“No puedo eludir mi responsabilidad”
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó durante una entrevista en la Cadena SER que volverá a presentarse en 2027. “No puedo eludir mi responsabilidad”, afirmó con tono grandilocuente. Con esta declaración, Pedro Sánchez se convierte ya en una realidad política: una huida hacia adelante de quien se sabe rodeado de poder, de medios y de impunidad.
Este mentiroso compulsivo señaló, según sus palabras, “gozamos de un Gobierno estable”, convencido de que “la legislatura durará hasta 2027”. Lo dice un dirigente que ha demostrado una habilidad extraordinaria para mantenerse en el poder, entregando todo y humillándose a sus socios para seguir en la poltrona.
Sánchez: el poder por encima de todo
Durante la entrevista, Pedro Sánchez mostró su rostro más decidido. No dimitirá. Nadie le detendrá. Ni los escándalos judiciales que afectan a su entorno, ni las sospechas sobre la actuación corrupta de su esposa o hermano, ni el desgaste moral y corrupto de su Gobierno. Sabe que la justicia es lenta, muy lenta, y mientras tanto seguirá en el poder.
El mensaje de Pedro Sánchez suena a reto. No se conforma con los cuatro años actuales. Habla de “cuatro años más de avances”. En su boca, la palabra “avances” significa más cesión, más ideología, más sometimiento a los socios separatistas y comunistas que lo sostienen. Para él, el poder no se comparte: se prolonga, se conquista y se defiende.
Un Gobierno que presume de estabilidad mientras España se desmorona
“El momento histórico que estamos viviendo me invita a pensar que no puedo eludir mi responsabilidad”, proclamó el presidente. Palabras grandilocuentes que encubren una verdad más simple: Sánchez no quiere dejar el poder porque el poder le protege. Mientras las familias sufren, la sanidad se hunde y la inmigración desborda nuestras costas, el presidente piensa en su próxima campaña.
Afirma que su “Gobierno es eficaz y progresista”. Pero la realidad desmiente esa afirmación cada día. España se divide, la economía se ralentiza y la inseguridad crece. A pesar de ello, el aparato mediático, cuidadosamente domesticado, sigue repitiendo su relato. Así se construye el nuevo mito de Pedro Sánchez : el líder que nunca se marcha, aunque el país se hunda.
La disidencia controlada: el papel del PP
El presidente conoce bien a sus supuestos adversarios. “¿Y el PP?” Muchos españoles se hacen esa pregunta. La respuesta es tan inquietante como previsible: el PP actúa como una disidencia controlada. Representa una falsa oposición que protesta con moderación, pero nunca rompe el tablero que Sánchez domina.
Mientras el Gobierno impone leyes ideológicas, el PP mira hacia otro lado. Mientras se manipula la educación, se destruye la familia y se socava la unidad nacional, el PP se limita a matizar, a suavizar, a “consensuar”. Así se consolida el poder de Sánchez: con una oposición domesticada que legitima su avance.
La estrategia es clara. Sánchez sabe que su base socialista lo votará pase lo que pase. Controla los medios, buena parte de la judicatura y sectores del IBEX 35. Con esa red de poder, se siente invencible. El mensaje de Pedro Sánchez no busca convencer: busca intimidar. Es el anuncio de una continuidad autoritaria bajo el disfraz del progreso.
La España real frente al relato oficial
Frente al triunfalismo del Gobierno, la España real sufre. Los agricultores protestan, los jóvenes no pueden independizarse y las familias ven cómo su poder adquisitivo se derrumba. Pero nada de eso aparece en los informativos. Los medios afines al poder protegen al presidente y ridiculizan a quien osa cuestionarlo.
En este contexto, la reelección de Pedro Sánchez 2027 simboliza algo más que una candidatura: representa la consolidación de un sistema. El socialismo en España ya no pretende convencer. Pretende ocupar todos los espacios: mediático, judicial, económico y educativo. Y lo logra gracias a la indiferencia de una parte de la sociedad que ha renunciado a la responsabilidad cívica.
Pedro Sánchez representa la ambición sin límites de un hombre narcisista, egocéntrico, soberbio y mentiroso que se cree indispensable.