El esquizofrénico que envió la navaja a Maroto ‘confiesa’: «Soy agente secreto»

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La persona con problemas de salud mental que remitió a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, la socialista Reyes Maroto, una carta con una navaja declaró ante la Policía que él se siente un «agente secreto», un «miembro de los servicios de información», lo que prueba la enfermedad de esquizofrenia que padece, según ha podido saber OKDIARIO de fuentes de la investigación.

En concreto, el remitente declaró este martes en El Escorial ante la Policía por la carta enviada a la ministra Maroto, que el PSOE ha utilizado para sacar rédito electoral y hablar de «fascismo», y también ante la Guardia Civil por otra misiva mandada a la Embajada de Turquía en Madrid a la atención del presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan.

Este hombre lleva enviando cartas de este tipo a distintas personalidades y organismos, como embajadas, desde hace décadas, según las mismas fuentes, y en ellas incluye papeles, recortes, dibujos realizados por él mismo o escritos indescifrables. Y lo que es más destacable, siempre pone su nombre como remitente, de ahí su rápida localización y su argumentación ante la Policía de que en ningún caso se trataba de una «amenaza» puesto que él mismo se identifica en las cartas.

En el sobre mandando a Maroto, con el propósito de «llamar la atención», introdujo una navaja, explican las fuentes citadas, porque le vino a la mente el Informe Navajas, aquel que redactó el entonces fiscal jefe de Guipúzcoa, Luis Navajas, ex teniente fiscal del Supremo, sobre la presunta implicación de mandos del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo en actividades de contrabando y narcotráfico, un caso que quedó archivado. La falta de conexión entre aquellos acontecimientos y la ministra Maroto es otra prueba de los problemas de salud mental del remitente.

«Inofensivo»

Además, no fue interrogado sobre si lo que aparece en la navaja es sangre real a modo de amenaza, apuntando que, por el contrario, se trata de una «mancha fortuita». El remitente no se encuentra detenido ni se le acusa todavía de ningún delito y la Policía lo considera «inofensivo».

En esta declaración ante la Policía, según apuntan las mismas fuentes, se presentó como una especie de «agente secreto», como un «analista de la información», que no tiene ninguna motivación política ni relación alguna con miembros de partidos políticos. De hecho, como un anacoreta, vive en soledad en una casa okupada, acostumbra a caminar durante horas por el campo, incluso más de 10 de kilómetros por la zona de monte bajo de El Escorial, y se encuentra en un estado de «marginalidad total», pues no mantiene contacto con su familia. Sin acceso a internet, consigue las direcciones para mandar sus cartas a través de llamadas telefónicas.

Evaluación psiquiátrica

Además, las fuentes consultadas señalan que se ha encargado de él un abogado no de oficio, que ya le atendió hace más de 10 años y que lo hace por una motivación de obra social o humanitaria. El remitente está operado de cáncer de garganta, le faltan piezas dentales y tiene dificultad para expresarse con claridad. Pese a tener ya 65 años, no está vacunado ni tiene previsto hacerlo.

Las fuentes de la investigación apuntan que al no disponer de una reciente evaluación psiquiátrica, se va a proceder a la realización de tales exámenes para tener constancia del grado de discapacidad.

En el caso de la carta remitida a la embajada de España en Turquía, la apertura de la misma ha tenido lugar este mismo martes delante del remitente, que ha reconocido su autoría, junto a la de Maroto y otra mandada al director general de Seguridad Nacional, Miguel Ángel Ballesteros. Una actuación que choca con la seguida respecto a las misivas enviadas con «balas» por otra persona al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y el ex vicepresidente del Gobierno y candidato de Podemos al 4M, Pablo Iglesias. El propio Iglesias subió una imagen de la carta ya abierta a las redes sociales, en lo que podría haber supuesto una «vulneración de la cadena de custodia», advierten las mismas fuentes.

(Segundo Sanz. OK Diario)

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