El acuerdo entre el PSOE y Junts pone el catalán como requisito indispensable para residir en Cataluña. Así afecta a la política migratoria
El catalán obligatorio en Cataluña ya no es una amenaza futura: es una realidad pactada entre los socialistas catalanes y los separatistas de Junts. Una medida que representa una discriminación directa contra el idioma común de todos los españoles: el español. Además, abre la puerta a excluir a españoles de otras regiones que pretendan residir en una parte de su propio país.
El pacto suscrito por PSOE y Junts establece que el conocimiento del catalán será un requisito indispensable para residir en Cataluña. Una condición que atenta contra la igualdad de derechos y la libertad de circulación y residencia dentro del territorio nacional.
Puigdemont lo deja claro: si no hablas catalán, no eres bienvenido
El ex presidente golpista y fugado, Carles Puigdemont, ha sido explícito: “Si una administración debe hacer un informe sobre si es usted apto para vivir en Cataluña y usted no habla catalán, claramente el informe no será muy favorable”. Esta declaración es demoledora. Deja claro que la lengua se usa como arma de exclusión, y que el catalán obligatorio en Cataluña se convierte en una herramienta de limpieza cultural y segregación identitaria.
No hablamos solo de inmigrantes extranjeros. Bajo este nuevo criterio, también podrían verse afectados, por ejemplo, madrileños, andaluces o gallegos que pretendan establecerse en Cataluña. La condición de “inmigrante” se vuelve ambigua, y con ella, se genera un mecanismo de apartheid lingüístico inaceptable en una democracia.
La frase clave catalán obligatorio en Cataluña refleja la esencia de esta política: imposición ideológica disfrazada de integración.
La complicidad socialista: entreguismo y traición
El PSOE, lejos de oponerse a esta barbaridad, la respalda y la pacta. Es una muestra más del entreguismo del socialismo español al separatismo catalán. Todo por seguir en el poder, a costa de la igualdad de los españoles y de la unidad nacional.
La medida forma parte de un paquete de reformas migratorias que exige el conocimiento del catalán como condición para obtener o renovar la residencia. El objetivo declarado es favorecer la integración. Pero el verdadero resultado es la discriminación sistemática hacia quienes utilizan el castellano, la lengua oficial del Estado y común a todos los españoles.
El catalán obligatorio en Cataluña se convierte en instrumento de exclusión
Se habla de garantizar el “derecho a la lengua”, pero en realidad se vulnera el derecho a la libre residencia, al trabajo y a la educación en igualdad de condiciones. Se crea una ciudadanía de primera (catalanoparlante) y otra de segunda (castellanoparlante). ¡Inaceptable!
Se vulneran derechos constitucionales como la libertad de circulación y el principio de igualdad.
Consecuencias sociales y jurídicas: fractura, marginación y caos
Las consecuencias no tardarán en llegar:
- Dificultades para renovar residencias a quienes no dominen el catalán.
- Obstáculos laborales y administrativos para ciudadanos españoles de otras regiones.
- Marginación de inmigrantes que, pese a estar integrados socialmente, no han tenido la posibilidad de aprender catalán.
Programas de formación existen, pero aprender una lengua no se impone por decreto. Se necesita tiempo, voluntad y, sobre todo, libertad.
La catalanización forzosa: un modelo totalitario
El catalán obligatorio en Cataluña responde a un modelo ideológico totalitario. No se busca integración, sino uniformidad cultural. Se excluye al disidente, se castiga al que no se somete.
Esta medida allana el camino a un sistema de puntos lingüísticos, al estilo chino, donde el ciudadano debe demostrar lealtad cultural al régimen. ¿Y si mañana exigen también adhesión política para poder residir?
La libertad está en peligro. La democracia no puede permitir que la lengua sea usada como trinchera ideológica.
¿Y si esta medida se aplicara en otras regiones?
Pensemos por un momento en las consecuencias de aplicar este mismo criterio en otras comunidades. ¿Qué pasaría si un gobierno autonómico decidiera que para residir en Vascongadas, Galicia, Asturias fuera obligatorio hablar vasco, gallego o bable incluso para acceder a los servicios públicos o para renovar una residencia?
La imposición del catalán no se ve como una violación de derechos, sino como un supuesto acto de protección cultural. Pero no se protege una lengua imponiéndola, sino promoviéndola libremente. La verdadera riqueza lingüística se basa en el respeto mutuo, no en la imposición unilateral.
Un paso más hacia la secesión encubierta
Esta exigencia lingüística no es un hecho aislado. Forma parte de un proceso más amplio: la creación de un “Estado catalán” dentro del Estado plurinacional. La exigencia de catalán obligatorio en Cataluña actúa como una frontera ideológica. Quien no se somete, no entra. Y quien entra, debe rendirse culturalmente.
Esto no solo afecta a ciudadanos que vengan de fuera, sino también a los propios catalanes castellanoparlantes, que verán recortados sus derechos y oportunidades si no adoptan la lengua del separatismo como única forma válida de expresión.
