La tentativa de suicidio se ha convertido en el primer motivo para llamar a teléfonos de emergencia entre adolescentes, por delante de la violencia doméstica
Cada vez más aislados: la soledad crece en España, especialmente entre los jóvenes
La tentativa de suicidio y los problemas mentales azotan con fuerza a los menores. Así lo refleja el último informe de la Fundación ANAR, que reflejar haber atendido en 2022 un total de 217.693 peticiones de ayuda procedentes de toda España. Destaca que las llamadas recibidas por temas relacionados con la salud mental (un 45,1% de las consultas) han superado por primera vez desde que hay registro a los problemas derivados de la violencia.
Se disparan los casos graves
Además, los casos graves se han disparado: desde la fundación han tratado un total de 17.896 casos de este tipo que han requerido orientación psicológica y social. En este punto, casi la totalidad de casos son jóvenes con conducta suicida, un hecho que se ha duplicado en los últimos seis años. Solo el año pasado, la intervención de Fundación ANAR junto a las instituciones públicas (policía, bomberos y emergencias) permitió evitar que 4.554 jóvenes se quitaran la vida.
El primer motivo para llamar a Fundación ANAR es el intento de suicidio (17,5%), seguido de otros problemas psicológicos (16,6%). Las autolesiones (9,8%), el maltrato físico (9,3%) o el acoso escolar (7,4%) también son frecuentes.
Desde Fundación ANAR achacan estas cifras a tres problemas: las redes sociales, la desatención de los padres y la sensación de soledad. Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR, cuenta que las líneas de ayuda «son un termómetro» de la situación social a la que se enfrentan los jóvenes, dado que su volumen de llamados es lo suficientemente abultado como para servir de «muestra muy representativa». No se muestran optimistas, ya que los datos cada año reflejan que la situación va a peor. «Son poco alentadores», reconoce Díaz a este medio.
Cada vez más aislados: la soledad crece en España, especialmente entre los jóvenes
Un 16,5% de los ‘zoomers’ y ‘millennials’ se siente solo de manera frecuente, según un informe. La soledad es un fenómeno creciente en la sociedad española.
Además, el estudio señala que la soledad no afecta únicamente a las personas mayores, tal y como dicta la creencia común, sino también a las personas de mediana edad y muy especialmente a los jóvenes. De hecho, cuatro de cada diez personas que afirman sentirse aisladas son jóvenes. Sobre el estado de esta cohorte de población los datos son elocuentes. La generación Z y los millennials son significativamente los que más han experimentado soledad no deseada: un 16,5% se ha sentido desamparado de manera frecuente o muy frecuente, por el 10,9% de media. En el otro extremo se sitúa la generación del baby boom, la que menos sola se percibe, con un 5,6%.
La tecnología
Pese a que los motivos son variados, Fundación ANAR observa que hay un elemento «transversal a todas las llamadas de ayuda»: la tecnología. Los adolescentes cuentan con «una herramienta muy potente» al alcance de sus manos y en muchos casos no son capaces de utilizarlo. Estas les permiten visitar foros y chats donde «validan su conducta». Encuentran ahí personas que no conocen, pero con quien comparten estos pensamientos.
Además, Díaz aconseja a los padres acompañarles durante la adolescencia, ya que es la fase en la que desarrollan su personalidad. «Se refugian en la tecnología, ya que tienen sensación de soledad». Esto es algo «muy propio del adolescente», aunque se potencia con la vida de ajetreo de los padres. «No tenemos tiempo para sentarnos y escucharnos para valorar esas emociones que el adolescente necesita expresar».
Además, desde Fundación ANAR piden tener precaución con las redes sociales, ya que mete mucha presión a los jóvenes. «Refuerzan la competitividad, ya que los perfiles reflejan una imagen perfecta. Además, se comparan constantemente con modelos imposibles de cumplir». Esto produce, según Diana Díaz, «complejos, una baja autoestima, carencia de habilidades sociales y una enorme presión social». Debido a esto, se ha disparado la baja autoestima (+494% respecto a 2021), las obsesiones relacionadas con la autoimagen (+440%) y los complejos (+350%).
La tendencia suicida se disparó con la pandemia y no frena
Aunque los datos de Fundación ANAR muestran que la tendencia suicida ha ido ‘in crescendo’ durante todo este siglo, es cierto que desde 2020 la gráfica se ha disparado hacia arriba. Lejos de frenarse con el fin de las mascarillas y el aislamiento social, la tendencia alcista se mantiene.
«A partir de la pandemia, la tasa de crecimiento de la tendencia suicida se ha disparado un 3.300% desde que hay datos y splo en el último año se ha multiplicado por 34,8. Venimos presenciando un escenario donde diariamente atendemos a adolescentes con ideación y tentativa de suicidio, cuando antes estos casos eran mucho menos frecuentes».
Las autolesiones también se han disparado: se han multiplicado por 45,7% en los últimos diez años, con una tasa de crecimiento fijada en un 4.468%. Se ha pasado de los 71 casos en el año 2012 a los 3.243 en 2022. Para casos así, Fundación ANAR dedica todo su esfuerzo: de media, las conversaciones telefónicas duran 50 minutos de media, aunque en ocasiones se alargan hasta las 2 y 3 horas. «Es un acompañamiento en un momento trascendental».
(Con información de Voz Populi/ The Objective)