Este ensayo trata de abordar el vínculo entre la nostalgia y el suelo natal o el patriotismo. Arraigo y desarraigo: de eso trata la nostalgia. Cuando el desarraigo no tiene esperanza de retorno, la figura central es la del exiliado. Y cuando muere el deseo de volver, pues todo el mundo sabe que con o sin destino, más vale cambiar los deseos que el orden del mundo., tenemos al emigrante, que tiene un arraigo diferente, que quizás no sea realmente arraigo. En unos casos se trata de cargar con la patria a la espalda y en otros es una fundación, pues de la nostalgia al exilio y de una epopeya a otra, el objetivo ya no es volver a casa. Ese fue el caso de Roma, la Roma de Augusto.
Publicado originalmente en 2013 con el título de La nostalgie: Quand donc est-on chez soi ?: Quand donc est-on chez soi?, el ensayo de Barbara Cassin acaba de ser editado en español, a la que se le ha añadido una nota sobre la bibliografía y las citas. Consta de cuatro capítulos, que son una introducción y otros dedicados a tres pensadores: Ulises (El día del retorno), Eneas (De la nostalgia al exilio) y Hannah Arendt (La lengua como patria). Mi interés vino por Arendt, porque experimentó el exilio y porque creo que es una de las pensadoras más sugerentes de las últimas décadas. Ella vivió y tematizó esta relación la relación con la lengua, la cultura y la patria de la infancia con la lucidez más radiante, en algunos textos, cartas o entrevistas que acompañaron su exilio, desde su huida de Alemania en 1933, su estancia como refugiada en Francia y posteriormente, su llegada a Estados Unidos, pasando por Lisboa en mayo de 1944, con el estatuto de apátrida hasta su «naturalización» como ciudadana estadounidense diez años más tarde, en 1951. Su patria es la lengua materna, no la tierra de sus padres: a contrapelo de la aceptación del latín para fundar Roma, la resistencia del alemán en Nueva York es lo que constituye su patria. Una idea más romana que griega, a pesar de todo, o, para decirlo de acuerdo con las adscripciones filosóficas contemporáneas, más arendtiana que heideggeriana y, sin duda alguna, políticamente de actualidad, como vemos en el caso del conflicto de Ucrania, los refugiados o las comunidades de numerosas diásporas repartidas en todo el mundo.
Pocos libros indagan sobre la nostalgia -ese brumoso sentimiento etiquetado sólo en el siglo XVIII y que ha devenido en uno de los rasgos del mundo moderno- como este bello y sugerente ensayo de Cassin. En él la autora analiza, al tiempo que el sentimiento, la relación entre hogar o patria, exilio y lengua materna. Efectivamente, la diferencia entre la lengua materna y la tierra de los padres está ligada a la intensa precaución que debe acompañar toda asignación de identidad. Muchos se sienten afectados por esta «dolencia». Este ensayo es una indagación acerca de si es posible -y cómo- elaborar el vínculo entre la nostalgia y el patriotismo, para convertirla en una aventura de otro tipo que nos pueda llevar, en palabras de la autora, al umbral de un pensamiento más amplio y acogedor, de una visión del mundo liberada de cualquier adscripción. Ya lo sabemos desde Ulises: toda odisea es la transformación en relato de una asignación de identidad. Ante la pregunta de cuándo hemos llegado a casa, la respuesta sería cuando nos acogen, a nosotros mismos, a nuestros allegados y a nuestras lenguas.
Barbara Cassin es filósofa, filóloga, traductora y directora de investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, además es miembro de la Academia francesa desde 2018.