Iglesias abogó por acabar con los medios de comunicación privados

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En 2013, el vicepresidente segundo del Gobierno acusó a estos medios de «robar la democracia»

Primero fueron las preguntas en diferido que el Gobierno atendía en las ruedas de prensa en Moncloa desde que la pandemia cambio las rutinas de todos los españoles. Después, la pregunta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que planteaba a los ciudadanos si aceptarían el control de la información y, por último, la modificación que permite anular el funcionamiento habitual del Portal de Transparencia.

Este control informativo que el Gobierno quiere ejercer, que en algunos ámbitos comienza a hacerse latente, no es algo nuevo. Si ya el acuerdo que rubricaron PSOE y Unidas Podemos se hacía referencia a mecanismos para hacer frente a las informaciones falsas y los bulos, siempre bajo un «respeto escrupuloso a la libertad de expresión e información» añaden, no es la única referencia que a los largos de estos años se ha dirigido a los medios de comunicación, a quienes han señalado, y acusado, de querer acabar con el partido en numerosas ocasiones.

La obsesión de Pablo Iglesias con los medios de comunicación no es nueva, y ya en el pasado se ha manifestado contra los aquellos que son privados, los mismos en los que despuntó y comenzó a forjarse en la vida pública.

En 2013, cuando el líder de la formación morada todavía era profesor y no había dado el salto a la esfera política, pero sí a la mediática, concedió una entrevista en la televisión chavista en la que abogaba abiertamente por acabar con los medios de comunicación privados. «Es antidemocrático que en España los grandes medios de comunicación sean de propiedad privada de multimillonarios», espetó. «Nos están robando la democracia», apostilló.

«Hay quien tiene cañones, quien tiene misiles y quien tiene presentadores de TV», señalaba Iglesias para denunciar que los medios de comunicación no informaban debidamente -bajo su punto de vista- sobre la situación en Venezuela.

No es la única crítica que lanzó: acusó a los medios de sesgar a los periodistas y tertulianos. «Es imposible escuchar a personas de izquierdas en los medios de comunicación españoles», apuntaba. Lo hizo en la misma época en la que sus aparaciones televisivas, más allá de su programa La Tuerka, se conviertieron habituales. Tertulias y programas de política, los mismos que nunca consideró democráticos, eran altavoz del que hoy es vicepresidente segundo del Gobierno.

(ABC)

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