Alrededor del 90% de los incendios forestales son provocados por el hombre
Pero a las élites globalistas en general y a la izquierda española en particular no le importan los datos, como tampoco parecen preocuparle mucho las soluciones que ofrecen quienes mejor conocen el medio rural. Y, como bien dijo Miguel del Pino, «los mantras no apagan incendios», de modo que la histeria de los últimos días solo sirve para contaminar más aún el debate público.
Así, aunque podríamos hablar de soluciones prácticas (limpieza de bosques, replanteamiento de la política forestal, refuerzo de las unidades anti-incendios…), lo único que quiere hacer el gobierno es seguir hablando de abstracciones ideológicas y la imposición de la agenda 2030. En efecto, lo único que quiere la élite globalista y la izquierda política y mediática para alcanzar esa utopía verde es hundir la economía de mercado a golpe de restricciones e imponer la agenda 2030. Y si para ello hay que mentir, alarmar o manipular no es problema.
Las advertencias de Lomborg
Vale la pena, pues, escuchar las advertencias del famoso escritor, profesor y ambientalista danés Bjørn Lomborg – autor del libro El ecologista escéptico. Frente a ese alarmismo, Lomborg defiende las políticas de adaptación.
Y para ello, el experto danés se ha sumergido en los datos de nuestro país y ha demostrado que, para empezar, España sufre seis veces más muertes por frío que por calor, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico, de modo que el alarmismo de los últimos días choca con los datos disponibles.
En relación con la adaptación a las temperaturas extremas, Lomborg también ha demostrado que el peso de los fallecimientos por frío o calor sobre el total de decesos que se registran en nuestro país ha bajado del 10% al 5% entre las décadas de 1990 y 2010, sobre todo porque la adaptación al frío ha revelado ser cada vez más eficaz.
A este respecto, el grupo de expertos climáticos de la Universidad Carlos III ha alertado de que las muertes por olas de calor van camino de ser insignificantes en términos generales, merced a la mejoría en el acceso a aire acondicionado y otras tecnologías o métodos de protección ante tales escenarios.
Y por supuesto, el cambio climático no mata. Lo que mata son los pirómanos y la administración que en vez de perseguirlos, sigue los mantras de la agenda 2030.
(Con información de Libertad Digital)