Los CDR vuelven a la calle: contenedores ardiendo y cargas policiales

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En el tercer aniversario del 1-O, los CDR volvieron a tomar el centro de Barcelona. Los altercados no fueron tan graves como los vividos tras la sentencia del ‘procés’, pero durante dos horas, las cargas de los Mossos d’Esquadra se repitieron una y otra vez por los alrededores de la Plaza Cataluña. Entre botellazos y pedradas, los antidisturbios de la policía catalana lograron controlar la situación poco antes de medianoche con 11 detenidos. Para entonces, decenas de contenedores habían ardido en las calles al grito de «independencia» y «ni un paso atrás».

La convocatoria de los autodenominados comités de defensa de la república se produjo tres días después de que el Supremo confirmara la inhabilitación de Quim Torra, lo que obliga al independentismo a buscar un nuevo ‘president’. En torno a 1.000 manifestantes se concentraron a las ocho de la tarde en la Plaza Sant Jaume de Barcelona, frente al Palau de la Generalitat, y desde allí se fueron desplazando por distintos puntos, desde la Jefatura de la Policía Nacional en vía Laietana hasta la Plaza de la Universidad.

El lugar escogido para el arranque de la marcha parecía una muestra de apoyo al ‘expresident’, pero los mensajes para movilizarse dejaban claro su desencanto con ERC y JxCAT. «Queremos recordar a los partidos independentistas que votamos y ganamos», escribía la noche de este miércoles el CDR de Gràcia en Telegram. «No renunciamos a hacer valer nuestro voto y nuestra determinación colectiva a pesar de las renuncias y tacticismos partidistas», añadía el de Lleida. Tres años después de sacar las urnas, solo los CDR parecen seguir creyendo en la validez de aquella votación.

La excepcionalidad de este 1-O se plasmaba además en los propios edificios que presiden la plaza Sant Jaume. A un lado, el Palau de la Generalitat con la pancarta de “libertad de opinión y de expresión, artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos. Humanos”, en referencia a la inhabilitación de Quim torra. Al otro, el Ayuntamiento de Barcelona con la pancarta de “saldremos” y un arcoíris, en referencia a la pandemia del covid-19. Entre ambos, mil personas con mascarilla y, en algunos casos, esteladas. También se pudo ver a un hombre vendiendo lazos amarillos a un euro.

Antes de que comenzara la concentración, los Mossos se situaron en los accesos de la plaza para identificar y registrar a los CDR. Los primeros momentos de tensión se vivieron nada más dar las ocho de la tarde, cuando al grito de “fuera fascistas de nuestros barrios”, decenas de personas rodearon a Cake Minuesa y Javier Negre, que han trabajado para diversos medios de comunicación. Mientras tanto, en torno a 30 personas entraron a Sant Jaume con fotografías de los imputados en causas independentistas y clamando los nombres de los políticos condenados por el ‘procés’. Al finalizar su protesta, lanzaron una bengala a los Mossos que custodiaban el Palau.

La concentración se desarrolló sin mayores incidentes hasta las nueve, cuando los asistentes cambiaron de escenario y se presentaron frente a la Jefatura Superior de la Policía Nacional, en vía Laietana, el mismo lugar en el que se vivieron graves disturbios tras la sentencia del ‘procés’ en octubre de 2019. Allí les esperaba una hilera de antidisturbios de los Mossos con sus furgones. Detrás, vallas. Y al fondo, un nuevo grupo de antidisturbios de la Policía Nacional. Todo ello controlado por un helicóptero desde el cielo al que algunos asistentes no dudaron en saludar con cortes de manga.

Efectivos de los Mossos detienen a un CDR en la plaza Cataluña. (EFE)
Efectivos de los Mossos detienen a un CDR en la plaza Cataluña. (EFE)

Justo antes de abandonar la Jefatura, cuatro manifestantes quemaron una bandera de España y otros tantos lanzaron objetos a la policía, todo ello ante la atenta mirada de las decenas de periodistas que, con chalecos naranjas, iban retransmitiendo el minuto a minuto. Los Mossos no llegaron a cargar en ningún momento, pero una vez más, se repitieron los gritos contra las fuerzas de seguridad: «Pim, pam, pum, que no quede ninguno»; «ni piernas, ni brazos, maderos a pedazos»; «si tienes un hijo subnormal, no lo trates mal, hazlo policía nacional»… Desde adolescentes hasta personas de cincuenta años cantando al unísono.

Poco antes de las diez, la marcha siguió su rumbo hacia Plaza Cataluña, donde varias personas prendieron fuego a los contenedores y se armaron con piedras y palos. Tanto en la plaza Sant Jaume como en la Jefatura de la Policía Nacional los antidisturbios les estaban esperando, pero en esta ocasión, llegaron tarde. Esa diferencia de diez minutos permitió a los CDR improvisar barricadas y recibir los furgones de los Mossos a pedradas. Tampoco fueron pocos los que recurrieron a los vasos del bar Txapela, en la esquina de la plaza, cuya camarera tuvo que parar a más de un veinteañero que pretendía utilizar sus sillas como arma arrojadiza.

Tras la llegada de los Mossos, los altercados se extendieron por las calles de los alrededores: barricadas, contenedores ardiendo y lanzamiento de objetos a la policía. Las cargas de los antidisturbios terminaron por dividir a los CDR en pequeños grupos, así que fueron reorganizándose a través de Telegram. «Diputación con paseo de Gracia, lleno de cartón electrodomésticos», escribían en el grupo de Anonymous Catalonia a las 10 y cuarto por si alguno se había quedado sin munición. «La mayoría de manifestantes ha quedado dispersado, queda ahora mismo un grupo cerca de las barricadas en la calle Pelai», anunciaban minutos después.

La situación se mantuvo así hasta pasadas las once de la noche, cuando los últimos curiosos se agolpaban en la parte alta de La Rambla para observar cómo los Mossos detenían a un chico que no llegaría a los veinte años. «Apreteu, apreteu», les dijo Torra en el primer aniversario del 1-O. Él ya se ha ido, pero ellos siguen apretando.

(Pablo Gabilondo. El Confidencial)

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