Mientras tanto, el Gobierno de Sánchez continúa su estrategia de supervivencia política. Pacta con quien sea necesario para mantenerse en el poder, aunque eso implique dinamitar el marco constitucional. El precio de su ambición es la unidad de España.
¿Dónde está la igualdad?
La Constitución Española garantiza el derecho de todos los ciudadanos a circular libremente por el territorio nacional y residir donde deseen sin ningún tipo de discriminación. Obligar al uso de una lengua concreta para ejercer ese derecho es una violación flagrante de los principios constitucionales.
Además, muchas personas que desean establecerse en Cataluña lo hacen por razones laborales o familiares, no por motivos políticos. Exigirles un nivel de catalán como condición para integrarse no solo es injusto, sino también contraproducente. Lo que se consigue con este tipo de políticas es el rechazo social, el resentimiento y la fractura.
La defensa de la lengua común es la defensa de nuestra patria común. La imposición del catalán es un paso más hacia la ruptura de España.
6 comentarios en «Ahora solo podrás vivir en Cataluña si hablas catalán: la condición de Puigdemont que ha pactado con el PSOE»
Compraré productos catalanes…cuando aprenda elcatalán.
Me parece estupendo. No quieren que hablemos español, pero cuando nos venden sus productos no les importa utilizar el idioma comun.
Evidentemente quienes se denominan todos los dias democratas son los verdaderos fascistas. El fascismo es la imposición de unas ideas sin dar opcion a otras formas de pensar y perseguir a quienes no sigan las consignas recibidas.
No estoy en contra del dialecto catalán ( a alguien se le ocurrió darle categoria de idioma para contentarlos). Es una riqueza cultural de aquella región como el andaluz es una riqueza cultural de los andaluces, porque si escribimos en andaluz no hay quien nos entienda, pero en esta tierra del sur tenemos la costumbre de escribir en español y hablar en andaluz y lo llevamos perfectamente y nos entendemos con todos nuestros conciudadanos.
Me parece muy bien que quieran que quienes alli vivan conozcan el catalán, pero imponerlo es un acto puramente fascista y más aún prohibir y perseguir como estan haciendo a quienes hablen en español, que aunque no les guste es el idioma oficial del Estado y aunque el gobierno titere y desvergonsado que tenemos se pliegue a todo lo que le pidan por tal de seguir manteniendo el poder y continuar haciendo tropelias diariamente en perjuicio del resto de España.
Soy originario de una comunidad de lengua castellana. Viví varios años en Cataluña, cuyo idioma aprendí, a tal punto que al irme tenía los títulos de profesor, traductor e intérprete de catalán. Recuerdo que unos días antes de las elecciones del 12 M del 2.000, en el diario “Avui”, portavoz de CiU, la escritora Isabel Clara Simó escribía lo siguiente: “ España es un grano que le ha salido en el culo a Cataluña, un grano que hay que rascarse el 12 M”. Unos meses después escribía “Queremos la independencia porque somos una nación rica en un estado pobre”.
Al irme de Cataluña tiré por la taza del retrete los mencionados títulos, después de haberme limpiado el culo con ellos. Y es que, ya puestos a insultar, que no me gusta, en la aldea global en que vivimos, no quiero hacer rica una lengua que no es pobre: ES MISERABLE.
Un escritor especialmente apreciado por los nacionalistas catalanes, Josep Maria de Sagarra, después de visitar el “barrio chino” de Barcelona, escribía lo siguiente: “Cataluña se está convirtiendo en un agregado de tribus ibéricas de la peor calaña”. Una escritora catalana, colaboradora habitual del diario de CiU, “Avui” y de TV3, con motivo de las elecciones generales de 12 de marzo del 2000 escribía: “España es un grano que le ha salido en el culo a Cataluña, un grano que hay que rascarse el 12 M”. Un 11 de septiembre, un representante de Herri Batasuna se dirigía a un grupo de independentistas catalanes lamentando tener que utilizar “la lengua de nuestros enemigos”. Al irme de Cataluña, después de haber pasado una década, me arranqué cuatro granos que me habían salido en el culo : mis títulos de profesor, corrector, traductor e intérprete de catalán.
Soy un charnego procedente de una comunidad de lengua castellana. Pasé la década de los noventa en Cataluña, cuyo idioma aprendí, hasta tal punto que al irme tenía los títulos de profesor de catalán, corrector, traductor e intérprete.
Recuerdo que en 1990 la Generalitat autorizó un libro de texto de ciencias sociales para octavo de EGB. En la portada se veía en la parte izquierda un tren en marcha hacia una Yugoslavia con sus diferentes repúblicas. En la parte superior se veía una enorme bandera catalana.
Al año siguiente cambiaron la portada.
Y QUIEN QUIERA ENTENDER QUE ENTIENDA. CONSEGUID ESTE LIBRO Y MOSTRADLO A LOS CIUDADANOS.