La Fundación Rockefeller previó que China sería el primer país en poner a su población en cuarentena y que Occidente impondría la mascarilla obligatoria y la medición de temperatura en los aeropuertos.
Pandemias mundiales que matan a millones de personas, cuarentenas obligatorias, confinamiento de las poblaciones, puestos de control de la policía y al ejército, tarjetas de identificación biométrica, y un mundo controlado por los gobiernos de arriba hacia abajo, con prácticas absolutamente dictatoriales…
No, no es el mundo actual, que reúne ya prácticamente todas estas características, implementadas con la pandemia del coronavirus, ya que ese mundo casi apocalíptico devastado por tantas lacras y horrores es un escenario para el futuro del planeta que diseñó en el año 2010 la Fundación Rockefeller, descrito en su estudio «Escenarios para el Futuro de la Tecnología y el Desarrollo Internacional», desarrollado en colaboración con la Global Business Network ―Global, ¡cómo no!―, empresa especializada en la planificación de escenarios y aprendizajes experimentales.
- Clever together: un mundo en el que las estrategias de coordinación entre Estados son exitosas y permiten afrontar futuros retos.
- Hack attack: la inestabilidad económica ha debilitado a los gobiernos y el crimen prolifera.
- Smart scramble: la depresión económica es generalizada y los Estados van saliendo al paso con medidas ad hoc sin mirar al futuro.
- Lock step: un mundo autoritario, con líderes cada vez más controladores y un rechazo ciudadano a la clase política en aumento.
Cuarentena en China
Lo cierto es que se aproximaron mucho a lo que ocurrió después. Pero aún hay más. El documento de la Fundación Rockefeller previó que los países desarrollados también iban a tener dificultades para contener al virus. «La política inicial de los Estados Unidos de ‘disuadir enérgicamente’ a los ciudadanos de que utilicen transporte aéreo, algo insuficiente que supuso la aceleración de la propagación del virus no solamente en EEUU, sino también a través de sus fronteras».
«Sin embargo, a algunos países les fue mejor», continúa, y señala a «China en particular«. «La rápida imposición y aplicación por parte del gobierno chino de la cuarentena obligatoria para todos los ciudadanos, así como el cierre instantáneo y casi hermético de todas las fronteras, salvará millones de vidas y detendrá la propagación del virus mucho antes que en otros países, permitiendo una recuperación pospandemia más rápida», se especifica.
Mascarillas en Occidente
La Fundación Rockefeller también anticipa en este informe que el Gobierno de China no sería el único en tomar «medidas extremas para proteger a sus ciudadanos del riesgo y la exposición al virus». «Durante la pandemia, los líderes nacionales de todo el mundo ejercerán su autoridad e impondrán reglas y restricciones herméticas, desde el uso obligatorio de mascarillas hasta controles de temperatura corporal en las entradas a espacios comunes como estaciones de tren y supermercados».
Control tras la pandemia
Incluso después de que la pandemia se desvaneciera, apunta el documento, «este control y supervisión más autoritaria de los ciudadanos y sus actividades se mantendrá e incluso se intensificará. Para protegerse de la propagación de problemas cada vez más globales, desde pandemias y terrorismo transnacional hasta crisis ambientales y aumento de la pobreza, los líderes de todo el mundo tomaron un control más firme del poder«.
Como se puede comprobar, la Fundación Rockefeller acertó con exactitud en muchos aspectos de la pandemia 10 años antes de que esta llegara a nuestra vida, y también dibuja unas líneas de lo que ocurrió a continuación. Una vez visto esto, y que el NOM ha sido el más beneficiado de la pandemia del Covid, muchos se plantean si este escenario fue casual o provocado.