

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Desde hace ya un par de años, hablar de roles de género está a la orden del día. Algunos para defender la necesidad de su erradicación y otros tantos para resaltar la absurdez de una lucha así en un país en el que prima la libertad de elección de cada persona. Sea como fuere, estos roles no son los que pretendo analizar en este artículo, sino los de la edad ¿eso existe? Claro que existe ¿pero es malo? Pues según cuanto determine tu día a día.

Llegada cierta edad, hay cosas que la gente espera de uno: un buen puesto de trabajo, una pareja estable, una casa (o al menos no vivir con tus padres), matrimonio a corto plazo, hijos… y otras tantas que no esperan, pero que tu deduces que van en el pack: entre 10-12 horas de trabajo en la oficina, fin de las juergas con amigos, hipoteca, barriga cervecera, falta de sueño, etc. Y al final se junta el hambre con las ganas de comer y estalla el caos ¿Y esto en qué desemboca? En tres tipos de personas bastante bien diferenciados:

– El que vive más en el mañana que en el hoy, que no disfruta cada momento de la etapa que vive, por miedo a no llegar a ¿su meta? que lo quiere todo para ya, que no comprende sus ritmos, que se compara, que se siente un fracasado y que se va a quedar solo. Puede tenerlo todo para ser feliz, pero no se da cuenta, porque no mira al ahora, sino al mañana, y se centra más en lo que le falta que en lo que le sobra. No es inconformismo, es inseguridad. No se cree tan bueno como los demás y siente que se queda atrás, porque es menos, porque no merece más.

– El que vive más en el ayer que en el hoy, que pretende conservar su vida de adolescente eternamente, llevar un ritmo de vida que no es el suyo y aparenta que eso de los roles no va con él -aunque ciertamente le esté determinando más que a nadie-. Tiene miedo a no estar a la altura de lo que él se espera y prefiere aferrarse a lo que ya controla «y destacar». Va de libre por la vida, pero no es consciente de cuánto se está perdiendo por intentar demostrar algo que a nadie le importa de verdad. Su miedo no es a sentar cabeza sino a iniciar una etapa desconocida para él.

– El que decide vivir el hoy al máximo, porque sí, es una decisión. Suelen ser personas que ya han estado en alguno de los dos grupos anteriores y algo les ha hecho replantearse su modo de entender la vida. Cogen lo que les rodea y le sacan el máximo provecho. Han comprendido que no todo es para todos, ni en la misma medida ni en el mismo momento, y no les preocupa, porque con lo que tienen están más que satisfechos. Lo que tenga que llegar, llegará y lo vivirán también al máximo el tiempo que dure. No es que les falte proyección y vivan al día a día, es que aun teniéndola, admiten la posibilidad de que la vida les sorprenda con algo mejor. Y eso da una libertad y una seguridad que permite casi tocar el cielo con las manos.

Los roles de edad existen, ya que directa o indirectamente nuestro entorno nos condiciona mucho, pero no debería determinarnos hasta el punto de forzar una versión de nosotros mismos que no es real, que nos mueve a la constante insatisfacción y que nos impide ser todo lo felices que podríamos llegar a ser si fuéramos capaces de disfrutar de cuanto nos rodea a cada instante. El mundo es increíble, pero más increíble es que no seamos capaces de verlo con nuestros propios ojos.

¿Y tú? ¿Dónde estás? ¿Atrapado en tu rol o atrapado en la huida? ¿A qué tienes miedo? ¿Por qué no lo enfrentas? Sé feliz hoy y deja las previsiones para los meteorólogos.

(Alejandra Soto | Abogada)

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